Auroras boreales en Alaska.
Un recorrido por Alaska y sus ciudades: con una cultura vibrante y una naturaleza salvaje desbordante
En Alaska se puede disfrutar de increíbles auroras boreales y de impresionantes criaturas salvajes.
Más información: Tayikistán, una de las naciones más antiguas del mundo que atesora monumentos, belleza natural y patrimonio cultural.
Alaska es un paraíso para quienes desean avistar criaturas impresionantes, como las majestuosas águilas calvas o los imponentes osos pardos. Las excursiones guiadas permiten navegar entre ballenas jorobadas en el Kenai Fjords National Park (Parque Nacional de los Fiordos de Kenai) o presenciar el paso de miles de caribúes por la amplia tundra.
Este estado es un destino único, ya que combina paisajes naturales extraordinarios, vida salvaje en su estado más puro y experiencias culturales auténticas que difícilmente se encuentran en otro lugar del mundo.
Su inmensidad y diversidad geográfica ofrecen una mezcla inigualable de aventura, tranquilidad y conexión con la naturaleza. Antes de incorporarse a Estados Unidos, los pueblos nativos de Alaska ya poseían una rica historia y tradiciones que perduran hasta hoy.
Un lugar ideal para descubrirlas es el Centro del Patrimonio Nativo de Alaska, donde se rinde homenaje a los once grupos culturales originarios mediante exposiciones, narraciones orales y representaciones artísticas.
Sitka es uno de los lugares más bellos de Alaska. Rodeada por el extenso Bosque Nacional Tongass, muestra una marcada influencia rusa en su arquitectura. Aunque es considerada ciudad, conserva el encanto de un pequeño pueblo, con casas bajas, edificios modestos, una pintoresca iglesia ortodoxa y calles llenas de carácter.
El Sitka National Historical Park fusiona historia y naturaleza de forma armoniosa. Entre sus principales atractivos destacan los tótem tallados a mano por los nativos tlingit, auténticas obras de arte distribuidas a lo largo de senderos señalizados que permiten disfrutar de la flora local. Es recomendable no salirse de los caminos debido a la naturaleza salvaje de la zona.
Totem.
Fairbanks es el corazón dorado de Alaska. Fundada a principios del siglo XX, durante el apogeo de la fiebre del oro, Fairbanks es conocida como la ciudad del sol de medianoche en verano y de las auroras boreales en invierno. Sus características únicas incluyen aguas termales y kilómetros de tundra nevada, ideales para actividades al aire libre.
Desde Fairbanks es posible adentrarse en el Círculo Ártico, a poco más de 300 kilómetros al norte, así como explorar los parques nacionales de la región, navegar por el río Yukon y conocer pueblos y culturas locales. La fauna incluye osos polares, renos y zorros árticos.
Muy cerca se encuentra el Polo Norte, desde donde se obtiene una excelente vista del óvalo auroral. También destacan la Reserva y Parque Nacional Denali, que combina bosques, montañas y tundra, ofreciendo una experiencia natural inigualable.
Anchorage es la ciudad más grande de Alaska y una de las más septentrionales del planeta, está rodeada de montañas y mar, ofreciendo un entorno natural espectacular. Situada en la zona centro-sur del estado, cuenta con las aguas de Cook Inlet a un lado y las cumbres del Parque Estatal Chugach al otro.
Osos en Alaska.
La ciudad dispone de más de 120 millas de senderos pavimentados y numerosos parques que invitan a caminar o recorrer en bicicleta. Su oferta cultural incluye el Alaska Experience Theatre, en el Fourth Avenue Marketplace, con documentales y charlas, como “1964 Earthquake Experience”, sobre el gran sismo que devastó la ciudad.
También el Anchorage Museum, con exposiciones de arte contemporáneo, historia y cultura de Alaska y el Ártico. Y el Smithsonian Arctic Studies Center, dedicado al arte aborigen.
A pocos kilómetros, el Bosque Nacional Chugach atrae a más de medio millón de visitantes cada año. Con glaciares, montañas, ríos y valles, es ideal para practicar senderismo, pesca o kayak.
El Prince William Sound es famoso por la observación de orcas, mientras que el Parque Nacional de los Fiordos de Kenai permite remar entre aguas heladas y avistar nutrias, leones marinos, frailecillos y ballenas.
Alaska es también un lugar privilegiado para contemplar las auroras boreales, visibles principalmente en invierno, primavera y otoño. Quienes prefieren un entorno cubierto pueden disfrutar del espectáculo en el Alaska Center for the Performing Arts, con la proyección Aurora – Alaska’s Great Northern Lights.
Parque estatal del puerto de Thompson.
El sendero costero más popular de Anchorage recorre once millas desde el centro hasta el Parque Kincaid, donde es posible avistar alces y ballenas beluga, además de contemplar vistas espectaculares de los montes McKinley y Denali. Los aficionados al montañismo pueden escalar la Flattop Mountain, la más ascendida de Alaska.
Por último, el Alaska Wildlife Conservation Center, a unos 40 kilómetros al sur de la ciudad, rescata animales heridos o huérfanos. Allí se pueden observar alces, osos, águilas y otras especies salvajes, realizar visitas guiadas e incluso participar en la alimentación de algunos ejemplares.
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