Demolición de la icónica chimenea de la central térmica de Andorra.

Demolición de la icónica chimenea de la central térmica de Andorra. Europa Press

Teruel

Andorra, cinco años después del cierre de la Central Térmica: “No se ha cumplido lo que prometieron”

La localidad turolense ponía fin a toda una historia minera tal día como hoy hace cinco años.

Instituciones y trabajadores lamentan la pérdida de todo el empleo ligado a la Central y la tardanza en abordar los planes de acompañamiento.

Más información: La térmica de Andorra, a punto de dar carpetazo definitivo a su desmantelamiento tras 1,4 millones de horas de trabajo

Zaragoza
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El 30 de junio de 2020 quedará marcado como una de la fechas clave en la historia de Andorra. Hace hoy cinco años, la histórica localidad turolense se despedía de cuatro décadas ligada a la minería del carbón y abría una nueva etapa más orientada a las energías renovables y limpias, y con la promesa de atraer nuevos proyectos que dieran una vuelta a la localidad.

Sin embargo, hoy, 30 de junio de 2025, la realidad es bien distinta a la que se prometió en su día. Finalizado el desmantelamiento de la planta, y con dos grandes parques fotovoltaicos conectados a la red, en la localidad se echan en falta grandes proyectos que suplan todo el empleo que se perdió con el cierre de la central.

Junto al macroproyecto de renovables, Endesa presentó un ambicioso plan de acompañamiento que llegaba a todos los sectores de actividad, pero que todavía no ha visto todo su esplendor. “A día de hoy, no está desarrollado. Todos los compromisos de inversiones en el sector agrario o industrial están todavía sin hacer. Así difícilmente vamos a crear puestos de trabajo”, lamenta el alcalde, Rafael Guía.

El plan incluye siete proyectos renovables hibridados, dos de almacenamiento con baterías, uno de hidrógeno verde y un compensador síncrono, que “sí son los que crean empleo”. “Las plantas fotovoltaicas crean empleo en el momento de la construcción, pero luego operan con muy poco personal”, incide el edil.

Por ello, Guía exige al Ministerio para la Transición Ecológica que tome partida y exija a Endesa que cumpla con el Plan de Acompañamiento que prometió. “Endesa transmite que, hasta que no tengan la declaración de impacto ambiental de los siete parques hibridados, no hará la inversión. Han pasado cinco años desde el cierre y no se han cumplido las expectativas que se nos dijo que iban a hacer”, remarca el alcalde.

“Peor que en 2020”

Alejo Galve fue trabajador de la Central Térmica durante tres décadas y presidía el Comité de Empresa cuando Endesa comunicó el cierre. Hoy, siente que la situación es “peor” que en 2020. “No ha llegado absolutamente nada. No hay ninguna industria nueva, pero del Nudo Mudéjar no hay nada”, denuncia.

En los meses previos a ese cierre, una de las prioridades de los sindicatos era el mantenimiento de los empleos. Unas 350 personas trabajaban en la Central en el momento del cierre, una época en la que, además, no estaba ni cerca de su máximo pico de actividad, pero esa cifra que vislumbra hoy muy lejana. “Con el desmantelamiento se acabó. El empleo se ha perdido y va a costar mucho recuperarlo. Hay 15 trabajadores en las dos plantas solares”, detalla Galve.

Este desánimo se percibe en las calles de la localidad, que se ha mantenido estable en torno a 7.200 habitantes en este lustro. “Hubo una temporada en la que, con el montaje de los parques, ha habido más movimiento, pero, cuando ha terminado, se nota en los bares y tiendas. Hay gente que ha tenido que irse”, señala Galve.

La esperanza se llama Catalina

Mientras tanto, en estos años, otros proyectos han elegido Andorra para instalarse, abriendo la puerta a una economía más diversificada. La fábrica de madera de JV20 Forest, MBC Factory o Mariano López Navarro ya han creado entre 60 y 70 empleos.

La gran esperanza es el proyecto Catalina, una iniciativa de Enagás y el fondo danés Copenhagen Infrastructure Partners (CIP), y supondrá la construcción de una planta de producción con un electrolizador de 500 megavatios de potencia, que llegarán a los 2.000, para obtener el hidrógeno a partir de agua. “Si fructifica, supliría con garantías el empleo perdido en estos años en la zona”, destaca Guía.