Los 10 pueblos gallegos con más radón: el ‘veneno’ que aumenta las muertes por cáncer de pulmón
Este gas radiactivo es la segunda causa más importante de cáncer de pulmón, después del tabaco, y la primera en no fumadores.
18 julio, 2021 02:38Noticias relacionadas
Hace 34 años que Xosé María Dios trabaja como médico de Atención Primaria en un pueblo ubicado en la comarca gallega de Noia (A Coruña). En torno al año 2015, el doctor comenzó a recibir en sus consultas cada vez a más pacientes que presentaban cuadros de cáncer. Fue entonces cuando se preguntó si no habría alguna razón detrás de este aumento de casos, más allá de cuestiones genéticas y estilos de vida. La respuesta estaba justo debajo de sus pies: en el subsuelo.
Este médico elaboró un estudio para el que colocó varios medidores en el centro de salud en el que trabajaba junto con otros cinco médicos. Los resultados fueron preocupantes: desde hace años y día tras día, se encontraban expuestos a unos niveles de gas radón de más de 400 bequerelios (bq) por metro cúbico (m3), muy superiores a los permitidos por la Unión Europea (300 bq/m3). Pronto descubrieron que no era un hecho aislado, y es que las 100 viviendas donde también se colocaron detectores se encontraban por encima de los límites exigidos a nivel comunitario. Aún hoy lo hacen.
Se trata de un gas radiactivo que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado como carcinógeno humano y que otros estudios, como el llevado a cabo por el Laboratorio de Radón de Galicia -uno de los más punteros a nivel internacional en este campo-, han asociado a una mayor mortalidad por cáncer de pulmón.
El radón viene del subsuelo y es propio de zonas graníticas. Es generado de forma natural por la descomposición radiactiva del uranio de las rocas de la corteza terrestre. En este proceso, se produce la expulsión de la radiación ionizante hacia la superficie. El problema está cuando, en lugar de toparse con una zona libre de construcciones, hay una vivienda o un lugar de trabajo. Este gas, nocivo y silencioso, se cuela en las estancias y eleva los niveles de radiación hasta tal punto que pasar horas expuestos a él y durante años puede llegar a provocar un problema de salud a largo plazo.
Preocupado, Xosé María Dios cuenta a este periódico que la Administración fue en su día al pueblo para valorar los niveles de radón que soportaban, pero "lo que hicieron fue echar tierra sobre el asunto, como si los datos revelados en los estudios no fueran importantes". Los niveles continúan igual y las autoridades no se hacen responsables, denuncia, "el tema sigue ahí y la situación es dramática".
Lo que dice la evidencia científica
Como este pueblo gallego, existen otras zonas de Galicia con una presencia disparada de este gas. Según datos del Laboratorio de Radón de Galicia, los diez municipios con los niveles más elevados se sitúan en la provincia de Pontevedra, a excepción de uno que se encuentra en A Coruña. Estos son: Soutomaior, Salvaterra do Miño, Salceda de Caselas, Rois (en A Coruña), Mos, Vilanova de Arousa, Gondomar, Bueu, Cambados y Ponteareas. Siguiendo los estándares de medición internacionales, estos concellos, junto con otros 160 repartidos entre las cuatro provincias, se encuentran en riesgo alto, es decir, con más del 10% de sus hogares con niveles superiores a 300 bq/m3.
Son datos actualizados a fecha de junio de 2020 que el laboratorio, adscrito a la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela, lleva recabando desde 1992, año en el que comenzaron a hacer estudios de campo en el área de Santiago. En sus análisis, encontraron que había más concentración de radón en las viviendas de los enfermos con cáncer de pulmón que en las de personas sanas.
El último estudio publicado recientemente ha contado también con la colaboración del Ministerio de Sanidad y del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN). En él, se estima el impacto del radón en la mortalidad por cáncer de pulmón en España en 2017. Para ello, contaron con 1.800 participantes con cáncer de pulmón y otros 1.800 sin esta enfermedad, como explica su investigador principal, Alberto Ruano, miembro del Centro de Investigaciones Biomédicas de la Red de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP).
Los resultados arrojaron que "había un riesgo de desarrollar la enfermedad estadísticamente significativo", asegura Ruano, quien añade que "si además de tener radón en casa, se fuma, la posibilidad de desarrollar un cáncer de pulmón se multiplica".
