El Gobierno ultima los preparativos para organizar el próximo 9 de diciembre en Alicante la Cumbre Euromediterránea (9MED), que fue aplazada hace dos semanas por la covid del presidente español, Pedro Sánchez, con la participación de mandatarios de nueve países europeos de la ribera mediterránea.

Según han informado a EFE fuentes de la organización este jueves, esa cumbre está previsto que se celebre el viernes 9 de diciembre y en principio contará con los presidentes o jefes del gobierno de Portugal, Francia, Italia, Grecia, Malta, Chipre, Eslovenia y Croacia, además de Sánchez.

La cita inicial se iba a desarrollar el pasado 30 de septiembre en las instalaciones de la Ciudad de la Luz de Alicante, pero 24 horas antes fue aplazada por un criterio de precaución debido al positivo de coronavirus del presidente español, que ejerce de anfitrión.

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A esa reunión también estaba confirmada la asistencia de la presidenta de la Comisión, Úrsula von der Leyen, y el presidente del Consejo, Charles Michel, como invitados especiales, y antes de la cumbre Pedro Sánchez tenía organizados encuentros bilaterales en la sede de Casa Mediterráneo con los primeros ministros de Eslovenia y Grecia, Robert Golob y Kyriakos Mitsotakis, respectivamente.

Posibles temas 

Fuentes francesas adelantaron hace unas semanas que el conflicto sobre la soberanía del Sahara Occidental sería uno de los temas a tratar en la cumbre aunque este debate todavía no formase parte de la agenda oficial. Por otro lado, la guerra entre Rusia y Ucrania, así como sus consecuencias en la crisis energética y la inflación de Europa, serán otros de los temas que se colarán en el debate. 

Otro asunto que debería examinarse en la cena de los jefes de Estado y/o de Gobierno de Alicante, dedicada a asuntos internacionales, es el de las fricciones de Turquía con Grecia, reavivadas últimamente desde Ankara.

Los líderes europeos, según Francia, se reafirmarán en la línea de que se tiene que respetar el derecho internacional y la integridad territorial de Grecia y de que Turquía tiene que renunciar a "las maniobras de intimidación".