Macarena Lajo y Nuria, una voluntaria de Asoka.
Macarena Lajo, animalista: "Nos han llegado casos de dueños que venden su casa con el perro dentro"
En 2024, se recogieron más de 292.000 perros y gatos; los cambios de domicilio y los traslados de las familias, son uno de los principales motivos de abandono.
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En 2024 se abandonaron en España más de 292.000 perros y gatos. Es la cifra más alta de los últimos cinco años, y una señal clara de que el abandono de animales de compañía sigue siendo una herida abierta en la conciencia colectiva.
Según el estudio 'Él Nunca Lo Haría' de la Fundación Affinity, este fenómeno no solo persiste, sino que ha vuelto a crecer tras el descenso puntual que se produjo durante la pandemia.
Uno de los factores que más peso ha ganado en los últimos años es el problema de la vivienda. Las mudanzas o los traslados de domicilio ya son la tercera causa de abandono, por detrás de las camadas no deseadas y la pérdida de interés por el animal.
"Lo de siempre"
Desde la protectora Asoka en Alicante, su presidenta, Macarena Lajo, constata a EL ESPAÑOL esta tendencia con crudeza.
"Siempre hay abandonos, eso no cambia. Pero el problema de la vivienda es cada vez más frecuente", afirma.
Y lo dice con conocimiento de causa: muchas de las historias que llegan a sus manos tienen que ver con personas que, al mudarse, ya no encuentran un lugar para su mascota.
Uno de los requisitos que exige la protectora para entregar un animal en adopción es un justificante del casero si la persona vive de alquiler.
"Nos ha pasado que alguien adopta un perro, luego se muda y no encuentra piso donde le permitan tenerlo. El animal acaba volviendo a la protectora", lamenta Lajo.
Es un patrón que se repite, especialmente cuando las personas cambian el campo por la ciudad.
"Es muy fácil tener un perro en el campo, donde no hace falta sacarlo a las siete de la mañana. Pero cuando se mudan a un piso, dicen que el perro no se adapta. En el 90% de los casos es mentira", denuncia.
Los testimonios que recoge Asoka son cada vez más extremos. Macarena Lajo recuerda con incredulidad el caso de una familia que vendió su casa de campo… y dejó a los perros dentro. "Nos han llegado casos de dueños que venden su casa con el perro dentro", afirma.
Otro caso que ilustra hasta dónde puede llegar la irresponsabilidad ocurrió cuando un hombre dejó a su gato encerrado durante dos meses tras mudarse a Argentina.
Fue la inmobiliaria la que, al no obtener respuesta del propietario, acabó alimentando al animal y avisando a Asoka.
"Cuando entramos a por el gato estaba más solo que la una. Ahora está en cuarentena, asustado, pero por lo menos está a salvo", relata Lajo.
En situaciones como esta, el microchip es clave. Pero, según los datos de Affinity, tres de cada cuatro animales recogidos en 2024 no llevaban identificación.
Sin chip, denunciar al responsable se vuelve casi imposible. "Sabemos que era suyo y la inmobiliaria también, pero si no hay chip ni pruebas, legalmente no puedes hacer nada", señala.
Las excusas, de manual
Más allá de las mudanzas, la protectora escucha a diario excusas de todo tipo. Algunas se repiten hasta la saciedad.
"Te dicen que ya no tienen tiempo, que han tenido un hijo, que son alérgicos o que no pueden permitírselo económicamente", resume Lajo. En el fondo, casi siempre hay una misma raíz: falta de previsión.
"Tener un animal sano hoy no significa que no vaya a enfermar en el futuro. Hay que ser consciente del compromiso que supone", subraya.
Un problema estructural
Los datos del estudio de la Fundación Affinity son demoledores. En 2024, las protectoras recogieron más de 173.000 perros y más de 118.000 gatos.
En el caso de los perros, la cifra ha aumentado un 7% desde 2020. Entre los gatos, el crecimiento fue más leve, pero igualmente preocupante: un 2% más respecto al año anterior. El abandono afecta a animales de todas las edades, razas y procedencias.
Las camadas no deseadas fueron el motivo más citado por los centros de acogida (16%), seguidas de la pérdida de interés (14%) y los traslados de vivienda (12%).
Le siguen el fin de la temporada de caza, los problemas de comportamiento y las dificultades económicas.
Además, solo el 25% de los perros y el 5% de los gatos que llegaron a las protectoras en 2024 estaban correctamente identificados. Sin microchip, las posibilidades de recuperar un animal perdido se reducen drásticamente.
Alicante, una excepción relativa
En este contexto sombrío, Lajo reconoce que Alicante es, al menos, una zona donde el abandono adopta formas algo menos crueles.
"Colaboramos con protectoras en otras zonas, como Lorca, donde cada semana aparecen animales vagando por la calle en condiciones lamentables. Aquí, al menos, suelen venir a dejártelos. Pero la irresponsabilidad es la misma", sentencia.