La queja de una vecina de Zaragoza ante la subida de la cesta de la compra: "Ni que los huevos fueran de oro"

Ir de compras suele ser un plan para disfrutar. Sin embargo, hacer la compra, desde hace un tiempo, se ha convertido en un motivo casi para llorar. “Los precios están por las nubes”, se queja una vecina de Zaragoza en un supermercado del centro de la ciudad.

Ese "por las nubes" se traduce en cifras concretas: la cesta de la compra ha subido un 10% en el último año. José Ángel Oliván, presidente de la Unión de Consumidores de Aragón (UCA), explica que el verano es especialmente inflacionista. “En esta época del año vienen muchos turistas a España, hay más gente y el precio de los alimentos se encarece”, señala.

Este año, los productos que más han subido son el café, los huevos y la fruta fresca. “¡Ni que los huevos fueran de oro!”, exclama un señor al salir del supermercado cargado con bolsas.

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Ya en marzo se hablaba de un incremento del 25% en el precio de los huevos, que pasaron de 2,10 a 2,60 euros la docena. Si echamos la vista más atrás, la subida acumulada en los últimos cuatro años supera el 69%.

Las razones detrás de este encarecimiento son múltiples. Por un lado, una mayor demanda y una oferta ajustada debido a cambios en los sistemas de producción y a un aumento de las exportaciones. Por otro, la crisis de gripe aviar ha obligado a sacrificar a miles de gallinas en países como Estados Unidos o en el norte de Europa. Además, la nueva normativa que exige más espacio para las aves y menos hacinamiento también ha impactado en los costes de producción.

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“La cesta de la compra ha tenido una subida en el último año por encima de la inflación”, reconoce Oliván. “La inflación está más o menos en el 3% y, sin embargo, la cesta puede estar en torno al 10%”, sentencia.

Eso sí, no todos los productos se comportan igual. “Han subido los huevos y el café, pero prácticamente se han mantenido igual las patatas, los macarrones o el arroz”, matiza.

Un caso llamativo es el del aceite de girasol. El año pasado fue el aceite de oliva virgen extra el que alcanzó precios desorbitados; este año, en cambio, el aceite de girasol se ha encarecido un 17%. “Que se haya subido el aceite de girasol sí que tiene importancia. Los consumidores hemos pasado de consumir prácticamente en exclusiva aceite de oliva a que ahora la norma en las casas sea un mix”, explica Oliván. El aumento de la demanda ha presionado también su precio al alza.

Aun con estas subidas, los expertos insisten en que no estamos ante una situación crítica. Mientras los salarios sigan el ritmo de la inflación y el empleo continúe en niveles altos, las familias pueden ajustar sus prioridades sin que su economía entre en tensión.