Tettamanti es el nombre ganador de una candidatura perdedora. Esteban Tettamanti, así se llama, se enfrenta a una mujer, al aparato, a una actriz y a un mantero. ¡Ha perdido el juicio! Pero debemos ayudarle. La resurrección de Podemos será Tettamantiana o no será.
Porque Tettamanti fue el lateral derecho de Italia el día que Tassotti le partió la cara a Luis Enrique; el copiloto del Raikkonen en aquel mundial de ralis; el mariscal italiano que discrepó de Mussolini; el dandi que a punto estuvo de encarnar a Gambardella en la peli de Sorrentino; ¡la marca que desbancará a Massimo Dutti y Paco Rabanne!
Decíamos que se trataba de ayudarle, así que también traeremos a estas líneas su pasado activista, el que podría otorgarle una mínima oportunidad en Podemos. Tettamanti fue travesti en una película inédita de Almodóvar, organizó una bacanal nacionalista en el Raval, escribió el diccionario prohibido del lenguaje inclusivo, levantó un imperio mediático… contra los medios de comunicación, posee un chalé oculto en un municipio madrileño, interrumpió desnudo una corrida de toros y conserva embalsamada su coleta de juventud, igual que los rusos el pene de Rasputín.
En Podemos todo viene siendo demasiado religioso. Endogámico. Necesitamos cambiar la amargura de esta Iglesia, ¡ansiamos que las homilías empiece a darlas este uruguayo de acento melódico!
Juega en su contra el carné que tenía en Latinoamérica: el Frente Amplio de Pepe Mujica. Lo de Podemos ya no es un frente y cada vez resulta más estrechito. Tettamanti, esto también es cierto, trabaja como productor de óperas y zarzuelas. Y en Podemos esa alegría ya no se lleva. Todo es cabreo y monotonía, como la música techno que pinchaban las grandes discotecas de la prepandemia.
Querido Pablo: te hemos aguantado siete años. Nos hemos tragado cientos de tus mítines y apenas nos has concedido entrevistas. ¡Nos has dado la brasa como nadie! Incluso hemos caído en tu juego, hemos publicado tu corte de pelo. Soñábamos con la bonhomía de Yolanda al frente de Podemos. Con ella, ya lo contamos aquí, nos convertiríamos a la hoz y el Martini. Pero es muy lista, eso también lo sabíamos, y ha dicho que no quiere saber nada de liderar el partido.
Así que anímate, fumemos la pipa de la paz. Tómatelo como una penitencia por tus bravuconadas contra los medios. ¡Haz virrey a Tettamanti! ¡Queremos escribir “Tettamanti” todos los días de nuestra vida! Un nombre así no puede quemarse tan rápido. Por lo menos no tan rápido como aquellos que un día fundaron contigo Podemos.