Esta evidencia les sirve de base para establecer cuántos de los casos de cáncer de pulmón se pueden deber al radón y, por consiguiente, establecen primero, el riesgo de desarrollar la enfermedad a través de estudios de casos y controles -en los que los sujetos se seleccionan en función de que tengan o no tengan una determinada enfermedad-; después, tienen en cuenta si el participante es fumador o no, y, por último, cuánta gente puede estar expuesta a concentraciones elevadas de radón.
En este sentido, y en un escenario en el que un 70% de la superficie de Galicia tiene altos niveles de gas radón, la evidencia científica demuestra que hasta un 7% de todas las muertes por cáncer de pulmón se deben a la radiación ionizante que desprende este gas.
No obstante, precisa Ruano, "una persona que tiene alta presencia de radón en su casa no tiene por qué desarrollar cáncer de pulmón", pero el riesgo está ahí. Como novedad, el estudio corrigió los niveles de exposición a este gas teniendo en cuenta la altura, pues las viviendas situadas en estancias bajas o primeros pisos tienen unas concentraciones más elevadas y, por tanto, perjudiciales para la salud.
Además de este estudio, otros -como el llevado a cabo en el pueblo en el que ejerce como médico Xosé María Dios- reflejan que el número de hogares con una concentración de radón por encima de los 200 Bq/m3 es superior a la media registrada en Galicia. Así lo reflejan datos de un trabajo de investigación de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago de Compostela, en el que se halló que hasta en un 73% de las 100 viviendas estudiadas se situaban por encima de este nivel de exposición.
Ahora bien, este gas no tiene sólo apellido gallego. Esta situación se replica a lo largo del país y alcanza concentraciones muy elevadas en otras comunidades como Extremadura (con un 47% de su superficie con alta presencia de este gas) y la Comunidad de Madrid (con un 36%), según datos del CSN. Como apunta el investigador Alberto Ruano, "toda la zona sur de Castilla y León, la zona norte de la Sierra de Guadarrama y la zona sur -de Majadahonda hacia arriba: Torrelodones, Villalba, Guadarrama, El Escorial-, Castilla La Mancha e Islas Canarias tienen una presencia alta de radón". El caso de Extremadura es el más llamativo después de Galicia. En esta comunidad, la relación probabilística entre radón y muertes por cáncer de pulmón casi alcanza los niveles de la comunidad gallega con un 6,9%.
España no aplica la directiva europea
Desde el Laboratorio de Radón, aseguran que llevan "mucho tiempo en esto, y no se trata de alarmar a nadie, sino de evitar un problema de salud pública y reducir el riesgo". Algo que debería estar ya regulado por ley en España.
En el año 2014, la Comisión Europea publicó una directiva de obligado cumplimiento para todos los Estados Miembros en la que establecía que, en ningún caso, los niveles de radón podían superar los 300 bq/m3 en viviendas y lugares de trabajo y, si se daba esta situación, las autoridades deberían buscar la manera de remediar y reducir esos niveles de exposición. Siete años después, España sigue sin aplicar estas medidas que suponen un elemento de protección de la salud de su población.
Hasta ahora, la única obligación que existe en territorio español es la que estableció el Código Ético de Edificación en 2006. Según esta norma técnica, se obliga a que toda vivienda nueva, en función del municipio, esté construida a prueba de radón. Esto, en opinión de Ruano, "supone una aplicación parcial de la directiva europea" que no ofrece solución a las que ya cuentan con altos niveles de este gas. "Para los que trabajamos en esto desde hace muchos años y vemos que otros países tienen a sus trabajadores y a su población más protegidos, pues esto da un poco de rabia", confiesa el investigador.
La directiva europea, además, da libertad para que los estados de la Unión puedan establecer una concentración límite, siempre que no superen estos 300bq/m3. Es el caso de Irlanda y Reino Unido que establecen 200bq/m3, o EEUU con 150 bq/m3. En España, si en algún momento llegara a fijarse, se establecerán los 300 bq/m3, el límite que establece la Comisión Europea. "Esto quiere decir que va a haber diferencias en la protección al radón, que es un carcinógeno humano, en función del país en el que se viva o trabaje", cuenta Ruano.
