
Mohamed, en el estreno de 'Camigrants' en casa Mediterráneo.
Mohamed salió de Marruecos con 10 años y vive hoy del arte en Alcoy: "He conseguido lo que nunca pensaría conseguir"
El joven de 22 años relata su camino en el documental Camigrants, estrenado recientemente en Casa Mediterráneo.
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Hay decisiones que, al ser tomadas, pueden cambiar el rumbo de una vida por completo. Decisiones como las que tomó Mohamed a sus diez años cuando apenas empezaba su adolescencia y tuvo que crecer más rápido de lo esperado.
En 2013, salió solo desde el norte de Marruecos, cerca de Tánger y cruzó el Estrecho en patera en un "interminable" viaje que duró diez horas, junto a 32 personas más.
Su marcha no fue consentida. Su familia, al conocer sus intenciones, se negó rotundamente por miedo a lo que le pudiera pasar. Sin embargo, el entonces pequeño Mohamed ya lo tenía claro: quería ayudar a su familia.
"Sabía que aún me quedaban muchos años por delante, y decidí aprovecharlos y emprender este viaje para encontrar mejores oportunidades y ofrecer también una mejor vida a mi familia", recuerda.
Al llegar a la costa de Tarifa, fue trasladado a un centro de recepción. Posteriormente, fue trasladado a un centro de Algeciras y luego, con la ayuda de una pequeña paga semanal, consiguió ahorrar lo suficiente para comprar un billete de autobús en dirección a Murcia.
El vehículo, cuyo destino final era Benidorm, se paró en Murcia como parte de su trayecto. Ahí, el pequeño Mohamed, todavía menor de edad, decidió quedarse en el bus e intentar llegar hasta Benidorm al constatar la ausencia de controles en la estación de bus.
"Una vez en Benidorm, el conductor se dio cuenta de que iba solo y llamó a la policía", recuerda. Acto seguido, fue trasladado a otro centro de menores, esta vez en Alicante, cerca de Lucentum.
A partir de ese momento, su recorrido empezó a estabilizarse. Tras su paso por Alicante, fue posteriormente trasladado a otro centro, esta vez en Altea.
En ese tiempo, estudió y obtuvo el título de ESO y una formación profesional en atención domiciliaria. Finalmente, al cumplir los 18 años, y gracias a su buen comportamiento y dedicación, se le ofreció un piso tutelado en Alcoy, ciudad donde reside actualmente.
Su historia, al igual que otros jóvenes que han tenido que salir de su país, se ve reflejada en el documental Camigrants, dirigido por Elena Morales y Sergi Pitarch y estrenado recientemente en Casa Mediterráneo.
Largo camino
El recorrido de Mohamed desde su llegada a España hasta la actualidad no ha sido un camino de rosas.
Aunque asegura con serenidad no haber sufrido ningún tipo de discriminación por sus orígenes, algo que le hace sentirse "muy afortunado", sí reconoce las grandes dificultades que tuvo que atravesar para llegar hasta donde ha llegado a día de hoy.
Mohamed llegó sin dominar el castellano. En la actualidad, además de este idioma, domina también el valenciano, algo que asombra a su novia, Aida: "Con mis abuelos habla en valenciano, y contesta como si lo hubiera hablado siempre. Me deja en asombrada", cuenta ella entre risas.
Y es que la historia de Mohamed no es solo la de un niño migrante. Es también la de una persona que ha construido una vida desde el vacío, con esfuerzo, constancia y sensibilidad.
En España, también descubrió su afición por el arte, disciplina de la que vive en la actualidad, pues el joven de 22 años se dedica a la cerámica y a la creación de piezas artesanales." Empecé poco a poco y ahora me dedico a esto todo el tiempo”, asegura con una mezcla de orgullo y humildad.

Mohamed, junto a su novia Aida.
Tras conseguir su piso de alquiler en Alcoy, la vida de Mohamed dio otro vuelco, esta vez en lo sentimental. Ahí conoció a su novia Aida, con quien comparte su vida desde hace dos años.
Aida es integradora social y estudiante de Derecho y conoció a Mohamed a través de un amigo en común: "Para mí fue amor a primera vista, y le admiro muchísimo", se confiesa la joven.
Una de las cosas por las que Aida más admira a Mohamed es su convicción y su amor por su familia, reflejado en su deseo, ahora cumplido, de traer a su hermano a España.
Y es que, aunque viva lejos de los suyos, la relación de Mohamed con su familia en Marruecos se mantiene viva. A pesar de que sus padres aún no hayan podido venir todavía, el contacto continúa. “No quieren venir por no dejar solas a mis hermanas pequeñas, pero sé que están felices de saber que tanto mi hermano como yo somos felices".
Hoy, con 22 años, siente que ha alcanzado metas que nunca imaginó. Pero no se detiene ahí. Mira hacia adelante con deseo de seguir creciendo. Su próximo sueño: vivir en Ámsterdam. Y es que aunque está "muy bien" en Alcoy, quiere explorar otros lugares y seguir cumpliendo metas.
En definitiva, la historia de Mohamed es la de una migración solitaria, pero también la de una reconstrucción colectiva. Una historia donde el amor, el arte y la dignidad han tejido una nueva vida. Una historia que comenzó con miedo en una patera y que hoy se cuenta desde un taller de cerámica, entre piezas únicas y palabras en valenciano.