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Corruptio optimi pessima

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La generalizada opinión entre el resto de los españoles de que Cataluña cree ser uno de los territorios de España más dinámicos, más desarrollado, cosmopolita y europeo y culturalmente más moderno, viene de antaño.

La historia registra unos hechos que manifiestan el espíritu pionero de Cataluña. Catalán es el “llibre del Consulat del Mar”, pilar de toda la legislación marítima. En 1382 aceptó la “letra de cambio” más antigua del mundo. Creó el primer Banco de la historia, tres siglos antes que el Banco de Inglaterra, etc.

Cataluña siempre ha recibido de Madrid un trato privilegiado. En el siglo XIX los aranceles proteccionistas establecidos por el Gobierno de España permitieron el despegue de la industria catalana, una apuesta que relegó a otras comunidades. Aunque también hay que reconocer ímpetu y la capacidad de la burguesía catalana.
La primera línea férrea de España es la Barcelona-Mataró, en 1848. La Sociedad Española de Electricidad se creó en Barcelona, en 1881. La primera ciudad española con alumbrado eléctrico fue Gerona, en 1886.

En el siglo XX llegaron más ventajas competitivas para Cataluña. En 1943, Franco establece por decreto que sólo Barcelona y Valencia podrán realizar ferias de muestras internacionales.

A partir de 1959, con el Plan de Estabilización y los Planes de Desarrollo Económico y Social, Barcelona y su zona metropolitana, entre otras, fueron focos de atracción de población andaluza, castellana, extremeña y gallega, lo que junto al turismo contribuyó a transformar la economía catalana.

Seat, la única marca de coches española, se lleva a Barcelona. Otro hito son los Juegos Olímpicos del 92, un plató de eco universal, conseguido, concebido y sufragado como proyecto de Estado. Repsol, nuestra única petrolera, también pasará a manos catalanas. Los modelos de financiación autonómica se harán siempre a petición y atención de Cataluña. También es privilegiada en las inversiones de Fomento.
Sin embargo, la Generalitat siempre ha empleado los datos de las balanzas fiscales para trasladar a la opinión pública que Cataluña está maltratada fiscalmente. Pero en España existe un sistema tributario progresivo, y eso significa que los que más ganan pagan más impuestos. El PIB per capita actual medio es de 24.999 €, mientras Cataluña registra 29.036.

El supuesto expolio de 16.000 millones de euros anuales por parte del Estado español, ayuda a la búsqueda de fieles para la causa independentista, en los que ha calado el “España nos roba”.

La banca catalana, el Liceo, la ITV, el 3% etc., son pruebas incontestables de todo lo contrario: que quienes roban son los políticos catalanes a sus propios ciudadanos.

Admitiendo como mera hipótesis, que Cataluña era lo “mejor”, no cabe la menor duda de que desde, por lo menos, hace un par de años Cataluña es lo “peor”. El significado de este proverbio latino: "Corruptio optimi péssima", la corrupción de lo mejor es lo peor, refleja la justa valoración actual de Cataluña en el conjunto de los territorios españoles.

El Parlament y el Govern aprobaron el seis de septiembre de 2017 las leyes de Transitoriedad y Desconexión, estableciendo una legalidad paralela al margen de la Constitución; ejecutaron las medidas conducentes a que los catalanes ejercieran el derecho a decidir en una votación, que tuvo lugar el uno de octubre, no contemplada en el ordenamiento constitucional; la red de voluntarios de ACN y Ómnium hostigaron a la Guardia civil en la Conselleria de Economía y actuaron como correas de transmisión de la estrategia institucional contra el Estado; existen indicios de que se han invertido fondo públicos en actividades ilegales…

Estos son, entre otros, los hechos que se han materializado ante la Justicia española en presuntos delitos de sedición, rebelión, malversación de fondos y desobediencia, presunción que recae sobre miembros del Govern, Parlament, Mossos d'Esquadra y las plataformas Ómnium y ANC autores de una gigantesca operación de “agitación y propaganda” empujada emocionalmente, una descomunal patraña vía adoctrinamiento mediático, calificado acertadamente como la revolución de las mentiras. Un auténtico golpe de Estado televisado en directo contra la España constitucional y democrática, generando una quiebra social que tardará años en restablecerse.

Los más de treinta procesados son delincuentes con matrícula de deshonor, fugitivos cobardes, hazmerreir de la comunidad internacional. Lo dicho: la corrupción de lo mejor es lo peor.