A Iker Jiménez se le escapó la risa cuando RTVE nos informó a todos los españoles de que Nemo Mettler, el suizo que había ganado Eurovisión, estaba muy "emocionade".

Yo no soy de esos cursis que creen que "la risa es el mejor arma contra el fascismo". Especialmente cuando el fascista no tiene sentido del humor, pero sí un bate de béisbol.

Pero sí creo que es la reacción correcta frente a alguien que cree que su sexualidad es de interés capital para el resto de la humanidad. 

Porque cuando alguien se presenta como "Zutanito, sapiosexual", o "binario", o "trigénero", no sólo te está diciendo todo lo (irrelevante) que necesitas saber de él mientras oculta todo lo relevante, como dónde aprendió a cantar de forma tan lamentable.

También está diciéndote que eres un mirón fascinado por el dato de cómo se percibe ese tipo al que no conoces de nada y al que olvidarás en cuanto se dé la vuelta.

"¿Y a mí qué me cuentas, si no sabes ni cantar?" es la única respuesta posible frente a alguien que insiste en hablarte de su sexualidad sin que tú se lo hayas pedido. 

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Así que Nemo y RTVE no sólo están dando por sentadas cosas bastante sórdidas de ti, como la de que estás obsesionado con la sexualidad de los demás, sino que están exigiéndote que te amoldes.

Y que te amoldes no ya a la visión que Nemo tiene de sí mismo. Sino a la que ELLOS tienen de TI.

Te están exigiendo que te comportes como la cabra del organillo.

Como un actor secundario de la obra de teatro que otros han diseñado para sí mismos, sobre bases no ya carentes de cualquier rigor científico, sino lisa y llanamente macarrónicas, y que cuenta incluso con un lenguaje ad hoc.

"¿A ti qué te cuesta, hombre?" te preguntan retóricamente, demostrando que ni siquiera ellos mismos se creen sus propias teorías. 

Porque esa es la frase que los padres le dicen al tío de la criatura cuando esta se pone pesada fingiendo ser Batman. "Síguele la corriente, coño, es sólo un niño".

Sólo que esa persona a la que has de "seguirle la corriente" es un adulto y no un niño.

Así que ¿qué dice eso de ti? Y, sobre todo, ¿qué dice eso de él?

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Pero lo peor no es eso, sino lo que llega luego. Porque a renglón seguido añaden, ya con bastante más mala intención, "es cuestión de educación".

Y por ahí no, amigos. Al Noé que escribe esta columna no le vas a dar lecciones sobre la lluvia fina de la agresividad pasiva. Porque soy catalán y tengo un máster en agresividad pasiva, que es la verdadera lengua propia de mi región. 

Obligar a otro ser humano a negar la verdad no es "cuestión de educación", sino el mayor acto de violencia imaginable. 

"Al final, el Partido anunciará que dos más dos son cinco y tú tendrás que creerlo" escribió George Orwell en 1984.

Pero la frase importante de Orwell es la siguiente: "Era inevitable que afirmaran eso tarde o temprano, porque la lógica de su posición lo exigía". 

"La lógica de su posición lo exigía".

Es interesante esto. Lo que está diciendo Orwell es que la subversión de la verdad no es un capricho estético o instrumental, un simple "controla el lenguaje y controlarás la realidad". No es una herramienta más del totalitarismo a la que puedes o no recurrir.

Es la exigencia final de toda ideología que busque someter al ser humano. Su meta.

No existe totalitarismo sin subversión de la verdad.

El totalitarismo ES una subversión de la verdad. 

O dicho al revés: donde hay una subversión de la verdad habrá, antes o después, un totalitario. Luego, muchos totalitarios. Y muy poco después, un totalitarismo. 

En eso, precisamente, están ellos ahora. 

