Mr. Obama y la Sevilla picaresca

Plaza de España de Sevilla/ Flickr

Plaza de España de Sevilla/ Flickr

Por Daniel Bermúdez Boza

Hace unas semanas fue portada de todos los medios la inminente visita a España del Presidente de los Estados Unidos de América. Nunca antes un presidente de la mayor potencia mundial había visitado la ciudad de Sevilla, al menos mientras estuvo en ejercicio. Su llegada ha puesto la ciudad que vive a la orilla del Guadalquivir patas arriba.

El motivo de su visita no es otro que conocer la ciudad en la que su hija mayor, Malia, pasará unos meses perfeccionando su castellano. Es decir, Barack Obama, como un padre más, como cualquier otro progenitor indagará y dará el visto bueno del sitio donde residirá una de sus retoños.

Hasta aquí puede parecer todo normal, o al menos dentro de la naturalidad propia de un padre preocupado por su hija. Sin embargo lo característico de esta visita viene cuando ese padre reserva un hotel al completo para su estancia de 48 horas. Más aún cuando el hotel es el más lujoso y costoso de la capital de Andalucía por motivos de seguridad.

Como cualquier otro papá, Obama visitará la residencia que acogerá a su descendiente y al día siguiente dispondrá de la mañana libre para visitar la ciudad. Y es aquí cuando, junto con los mandatarios españoles, Barack podrá visitar los lugares más turísticos de Sevilla.

Desde que se conociera la noticia, han sido decenas las recomendaciones al presidente, que incluyen desde los más típicos lugares que se pueden encontrar en las guías internacionales. hasta los más recónditos rincones de la ciudad que solo los sevillanos conocemos. Por supuesto que no han faltado los “memes” invitando al máximo mandatario estadounidense a llevar a cabo según qué actividad en Sevilla.

Yo, como buen sevillano, no quiero ser menos. Por ello, me gustaría hacer algunas recomendaciones a Obama para su visita. Y es que el presidente va a visitar una ciudad que a lo largo de la historia ha vivido multitud de acontecimientos, además de recibir a personajes históricos de orden mundial como el mismo Cervantes. El autor internacionalmente conocido por El Quijote vivió en Sevilla. Pero no solo vivió, sino que también la vivió, formó parte de ella, y dejó huella en la misma. Ejemplo de ello, son las innumerables citas en las obras del “manco de Lepanto” haciendo referencia a lugares de la ciudad hispalense.

Estos escenarios se concentran en el entorno del centro histórico actual y de la época de finales del siglo XVI, momento en el que Cervantes residió en Sevilla. Así la Plaza del Salvador o la Cuesta del Rosario, son espacios por donde Cervantes se movía como recaudador de impuestos. Empleo encomendado por la Corona que no le trajo pocos problemas, hasta el punto de acabar con los huesos en la Cárcel Real de Sevilla situada en la también citada Calle Sierpes, lugar donde se dice que pudo comenzar a escribir su obra maestra. A Obama le puede interesar esto porque no fueron pocas las veces que Cervantes solicitara a la Corona viajar a la Indias, sin mucho éxito en sus peticiones. De haberlo hecho quien puede negar que hubiera escrito, o terminado allí “El Quijote”, y ser el continente americano el difusor de esta joya de la Literatura universal.

En el recorrido que decida el presidente, o decidan por él, debería pasar por los lugares citados en “Rinconete y Cortadillo” y alguien debería contarle al presidente las pícaras amistades del escritor que dieron lugar a una no muy buena fama en la ciudad. También tendría la oportunidad de pasar por la Catedral de Sevilla donde en su lateral donde se ubica la “Puerta del Perdón” en calle Alemanes encontrará la ventana donde los “pecadores” que acercaban durante veinticuatro horas a “curar sus almas” tras una noche de lujuría a pocos metros. 

Y para terminar, a solo diez minutos en coche de la capital puede visitar el pueblo de Santiponce, donde podrá encontrar la Ciudad Romana de Itálica, fundada en el 206 a.C. siendo testigos del nacimiento en ella de dos emperadores romanos como fueron Adriano y Trajano, tal y como relata Apiano de Alejandría: “Fue en esta época, poco antes de la Olimpíada 144, cuando los romanos comenzaron a enviar cada año a las naciones conquistadas de Hispania dos pretores, en calidad de gobernadores o supervisores del mantenimiento de la paz. Escipión dejó allí un pequeño ejército, el más propio de un tiempo de paz, y avecindó a los soldados heridos en una ciudad que, del nombre de Italia, llamó “Itálica”.

En fin, espero que Obama pueda disfrutar de esta ciudad, impregnarse de sus siglos de historia (y de sus historias). Quién sabe, lo mismo este artículo llega a Mr. Obama…