El Puto Coke, rapero de Vigo.

El Puto Coke, rapero de Vigo. Lino Escuris

Música

El Puto Coke, el primer rapero de Vigo nació en Coia: "Somos un barrio macarra con orgullo"

Tiene en Antón Reixa un referente y fue de los primeros en rapear en gallego en un tiempo en el que no era lo habitual: "Un rapero americano es más fácil que respete algo así, que algo que pretenda ser americano sin serlo"

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Es 2002. La estética dosmilera campa a sus anchas por el barrio vigués de Coia. Siguen llevándose los pantalones de campana y las botas Art, y quien se abrocha una cazadora marca Slam tiene poco que ver con la náutica y mucho con una cultura urbana que marcó a toda una generación millenial.

En la radio, un tal Eminem empieza a comerle el terreno a las boybands, a Britney Spears o al mismísimo rey del Pop, Michael Jackson. Es macarra, criticón y polémico, pero su álbum The Eminem Show se convierte ese mismo año en el más vendido del mundo.

A Marshall Bruce Mathers III, más conocido artísticamente como Eminem, se le atribuye, entre otros hitos musicales y culturales, el ser capaz de trasladar la corriente del Hip-Hop desde de las clases bajas, su lugar de origen, a las medias y altas. También de normalizar el hecho de que un blanco pueda rapear.

Pero este fenómeno urbano cruzó niveles económicos, generaciones y charcos, y logró adentrarse en Europa. No parece sorprendente que esta "conquista" comenzase por los barrios más humildes y en el barrio de Coia, en los 2000 y todavía recuperándose de los convulsos 80 y 90, Without me se convirtió en himno.

En aquel momento, la estética macarra tuvo que dividirse entre "malotes" y raperos. Los pasillos se dividían entre pantalones anchos y mallas de Nafta y las zapatillas de la marca Circa empezaron a pisar el terreno de las míticas Art.

Jorge Céspedes Santos -más conocido como El Puto Coke- (Vigo, 20 de junio de 1979) fue uno de los chicos de Coia que, por aquel entonces, se sintió atraído por la cultura del Hip-Hop. Sin embargo, su interés por los diferentes estilos musicales cercanos o no a la cultura urbana, le llevaron a hacerlo mucho antes de que Eminem popularizara esta corriente en el barrio. En 1997 empezó a grabar sus primeros trabajos musicales y, poco después, se convertiría sin esperarlo en el primer rapero MC de Vigo en editar un LP de Hip-Hop y, por extensión, de Galicia.

¿Se puede vivir del Hip-Hop?

Hay pros y contras de las épocas. En la mía el contra era que no había mercado ninguno. Ni siquiera un público como el de hoy en día. Hoy todos los chavales escuchan rap, es algo masivo. Antes pues era como algo casi sectario, de gente que le gustaba la movida y ya. Claro, ¿ventajas?, como, precisamente, no estaba tan extendido, te plantabas ahí y tenías tu hueco, como quien dice. Pero costó un huevo. Está claro que yo soy el primero que ha vivido de la movida y que la ha rentabilizado en Vigo y en Galicia. Con permiso de Os Resentidos y de Antón Reixa que, para mí, fue el primero en hacer rap en Galicia aunque él no sea rapero como tal. Lo hizo muy bien y con influencias americanas.

Pero usted no solo ha vivido del rap.

No, también de producir y de hacer eventos. Son, digamos, cosas "satélite" alrededor del rap. Ha sido así hasta el día de hoy. Yo me sigo manteniendo de la música, pero, evidentemente, no de rapear, aunque sí que me da de vez en cuando un plus. Van cayendo cositas. Pero, principalmente, vivo de producir a otra gente y de grabar y producir a otros músicos en mi estudio en Gondomar. También de hacer videoclips. Es un camino que yo elegí.

¿Cómo era hacer rap cuando no había los medios técnicos que hay hoy en día?

