Augusto Pinochet, Salvador Allende y Pedro Almodóvar en el repaso que hace Ricardo Valenzuela.

Augusto Pinochet, Salvador Allende y Pedro Almodóvar en el repaso que hace Ricardo Valenzuela. M.H.

Cultura

Comunismo, homofobia y de Pinochet a la movida de Madrid, el increíble viaje de Ricardo hasta Alicante

Vive desde hace 12 años en Dénia desde donde publica la novela que recorre los años del Gobierno de Allende hasta la dura llegada de la dictadura militar.

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Alicante
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Ricardo Valenzuela vive en Dénia desde 2013 y es en esta localidad al norte de la provincia de Alicante desde donde escribe El retrato de Lenin, un libro con que recorre el paso del Gobierno de Salvador Allende a la represión militar de Augusto Pinochet desde el punto de vista de una pareja de jóvenes homosexuales.

Al empezar la entrevista puntualiza que esta obra que partió de un taller de escritura en la Marina Alta es ficción, pero en su vida hay tantas aventuras como para novelarla. Por eso, incorpora elementos biográficos aunque también resume experiencias de muchas personas para crear a sus protagonistas Omar y Claudio.

Su motivación para escribir esta novela, que está disponible digitalmente en las principales plataformas y en físico en Amazon, fue recuperar años cruciales en la historia de Chile con la perspectiva LGTBI. Un viaje que él mismo tardaría en hacer, puesto que no salió del armario, como cuenta, hasta 1984.

Tenía 40 años y vivía en Madrid, a donde había llegado con su esposa y dos hijos. Una ciudad que estaba viviendo su revolución cultural con la Movida y que también retrata en Laberintos de pasión, uno de los cuentos que incluye en el volumen y que homenajea al Almodóvar de la época con quien llegó a coincidir.

Ese sería el inicio de una nueva etapa de su vida. Pero antes tuvo que pasar por cambios políticos que vivió en primera línea como miembro de las Juventudes Comunistas de Chile desde 1964, con 19 años. Llegó a ser miembro de su dirección y del Comité Central.

Años también en los que su militancia, ocultaba su homosexualidad porque prevalecía la autocensura. "Era inviable reconocerse como homosexual y tener una actividad abierta por una especie de bullying teórico que había", recuerda, "en el sentido de cómo se mencionaba a ese tipo de personas".

Y en esa época, recalca, "homofobia como la derecha lo establece, nunca lo hubo" bajo el Gobierno de Allende. "No hubo ninguna persecución o algo así", reitera. Lo que sí pasó y lo retrata en el libro es la primera manifestación del colectivo LGTBI en Chile.

Era el 22 de abril de 1973, cuatro años después de las revueltas de Stonewall en Nueva York, cuando un grupo de "travestis, porque eran los únicos que que se atrevían a aparecer públicamente", protestaban por el acoso policial, redadas, golpes y humillaciones que sufrían.

La prensa izquierdista de la época recogió los hechos con comentarios homofóbicos: "Los maricones se tomaron el centro" o "Las locas perdidas se reunieron para exigir poder casarse. Con razón un viejo propuso rociarlos con parafina y tirarles un fósforo encendido".

Del 11S a la Movida

Una violencia a una minoría que anticipaba la de la mayoría. Cinco meses después de esa manifestación, el 11S Allende se suicidaba antes de que los militares de Pinochet asaltaran la casa presidencial.

Es el paso a la zona más dura del libro y que él vivió en sus carnes, preso tras el golpe. "Si no lo hubiera vivido, no habría podido contar de esa manera", afirma.

Consiguió escapar y estuvo en Francia entre 1974 y 1978 hasta que decidió iniciar una nueva etapa en el Madrid que pasó de la Transición a la Movida. "Participé mucho en ello porque estaba metido ya en el ámbito de la gastronomía" gracias a locales que abrió, como el Café de Maravillas.

Por aquellos locales pasaron Almodóvar, Paco Clavel, Loles León, Bibiana Fernández o Rosario Flores, entre muchos otros. Nombres que reflejaban una forma diferente de vivir y que le acabarían llevando en lo personal a salir del clóset, como así refiere.

Con el fin de la dictadura volvió a su país donde vivió hasta que para su jubilación decidió regresar a España y quedarse en Dénia, un municipio que conoció gracias a un amigo que tenía un piso. Lo visitó y se enamoró del lugar, aunque también mantiene el contacto habitual con Chile.

Presentar ahora el libro es "una catarsis" en la que Alicante ha tenido un papel crucial. Antes del mencionado taller de escritura, Ricardo no se sentía capaz de escribir una carta ni "nunca se me habría ocurrido escribir" un libro "para que los jóvenes comunistas actuales conozcan esa historia".