C. S.
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Dice una antigua leyenda que quien se asoma al Poceairón, en plena Sierra de la Demanda, en Burgos, a unas dos horas y media de Madrid, escucha los lamentos de las almas que el diablo arrastró bajo tierra, en una excursión que puede resultar terrorífica.

Dicen que en este increíble paisaje, con pinares y barrancos silenciosos, lo que podemos encontrar en los alrededores de Aldea del Pinar es una puerta abierta al mismísimo infierno, un pozo que se introduce en el abismo y que es mejor no intentar cruzar.

En realidad, Poceairón es un fenómeno geológico que la ciencia trata de explicar como una profunda cavidad formada por el lento trabajo del agua filtrándose durante siglos entre calizas y areniscas y donde se ha formado una laguna de origen kárstico con forma prácticamente circular y de unos 50 metros de diámetro en su parte más amplia.

Pasaje de Quintanar de la Sierra, en Burgos.

Pasaje de Quintanar de la Sierra, en Burgos. E. E.

De hecho, ser la puerta del infierno no es la única leyenda que ha surgido alrededor de este agujero oscuro, también cuentan que hace siglos un viajero curioso quiso explorar esas profundidades que llamaban abismo y que bajó por el pozo pero jamás regresó.

Eso sí, lo que se escucha como ecos dentro del pozo cuando el viento sopla fuerte en el valle y recorre parte del abismo, para muchos es el nombre de este desconocido viajero entre susurros como si lo reclamaran en un limbo entre la tierra y el infierno.

Pero la excursión no solo tiene este agujero milenario de exótico, también es una zona perfecta para encontrar setas casi de cuento. Entre los pinares que rodean los pueblos de Quintanar de la Sierra, Palacios de la Sierra o Aldea del Pinar se encuentran una increíble variedad de especies como níscalos, boletus, senderuelas o amanitas cesáreas que atraen cada año a muchos aficionados y a expertos de toda España.

Seta roja que se puede encontrar por la zona de Hontoria del Pinar.

Seta roja que se puede encontrar por la zona de Hontoria del Pinar. E. E.

De hecho, estos montes forman parte del Coto Micológico Pinares del Sur, incluido en la red MICOCYL de Castilla y León, por lo que tiene sus zonas reguladas y permisos para poder recolectar estas preciosas setas de manera que se proteja el entorno en todo momento.

Eso sí, caminar entre los bosques, con una cesta y buscar algunas de las especies más difíciles de hallar es una experiencia única para pequeños y mayores.

El paisaje de esta excursión bastante sencilla y recomendada para todos está inmerso en un paraje agreste, entre pinares silvestres, sabinas y enebros que crecen sobre un terreno pedregoso. Lo normal es encontrarse con grandes alfombras de musgo y líquenes que cubren el suelo, sobre todo en otoño, y que contrastan con el color cobrizo de los barrancos.

Podemos encontrar ciervos, corzos y jabalíes entre las sombras de los árboles, pero no hay peligro porque no suelen cruzarse en el camino de los senderistas. Es más fácil verlos bien al amanecer.

Setas en la Sierra de la Demanda en Burgos.

Setas en la Sierra de la Demanda en Burgos. E. E.

Si queremos echar un vistazo al cielo encontramos buitres leonados que sobrevuelan los riscos como guardianes custodios de la sierra pero también en busca de algo de comida que llevar a su nido y a sus crías.

Si buscamos una experiencia más terrorífica, la hora bruja, sin duda, es al caer la tarde, cuando la bruma va conquistando el bosque y envuelve el paisaje en una penumbra más propia de una película de miedo. De hecho, es el momento justo en el que el Poceairón cobra vida, se escucha respirar al bosque y es fácil entender, a lo lejos, las voces de las almas purgando.

El sitio perfecto para poner la piel de gallina es, precisamente, la necrópolis rupestre excavada en la roca de Cuyacabras, de época medieval. Estas tumbas antropomorfas o lápidas talladas en arenisca que tienen más de mil años son de una belleza increíble pero para una noche mágica, donde los muertos se lanzan a un nuevo estado, es un lugar que irradia sugestión por todos lados.

Cómo llegar al 'infierno'

El camino que llega hasta el Poceairón desde Aldea del Pinar es de un kilómetro aproximadamente y discurre entre senderos llenos de pinos donde sólo se escuchan los quejidos del bosque y el graznido de los buitres. Está perfectamente indicado y es un paseo muy bonito en otoño.