Alex y Montse, hijo y madre, heredero y dueña del restaurante O Coto, en Vigo

Alex y Montse, hijo y madre, heredero y dueña del restaurante O Coto, en Vigo Treintayseis / O Coto

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El restaurante de Vigo que honra la tradición familiar con una de las mejores carnes de la ciudad

Situado a las afueras de Vigo, es todo un punto de referencia por su trato e intimidad que ofrecen a sus clientes

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El centro de Vigo se ha establecido como un punto de referencia gastronómico dentro de la ciudad. Numerosos restaurantes, algunos incluso con Estrella Michelín, protagonizan una escena culinaria que, en ocasiones, da la espalda a sus parroquias y barrios, donde se esconden algunas de las historias familiares más peculiares de la comarca.

Una de ellas se encuentra en plena carretera de Camposancos, pasado todo el jaleo de las concesionarias de coches y al lado de los preciosos molinos de Gontade. Allí, se esconde el restaurante O Coto, un local con 20 años de trayectoria que honra su tradición familiar.

En el número 341 de esta calzada de Coruxo, la familia de O Coto ofrece una de las mejores experiencias de Vigo, con la carne como protagonista y la sonrisa, la confianza y la intimidad como valores indispensables en cada jornada de servicio.

El restaurante surge en mayo de 2005, "sin saber nada de hostelería", como recuerda Montse, dueña de O Coto. Junto a su marido, Luis, aquel año transformó la antigua carnicería de sus padres en los que hoy es uno de los establecimientos de referencia de la ciudad, ya galardonado con un Solete Repsol.

"Cada uno tenía su trabajo, pero a mi marido le gustaba la hostelería, aunque no se dedicara a ella, y pensó que era un buen lugar para montar algo", explica Montse. Su primera idea fue fundar una jamonería, pero, "según iban avanzando las obras", pensaron: "Qué pena tener tan buena carne al lado y no aprovecharla".

Interior del reaturante O Coto

Interior del reaturante O Coto Treintayseis

De aquella, Felipe y Mari aún tenían su carnicería Varela abierta, un emblema para muchos vecinos de Canido durante 40 años. También del resto de Vigo. La madre de Montse tuvo un local en el mercado de Camelias y muchos de sus clientes se trasladaban hasta Coruxo por sus carnes de tan alta calidad.

El éxito de O Coto fue instantáneo. "Abrimos con el boom del 2005, todo el mundo tenía dinero", relata de Montse, que afirma que no sintieron la crisis económica hasta el 2010, igual una de las épocas más complicadas en el restaurante junto a la pandemia.

"Eran clientes que venían a la carnicería y, además, yo trabajaba en el Celta de aquella y me ayudó mucho. También gente de Canido que conocían mis padres", recuerda la hija de los carniceros Varela sobre las primeras personas que se acercaron a su restaurante. La familiaridad que ofrecieron desde el primer momento les aseguró una base sobre la que construir O Coto.

El "gran secreto" de O Coto

Felipe y Mari trasladaron todos sus conocimientos sobre la carne a su yerno y a su hija, que tuvo que dejar su trabajo para dedicarse a tiempo completo al restaurante. El tratamiento de este producto ha sido fundamental para O Coto, no pasa por intermediarios y tienen las instalaciones necesarias para conservarla como nadie en la ciudad.

"Ese es nuestro gran secreto, es una carne que viene directamente del matadero a nuestra nevera, no pasa por otro sitio", incide Montse, que explica que incluso pican la carne para hacer su famosa hamburguesa que les hizo conseguir el Solete Repsol.

En O Coto han trasladado a la perfección la experiencia de la carnicería al restaurante. Ahora bien, su carta va mucho más allá. Las inquietudes de Luis, como chef, permiten a sus clientes disfrutar de uno de los mejores cocidos de la zona, así como de clásicos de la gastronomía gallega como mariscos, pulpo o bacalao.

Amabilidad, confianza e intimidad

En O Coto cuidan de la decoración, tanto casi como de sus clientes. Y es que desde un primer momento, Montse tenía claro que no quería un restaurante grande, le bastaba con cuatro mesas y que los clientes se sintieran a gusto.

"Un restaurante familiar, que vengas, puedas trabajar y te reciban casi como si estuvieras en casa. Esa es nuestra política", recalca la dueña del restaurante, donde se valora la sobremesa y no se apura al cliente para abandonar el local.

De hecho, Montse no colocó un cartel en la entrada para ubicar O Coto hasta hace un par de años. Así sólo reservaban mesa vecinos de la zona y personas que conocían el restaurante por el boca a boca, generando así una confianza especial con cada cliente.

Una intimidad que se ha visto potenciada desde hace poco. Una vez se jubiló la madre de Montse, el espacio de la antigua carnicería quedó sin uso y decidieron montar un reservado para celebrar pequeños eventos, comuniones y bodas, o reuniones.

Así, Montse y Luis homenajean el trabajo de los Varela durante tantos años al frente de la carnicería familiar. Y sus hijos no se quedan atrás, el pequeño de la familia, Álex, es el "sucesor natural" de O Coto y su hermana, Sara, ha trasladado a Churruca su amor por la hostelería con Se Cadra.