Visto con perspectiva, fue muy divertido. Había que tener una curiosidad extra y hacer mucha prueba y error hasta dar con la tecla de lo que querías hacer. No había tutoriales ni programas gratuitos. También se transmitía mucho conocimiento entre la gente que había: Tanto para hacer rap, como para escucharlo. Recuerdo que teníamos que coger catálogos de fuera, comprar música y leer los créditos para relacionar a la gente que se dedicaba al rap.

¿Cómo logró adquirir sus primeros equipos para hacer música?

Mi primer disco no salió. En 1996 lo grabé y lo envié a un sello discográfico, pero no lo llegué a editar. Yo nací en una familia de clase media de la época: Mi madre era maestra y mi padre tenía su empresa. Es verdad que yo soy de Coia, de un barrio humilde, y aunque siendo realista no pasábamos necesidades, tampoco quería embarcar a mis padres en el desembolso económico que suponía el pagar un trabajo profesional musical de la época. Me grabé mi primera maqueta robando aparatos en tiendas de Vigo y cambiándolos por horas de grabación en un estudio de la ciudad. Grabarme mis bases en un CD me costó 16.000 pesetas de la época. La gente flipaba. Pero yo todo lo que hice en la calle fue para poder grabar mi carrera musical, nunca para hacer el kinky. En aquella época formamos un grupo que fue "La familia" y montamos un estudio en Bouzas con el dinero que uno de los miembros recibió como indemnización tras sufrir un accidente. Invirtió dos millones de euros en equipos. Teníamos algo que no estaba al alcance de cualquiera.

Y a usted, ¿de dónde le vino ese interés por la música?

En mi familia no había ningún músico, por lo que no fue algo inculcado. Pero mi hermano mayor sí que escuchaba mucha música. Le gustaba el heavy. Yo con seis o siete años controlaba muchísimo de todo esto. Escuchaba, digamos, "música de mayores". Depeche mode, The Cure... Grupos guays. Me puteaban un poco cuando decía que escuchaba Los Ramones. Cuando tenía nueve años emitieron en televisión un documental de Hip-Hop y escuché a mi hermano decir que "era la ostia". Como en mi casa nunca se decían tacos pensé que si decía eso era porque tenía que ser algo realmente bueno.

¿Es casualidad que el primer rapero de Vigo sea de Coia?

Yo creo que se dieron todos los factores. Primero, que me gustase. Luego, hace poco estuve en Nueva York y enseñé por allí uno de mis trabajos en los que salían los bloques del barrio, el Berbés... y allí los negros me decían "es igual que aquí, es nuestra movida". También hay una parte cultural. Aunque hablemos de algo callejero, es cultura. Mi madre era profesora. Y Coia... Pues es que es algo casi evidente, ¿no? Es como que no es raro que algo así se dé en Coia.

Su trabajo titulado "El Puto Coke ha muerto", ¿fue un punto de inflexión o una pausa?

En 2011 falleció mi madre. Se me paró el mundo. Se fue todo al garete. Tenía un disco trabajado del que había formado parte Iván Ferreiro, pero cuando me llegó a las manos tomé la decisión de no sacarlo. No me representaba nada. Me dio una venada. Sentía que no era esa persona, estaba en una depresión fuerte. Yo no estaba bien, no era fácil tratar conmigo. Y de ahí, casi hasta hoy, todo lo que saqué fue un poco por sacar. Siento que ahora me estoy organizando otra vez. Pero sí, pasé una época en la que me planteé dejar El Puto Coke. De hecho, la primera canción del disco que acabo de sacar, "Golfo", dice "He vuelto de la muerte".

En su último LP sigue manteniéndose fiel a su estilo de siempre y al Hip-Hop más puro. También sigue habiendo referencias a Coia.