Por su parte, Xosé María Dios denuncia también la inacción de la Administración que, asegura, no ha dado ningún paso hasta ahora. Como explica a EL ESPAÑOL, desde que en el año 2015 hubo reuniones entre alcaldes y expertos en el municipio en el que reside, no se ha puesto en marcha ninguna acción sobre el terreno para mitigar este problema de salud pública, más allá de estudios valorativos sobre la situación. Las soluciones no llegan y confiesa que ha contabilizado "al menos nueve fallecidos, con nombre y apellidos” del total de personas que participaron en su estudio, lamenta.
En este contexto, la opción que parece primordial para los afectados es tratar de atenuar esta exposición a una radiación ionizante de la que ni tan siquiera la mayoría de la población es consciente, pero de la que sí tienen evidencias científicas las autoridades sanitarias.
Este periódico se ha puesto en contacto con el Servicio Gallego de Salud (SERGAS) para conocer si existen medidas que estén sobre la mesa. Como respuesta, remiten a una página web del SERGAS con información general sobre el radón, pero en la que no se recogen acciones concretas para paliar los efectos de este gas nocivo sobre la salud de la población. Únicamente informan mediante correo electrónico de que "la Consellería de Sanidade tiene firmado un convenio con la Universidad de Santiago para el estudio de la posible variación estacional del radón en aguas".
Por su parte, el Ministerio de Sanidad enlaza el documento Acción contra el radón con datos sobre la situación actual en España con respecto al gas radioactivo y en el que se reconoce que "el radón representa la segunda causa más importante de cáncer de pulmón, después del tabaco, y la primera en no fumadores". Este documento, indican, viene a ser "una herramienta fundamental para los proyectistas ante el reto de diseñar soluciones de protección".
En España, existe un Plan Nacional contra el Radón que debe ponerse en marcha y elevarse a Consejo de Ministros para ser aprobado. No obstante, como recoge el texto, aunque varios de los elementos que deben integrar el Plan están ya finalizados, hay otros que están "en fase avanzada de desarrollo". Además, desde el Ministerio aseguran que, por su parte, el estudio de impacto en salud y mortalidad por cáncer de pulmón atribuible al radón está elaborado e informan de la intención de incluir este asunto en la nueva edición de la Estrategia Española de Prevención del Tabaquismo.
Como comenta Ruano, desde el laboratorio llevan décadas trabajando en el efecto del radón sobre la salud y en la remediación del radón, y "en el 99% de los casos cuando hay una concentración elevada, se puede reducir". En un 1% no es posible al tratarse de edificios muy antiguos protegidos por patrimonio o contextos muy particulares como cuevas turísticas.
No obstante, insiste, "en toda vivienda y en todo tipo de trabajo se pueden hacer intervenciones y esas soluciones son efectivas". Entre ellas, estarían las láminas anti radón, dispersores de aire, sistemas de ventilación forzada e, incluso, sellamientos de grietas y fisuras por las que pueda colarse este carcinógeno. No así la ventilación natural que, como advierte Ruano, "es un falso amigo" de la eliminación del gas radón.
Estancias como las habitaciones, las salas de estar o los lugares de trabajo en amplias zonas de Galicia y otras partes del país acumulan todos los días niveles de radiación superior a lo recomendado. En la mayoría de los casos, los remedios aplicables a este problema de salud pública no son costosos y pueden salvar vidas. Ruano muestra su preocupación y no entiende cómo no se toman acciones efectivas para remediar esta situación.
"No sé si es por dejadez o desconocimiento, pero el radón no es algo nuevo", apunta. Como él, el doctor Dios coincide en que hay una inacción de la Administración que no tiene explicación, cuando de lo que se trata es de proteger la salud de la población.
*Para la selección de los municipios nombrados en el artículo como las zonas con más radón, se ha seguido el consejo del investigador Alberto Ruano y se ha tomado como base la media geométrica (GM) de la tabla de mediciones del Laboratorio de Radón de Galicia, teniendo en cuenta únicamente los concellos con un número de medidores superior a 10. En su opinión profesional, esta es la forma más fiable de conocer las zonas con más radón en relación al número de medidores existentes.