Las largas negociaciones entre el Gobierno, los sindicatos y las patronales para definir el nuevo marco legislativo para las relaciones laborales terminaron ayer con éxito. La reforma sellada tras nueve meses de rupturas y reconciliaciones irradia consenso, asume en buena medida el contenido de la norma anterior y da razones a todos para celebrarlo.

Los empresarios han tenido la tenacidad necesaria para no sucumbir ante la voluntad inicial del Ejecutivo y de CCOO y UGT de derogar la normativa de 2012, aprobada durante la primera legislatura de Mariano Rajoy con España al borde del rescate. Aunque esta legislación precisaba actualizaciones y mejoras, ha demostrado ser positiva para la creación de empleo.

La CEOE también ha hecho buena la presión de Bruselas, que condicionó los miles de millones de los fondos europeos a la firma de una reforma laboral "consensuada" entre el Gobierno y los agentes sociales. El resultado es un documento que introduce cambios blandos y que mantiene la flexibilidad que demandan los empleadores.

Si bien prevalecerá el convenio del sector sobre el convenio de la empresa y se recupera la ultraactividad de los convenios, esta mini contrarreforma está lejos de abrigar los preceptos más radicales que proponía inicialmente la izquierda. Desde luego, no estamos ante la derogación que firmaron PSOE y Unidas Podemos en el pacto de coalición. Eso pone de manifiesto la cintura de todos los firmantes. Sería beneficioso que ese espíritu se contagiara a todas las fuerzas políticas.

Escenario estable

El acuerdo es un éxito para sus protagonistas. Yolanda Díaz sale ganando de una negociación en la que ha probado su responsabilidad, flexibilidad y talante. Los sindicatos han sabido ceder y renunciar a algunas de sus propuestas para obtener otras, como el compromiso contra la alta temporalidad. Y Antonio Garamendi, muy cuestionado a lo largo del año, ha salvado los muebles como presidente de la CEOE arrancando un texto aceptable para los empresarios.

Que el año concluya con este acuerdo para modernizar la legislación laboral es una buena noticia. Proporcionará un escenario estable para reactivar la economía y recuperar el empleo gracias al impulso histórico de los fondos europeos. Esa tiene que ser la prioridad en estos momentos.