Ayer se pronunció el pregón que inicia les Fogueres 2023. Unas fiestas marcadas tras resolver una de las incógnitas de las elecciones municipales y, por otra, abrir el melón de los comicios a la Federación de Hogueras que, caso de concurrir más de una candidatura, se celebrarán a principios del mes de agosto.

De un lado, la amplia victoria del Partido Popular en la capital, ratifica a Luis Barcala como primer regidor con una mayor disposición de ediles, cercano a la mayoría absoluta. Los festeros que intentaban vislumbrar quien ocuparía la concejalía de Fiestas, parece que ya tienen una respuesta. Probablemente será Cristina Cutanda quien asuma dicha responsabilidad.

Sorprendía la inquietud existente en torno a dicha figura, cuando fuera quien fuera la persona responsable del área, lo normal es que sus tareas sean la coordinación de todas nuestras celebraciones, intentar agilizar su burocracia, proponer elementos enriquecedores, superiores apoyos económicos y, sobre todo, dejar ir a su aire a las diferentes entidades festivas de la ciudad. Solo espero que, especialmente este último enunciado, se recupere con fuerza en la nueva legislatura.

Y nos queda el otro tema, que estoy seguro va a protagonizar muchas tertulias, e incluso va a generar no pocas visitas nocturnas sorpresivas, estas cercanas fiestas. Actualmente se baraja la posible concurrencia de hasta tres candidaturas en la cita electoral de agosto. La lejanamente anunciada de David Olivares. La mucho más cercana en su anuncio, encabezada por el aún edil José Ramón González. Y, finalmente, la intención de la actual presidenta, Toñi Martín-Zarco, de revalidar el cargo.

De entrada, se observa un enorme hándicap, si esta terna se confirmara, obligando a reclutar 96 festeros, con las consecuencias que albergaría de ruptura humana en unas comisiones muy sensibles -se ha demostrado en reiteradas ocasiones- antes estos procesos electorales.

Todo ello se viene heredando desde la irresponsable ampliación de la entidad aprobada en el ejercicio 2011/2012, que permitió pasar de sus poco más de 20 titulares a los 32 actuales. Nada se ha mejorado en el funcionamiento de la misma y sí, por el contrario, su representatividad se ha visto menguada, al margen de crear, elección tras elección, tensiones marcadas al reclutar a candidatos con la única intención de captar votos.

¿Y qué se observa hasta la fecha en cada uno de estos candidatos? De la actual mandataria resulta evidente que ha sacado la máscara de la empatía de su mesita de noche, tras olvidarla allí durante toda su legislatura -la comida del pasado sábado fue un perfecto ejemplo de ello-. Por parte de David Olivares -con un equipo delimitado hace meses, lo cual en sí mismo ni es positivo ni negativo- se observa una cierta inseguridad, expresada en una obsesiva búsqueda del votante, pudiendo generar un efecto contrario al deseado.

Finalmente, González es el que aparece más rezagado en el sendero, máxime cuando estamos hablando de número amplio de candidatos, y quedan unas ocho semanas para cerrar las candidaturas.

Eso sí, si estas tres listas se confirman, las apuestas van a resultar apasionantes, ya que el tablero aparece inédito. Sin embardo, creo que el abanico de la Fiesta no da para más de dos. Por otro lado, uno apelaría por el temple. Por ofrecer imagen de solvencia. Dejarse de trilerismos al consolidar el voto. Y pensar, sobre todo, que tras los comicios se encuentra algo tan importante como el nuevo rumbo de nuestras Fogueres.