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Como le dice el diablo Escrutopo a su sobrino Orugario en Cartas del diablo a su sobrino, de C. S. Lewis, para tentar a un ser humano no es suficiente con atraerlo hacia la razón, que es el camino más directo hacia el mal:

Parece como si creyeses que los razonamientos son el mejor medio de librar al hombre del Enemigo [Dios]. Si hubiese vivido hace unos pocos siglos, es posible que sí: en aquella época, los hombres todavía sabían bastante bien cuándo estaba probada una cosa y cuándo no lo estaba; y una vez demostrada, la creían de verdad […] Ahora no piensa si las doctrinas son ciertas o falsas, sino 'académicas' o 'prácticas', 'superadas' o 'actuales', 'convencionales' o 'implacables'. La jerga, no la argumentación, es tu mejor aliado en la labor de mantenerle apartado de la Iglesia

"La jerga" dice C. S. Lewis.

"Emocionade". 

También lo dice J. K. Rowling, la autora de Harry Potter. "Llamar hombre a un hombre no es bullying o golpear al débil […] Las mujeres no tenemos la obligación de aplaudir a la gente que nos caricaturiza". 

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Así que la respuesta a la pregunta "¿a ti qué te cuesta?" es "todo".

Porque, a falta de palabras menos rimbombantes, negar la verdad a toque de silbato ajeno cuesta la dignidad, la autoestima y tu condición de individuo libre sólo sometido a esa verdad, y no a la agenda ideológica de otros seres humanos.

Así que lo que te está pidiendo esta gente no es empatía, compasión, tolerancia o respeto. Te están pidiendo que te encadenes voluntariamente a sus muros. 

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A Iker Jiménez, en fin, le cayó la del pulpo.

O eso hemos dicho los medios. Porque en realidad no ocurrió nada más allá de las fronteras de las redes sociales, probablemente el medio de comunicación menos representativo y más intoxicado por los algoritmos que existe hoy.

[Como demostraron, sin ir más lejos, esos espectadores de Eurovisión que en España le dieron la máxima puntuación a Eden Golan, la representante israelí, mientras los jurados escogidos por RTVE le daban la mínima]. 

Así que los medios te han mentido dos veces. La primera, cuando RTVE dijo que Nemo estaba "emocionade".

Y la segunda, cuando dijimos que a Iker Jiménez le cayó la del pulpo.

Porque a Iker no le cayó nada.

Le cayeron media docena de tuits de media docena de desconocidos, influencers de nadie y seudofamosos de la microburbuja redsocialera. 

Y luego cayó la media docena de artículos inevitables hablando de la indignación de esa microburbuja redsocialiera

O sea, ruido intrascendente y retroalimentado. 

Pero más allá de la batalla sobre el género y los genitales y los sentimientos sentidos y percibidos y percatados, ocurre algo con Iker Jiménez que le convierte en el chivo expiatorio preferido por nuestros Goebbels de marca blanca. 

Esto es lo que ocurre:  

Ocurre que Iker Jiménez tiene éxito con un producto popular, en el verdadero sentido de la palabra 'popular'. Un producto que le gusta al "pueblo". Al verdadero. No a un algoritmo que dice representar a ese "pueblo". 

Y eso es terriblemente peligroso para ellos.

Porque Iker no habla en su programa de "la realidad", sino de "la verdad". Sus ovnis encierran más "verdad" profunda que cualquier "realidad" salida del Consejo de Ministros. Y no digamos ya si sale de la ideología de género.

Lo que les molesta de Iker a sus críticos no es que crea en los ovnis, sino que crea en una cosa y no en todas al mismo tiempo. Algo que le emparenta con aquellos que creen en Dios y le aleja de los partidarios de la ideología de género, que fingen no creer en nada, aunque lo que ocurre en realidad es que se lo creen todo

La batalla no es entre gente que cree en algo y gente que no cree en nada. Es entre gente que cree en una cosa (que sea verdadera o falsa es lo de menos) y gente que se lo traga todo. 

Dice el diablo Escrutopo a su sobrino:

Si [tu víctima] ha de juguetear con las ciencias, que se limite a la economía y la sociología. No le dejes alejarse de la invaluable "vida real". Pero lo mejor es no dejarle leer libros científicos, sino darle la sensación general de que lo sabe todo, y de que todo lo que haya pescado en conversaciones o lecturas es "el resultado de las últimas investigaciones". Acuérdate de que estás ahí para embarullarle. Por cómo habláis algunos demonios jóvenes, cualquiera creería que nuestro trabajo consiste en "enseñar"