Doug Bergeson tumbado en la camilla con el clavo incrustado en su pecho.

Doug Bergeson tumbado en la camilla con el clavo incrustado en su pecho. D. Bergeson

Salud

El hombre que condujo 19 kilómetros tras perforarse el corazón con un clavo

Los médicos, que calificaron como un milagro lo ocurrido, tuvieron que intervenirlo de urgencia para sacar la pieza metálica de su pecho.

16 agosto, 2017 13:42

Un auténtico milagro. Así han calificado los médicos lo que le ocurrió a Doug Bergeson, un hombre de 52 años que se perforó el corazón con un clavo de 7 centímetros durante un accidente doméstico y tuvo que conducir durante 19 kilómetros con la pieza metálica incrustada en el pecho hasta el hospital.

Bergeson se encontraba en su domicilio de Marinette (Estados Unidos) construyendo un marco para una chimenea y manejando una pistola de clavos. De repente, la pistola se disparó accidentalmente y uno de estas piezas punzantes acabó rebotando en la madera. La mala suerte quiso que el clavo fuese a parar a su pecho y le perforase parte del corazón.

Bergeson no se dio cuenta de la gravedad del asunto hasta unos minutos más tarde. "Pensé que sólo me había hecho un rasguño, pero cuando empecé a sentir dolor alrededor de mi pecho miré hacia bajo y dije: 'Esto no es bueno en absoluto'", ha relatado el protagonista de la historia al Daily Mail

Tras darse cuenta de lo ocurrido, Bergenson decidió coger su coche y conducir 12 millas (unos 19 kilómetros) hasta la sala de urgencias del hospital más cercano, el hospital de Marinette. "Comenzó a ser realmente doloroso a partir del kilómetro 12. Podía sentir que estaba en mi corazón porque se movía tras cada latido", explica.

En cuanto llegó al centro, un grupo de enfermeras lo ayudaron a tumbarse en la camilla y fue conducido directamente hasta el quirófano, donde los médicos lo intervinieron de urgencia en una operación a corazón abierto. El doctor Alexander Roitstein llevó a cabo la intervención que duró una hora y media. "El clavo estaba incrustado muy cerca de una arteria. Si se hubiese clavado de una forma más inclinada o si su corazón hubiese estado en otro punto del ciclo cardíaco, podríamos haber tenido una situación muy distinta en nuestras manos", apunta el médico. 

Según Roitstein, también resultó clave que Bergenson actuase con sangre fría y decidiera no sacarse el clavo del pecho motu proprio. "Tuve suerte, si el clavo hubiera entrado sólo un milímetro más en mi corazón habría tardado tres minutos en morir". Mes y medio después, este norteamericano lleva a cabo una vida casi normal y ha conseguido recuperarse casi por completo del accidente.