Miguel Martínez, empresario, sobre las viviendas prefabricadas: Están terminadas en 6 meses

Miguel Martínez, empresario, sobre las viviendas prefabricadas: "Están terminadas en 6 meses"

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Miguel Martínez, empresario, vive junto a su familia en una vivienda industrializada: "En siete meses estaba acabada"

El cofundador de ZAR nos enseña su casa a las afueras de Alicante: "La principal ventaja es la reducción en los tiempos de ejecución".

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Alicante
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La escasez de vivienda asequible y la creciente falta de mano de obra cualificada en la construcción están acelerando un cambio de paradigma en el sector.

La obra tradicional, cada vez más lenta y dependiente de equipos difíciles de encontrar, convive ahora con un modelo que gana fuerza en España: la construcción industrializada.

Este sistema permite reducir drásticamente los plazos de ejecución, controlar los costes y disminuir la necesidad de personal en obra.

Casa nueva en 7 meses

En este contexto, desde EL ESPAÑOL de Alicante hemos visitado una de estas viviendas industrializadas, ubicada en la zona de Rabasa (Alicante). Su propietario y director técnico comercial de 'ZAR Obras y Servicios', Miguel Martínez, nos ha mostrado cómo se construye y se vive en una casa levantada íntegramente con sistema Steel Frame.

La vivienda , concebida industrializada desde su origen junto a Salva Moret Architecture y BIM Studio, es hoy uno de los estandartes de ZAR. Martínez revela que el tiempo total de ejecución fue de "siete meses", una cifra que contrasta radicalmente con los plazos habituales de la obra tradicional.

"Solo tardamos aproximadamente un mes en tener toda la estructura levantada, incluyendo los forjados y los cerramientos", explica.

El uso de acero ligero y la preconstrucción mediante BIM permitieron anticipar interferencias, prever instalaciones y agilizar la ejecución. Algo que, según Martínez, marca una diferencia decisiva respecto a la forma tradicional de construir.

Plazos reducidos a la mitad

El empresario subraya que la auténtica ventaja no es el precio, -tiene un ahorro del 2 o 3% con respecto a la vivienda tradicional, sino el tiempo.

"Una construcción de características similares podría tardar entre 12 y 14 meses de forma tradicional. Con este método se consigue reducir a la mitad el tiempo de ejecución".

Para los promotores, esta reducción es clave: "Permite mover el dinero y hacer dos inversiones con el mismo capital en el tiempo que antes requería solo una".

Sistema 2D: más eficiente

Martínez explica que ZAR se desmarca del sistema modular 3D tradicional por razones logísticas y económicas: "El 3D es más caro porque se termina transportando aire al mover módulos completos".

Por ello optan por un sistema industrializado 2D, basado en paneles Steel Frame y soluciones como las de Termochip Housing. "Los precios son similares o un poquito inferiores a una construcción tradicional", describe.

Además, se obtiene más superficie útil: mientras un muro tradicional puede alcanzar los 35 cm de espesor, en Steel Frame queda en 22 cm.

Otras ventajas

Más allá de los tiempos, Martínez destaca ventajas saludables y medioambientales: "Al ser una construcción en seco, el ambiente interior es mucho más saludable, mucho más sano".

Por otro lado, en sostenibilidad, el cambio también es profundo: "Gracias a BIM, la preconstrucción reduce errores y residuos".

Una vivienda como la de Rabasa genera solo dos contenedores de escombro, frente a los 16 de la obra tradicional.

"La diferencia fundamental no es el coste, que es anecdótico. La verdadera ventaja es el plazo y la certidumbre en costes. Las desviaciones son lo que más asusta a cualquier autopromotor", insiste.

"Los paneles se fabrican en fábrica y el acero trabaja con tolerancias de más/menos 2 mm. En la obra tradicional los milímetros no se conocen, se trabaja a palmos".

Quién compra industrializado

El perfil del cliente es variado, aunque predominan personas de más de 40 años con capacidad económica solvente. La subida de precios ha sido notable: "El ratio está en torno a los 2.000 €/m2. Antes de la pandemia era de 1.400 €/m2".

La mayoría de clientes son españoles, y los proyectos suelen ser viviendas unifamiliares en periferias bien comunicadas.

ZAR trabaja principalmente en la Comunidad Valenciana, aunque ha ejecutado proyectos en Madrid y Girona. Entre los actuales: 17 adosados en Catarroja (inicio en 2026), una vivienda unifamiliar en Riba-roja, otra de tres plantas en Campanar y varios aularios para la Universidad de Valencia.

Sobre el futuro del sector

Martínez recuerda una frase que pronunció hace más de una década: "La construcción será industrializada o no será".

Y asegura que el tiempo le está dando la razón. Los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), por ejemplo, contempla entre 10.000 y 15.000 viviendas industrializadas anuales en la Comunidad Valenciana en los próximos años.

Además, la industrialización parcial ya se aplica a fachadas o módulos de aseos completos. La falta de mano de obra en construcción tradicional está acelerando esta transición: "La gente prefiere trabajar en una fábrica que a la intemperie".

Para combatir la crisis de vivienda, Miguel Martínez apuesta por alianzas público-privadas y proyectos repetitivos:

"Hacer una única vivienda es un prototipo que coges y tiras a la basura porque no lo vuelves a repetir. Al trabajar en serie, se reducen errores y se abaratan costes".

ZAR también aplica desde hace cuatro años la metodología Lean Construction, alineada con la industrialización y enfocada en la cadena de suministro, la construcción por componentes y la reducción de residuos, siguiendo principios como las 5S de Toyota.