Terencio Pérez y Kitín Muñoz reúnen los testimonios de los boinas verdes en misiones como esta de Afganistán.

Terencio Pérez y Kitín Muñoz reúnen los testimonios de los boinas verdes en misiones como esta de Afganistán. MOE

Cultura

De Perejil a Kabul, los boinas verdes de Alicante cuentan por primera vez sus misiones

Los soldados del Mando de Operaciones Especiales en Rabassa hablan de sus experiencias en primera persona dentro del Ejército.

27 septiembre, 2022 06:07
Alicante

"Nunca jamás se ha escrito de los boinas verdes por nosotros mismos". Así resume Terencio Pérez lo que supone el libro que ha coordinado con Kitín Muñoz donde los militares del Mando de Operaciones Especiales cuentan sus experiencias. Y esos testimonios que surgen desde el cuartel de Rabasa en Alicante forman parte de la historia militar de España, desde Perejil hasta Kabul.

Pérez, comandante retirado de los MOE, ha liderado este proyecto que da voz a los hombres y mujeres que hasta ahora no habían hablado. Y el propósito de hacerlo es recaudar dinero para sacar adelante la fundación Roble y Machete, dedicada a este cuerpo del ejército español.

Boinas verdes españoles presenta 22 historias que han recogido Pérez y Muñoz, quien hiciera el servicio militar con él. Y la idea se pergeñó en la Explanada de Alicante. "Empezamos a hablar y a ver batallitas y pensamos que por qué no hacer el libro sobre las misiones qué se podían contar", recuerda tras su reciente presentación en Benidorm con la fundación Mediterráneo.

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Una vez tenían claro qué contar faltaba ver si conseguirían el permiso del propio ejército. Y esa fue la parte más sencilla. Pérez y Muñoz le presentaron su idea al general jefe García-Almenta. "Le pedimos permiso para que nos autorizara a movernos dentro de la base para que la gente contara su relato", indica. Dos precauciones tomaron en particular: tenían que ser misiones que no fueran secretas y que fueran de hace años.

Todos tenían claro dos objetivos que se conseguían al llevarlo adelante. El primero, que con lo recaudado se conseguía apoyo económico para los militares que lo necesitaban, como por ejemplo en su vuelta a la vida civil o para la educación de sus familiares. El otro, "nos dará a conocer en la calle". Como señala Pérez, "la gente se dará cuenta de que en España hay un determinado tipo de soldado que se la está jugando permanentemente y que no sale en los tabloides ni los periódicos ni en ningún sitio".

En la forma de hacerlo tenían claro que debían aprovechar la fuerza pura del testimonio. Sin intermediarios esta vez. Hombres y mujeres contando los esfuerzos que implica la vida militar, desde los cursos de formación hasta lo que supone perder a tu pareja en un conflicto armado.

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A sus 68 años, el comandante retirado reconoce la emoción que sintió al escuchar de viva voz algunas de esas historias. Entre ellas, las de tres mujeres "que son referentes entre las mujeres en el Mando de Operaciones Especiales". Entre ellas, "la primera mujer que se puso una una boina verde, que era una teniente médico". En otra se pone en valor el esfuerzo de ser madre con formar parte de este exigente cuerpo. Y la última presente, "una viuda que perdió a su marido en un desgraciado conflicto en Irak".

Y ahí recalca la intensidad de lo que se encontrará quien lea Boinas verdes españoles. "Son historias duras porque hay muertos, nuestros y de los de enfrente también", señala. Con páginas en las que se describen las emboscadas o el cómo se consigue salvar una situación cuando parecía imposible "porque no lo puedes explicar cómo has salido de ese sitio donde les están lanzando granadas de todo tipo y están los vehículos ahí atascados en medio del barro".

En esa forma de presentarlo, también recogen las dudas que siente el soldado mientras están recibiendo el fuego enemigo "y al ver el reloj piensan 'joder, en este momento mi mujer está yendo a recoger a los niños'". Ese momento en el que la cotidianidad privada se cuela en una operación militar de alto riesgo es duro de escuchar, reconoce el comandante, que también destaca lo gratificante por sentir el trabajo bien hecho.  

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