
El Barranc de l'Infern de Alicante.
Parece el Gran Cañón pero está en Alicante: el lugar favorito de los excursionistas
El Barranc de l'Infern es una de las joyas naturales con más actividad de senderistas y barranquistas de la provincia por sus formaciones rocosas.
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La belleza de las formaciones rocosas, manantiales, paredes y lagunas del Barranc de l'Infern, el Gran Cañón alicantino, seduce a centenares de excursionistas cada año por su gran valor geológico.
El barranco se enmarca entre las comarcas de La Safor, El Comtat y La Marina Alta y está atravesado por el río Girona. Es uno de los espacios naturales más espectaculares de la provincia, y sus formaciones rocosas de piedra caliza, con nueve zonas de descenso vertical (rápeles), lo convierten en una visita obligada para los amantes de la naturaleza.
Se ubica en la localidad de Vall de Ebo, un pequeño pueblo de menos de 300 habitantes, y se caracteriza por su formidable formación bien pulida, con roca caliza blanquecina, sus estrecheces, su gran profundidad y su valor hidrológico.
En este paraje, los excursionistas alicantinos y los llegados de otros puntos de la Comunitat Valenciana practican barranquismo y senderismo durante todo el año.
El lugar más emblemático de la zona lo conforma un tramo de barranco de difícil acceso que transcurre entre pozos profundos, cantos rodados y toboganes naturales cuya profundidad parece infinita, motivo por el cual ha merecido el nombre de Barranc de l'Infern. A la salida del cañón, la erosión del río ha esculpido una amplia bóveda natural de enormes dimensiones.
El recorrido es un lugar especial para los amantes del barranquismo con 9 km de saltos, cascadas y marmitas, requiere destreza y conocimientos de espeleología, ya que hace necesario el uso de material de escalada.
"Infern" es la voz popular con la que se ha denominado a inhóspitos parajes preservados por la fuerza inabarcable de la naturaleza, espacios de los que emana el insondable misterio de lo desconocido y donde la vida no es posible.
La zona también cuenta con una ruta considerada la Catedral del Senderismo. Se trata de una ruta circular de unos 15 kilómetros, con 6.600 escalones llenos de historia a cada paso.
Se necesita un alto nivel y cierta experiencia debido a sus desniveles a lo largo del recorrido. La duración estimada para recorrer los escalones infinitos es de 6 horas y 45 minutos aproximadamente. La ruta suele comenzar desde Fleix y Benimaurell, a 400 metros de altura. Seguidamente, se desciende hasta los 200 metros, para luego subir hasta los 550 metros.