Más que nunca. Es verdad que estoy en un proyecto más experimental con Galioca, produzco flamenco, escribo letras para chicas... Pero este tipo de rap es el que más me mola y más me late. No pensé en estar en la tendencia ni en que me entendiese todo el mundo. Hablo de cosas que, si no estás puesto en la calle de Vigo, no vas a saber a qué me refiero. Pero, ¿sabes qué? Estoy recibiendo críticas muy guapas de gente que no es de Vigo pero a la que, pese a no conocer los códigos, les llega el sentimiento y atmósfera de lo que digo.

Hace siempre muchas referencias al Coia de los 80, a las huelgas del metal...

Yo soy súper nostálgico. No es que viva en esa época o que no me guste lo nuevo, pero fue un momento muy guapo: Moderno, experimental. También los 90. Además es un recurso para mí y una manera de que los chavales de hoy en día conozcan lo que pasó, aunque tengan aquella realidad a golpe de click.

¿Qué queda del Coia que usted reivindica en sus temas?

Gracias a Dios no está el patio como estaba. Ahora Coia es un barrio muy bonito, que ha cambiado mucho. Aunque todavía hay resquicios de aquella vida más marginal, por decirlo así. Hubo un repunte de la heroína. Yo la verdad vi cosas y siempre tuve claro que no quería caer en aquello. Hay gente que no ha tenido esa referencia y no sabe lo que es. Coia es un barrio con una historia bastante concreta. Se juntó a muchas personas en aquellos bloques con situaciones difíciles. Además había edificios temáticos: De policías, de guardias civiles o de profesores, que era el mío. Pasaban cosas porque había una mezcla curiosa, pero todo el mundo acababa entendiéndose. Todas esas condiciones del pasado yo creo que se fueron transmitiendo y, al final, no sé si es que queda más un sentimiento que una realidad, pero está ahí. Coia es macarra con orgullo.

No hace mucho hizo una colaboración con Laureano Oubiña, ¿cómo surgió?

Le ofrecieron a un amigo mío trabajar para Laureano Oubiña haciéndole un contenido para su canal de Youtube "Desmintiendo Fariña". Yo vivía en Ibiza en aquel momento y me ofrecieron ser el cámara. Pensé que tenía que ser yo.

¿Qué opinión le merece?

Está muy estigmatizado. Ha sido condenado por hachís, pero esto no ha matado a una sola persona en el mundo. El alcohol está normalizado, y es algo que sí que genera situaciones de violencia y mata. No vamos a decir que las drogas son buenas, pero, ¿dónde están los traficantes de la heroína que sí que mataba? ¿Dónde está la película sobre eso? Oubiña ha cumplido ya 30 años de cárcel y ha tenido una vida difícil. Es campechano, una persona real, moderna, trabajadora. Es muy gallego e, insisto, es muy currante. A mí me ha tratado siempre muy bien. Es mi colega, es mi amigo.

¿Le llovieron críticas por esa colaboración?

No muchas. Alguno nos acusó de ensalzar a alguien que había hecho mucho daño a gente. Sinceramente creo que la sociedad es muy hipócrita. Se están vendiendo armas para guerras, haciendo cosas muy chungas... Y nadie hace nada.

Hay una corriente muy buena actualmente de poner en valor el gallego, hacer música en gallego... Usted lo hizo hace años, rapeando en gallego y en una época en la que era menos habitual.

Soy neofalante por decirlo así, porque aunque nací aquí mi madre era del País Vasco y mi padre, catalán. Sí tengo raíz gallega, pero soy un popurrí de culturas. Me apoyé en esa raíz de esos dos sitios para defender lo mío. Me gusta también mucho la historia y para mí, como te digo, Antón Reixa es un referente. Él hizo propia una cultura que venía de fuera -dice en alusión al Hip-Hop-. Un rapero americano es más fácil que respete algo así, que algo que pretenda ser americano sin serlo. Yo lo hice con mucho cariño. Por ejemplo, con Ggaal-Ego.