Un operario bajando la persiana de un negocio en Vigo tras el apagón

Un operario bajando la persiana de un negocio en Vigo tras el apagón Treintayseis

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La solidaridad florece en un oscuro Vigo: "Era una situación inédita y nos ayudamos entre todos"

El comportamiento ejemplar de los vigueses destacó en una jornada en la que no se registraron ni robos ni actos vandálicos

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La ciudad de Vigo, al igual que el resto de España, vivió momentos de tensión este lunes 28 de abril. La incertidumbre generada por un apagón que dejó a la ciudad sin electricidad durante más de 15 horas revivió en muchos vigueses la ansiedad de los días de pandemia. “No sabíamos qué estaba pasando y, por un momento, pensamos que iba a ser como el COVID otra vez”, relataban algunos vecinos.

Una situación que podría haber sacado a relucir el lado más egoísta de las personas, pero que, en cambio, mostró todo lo contrario. Según informa la Policía Local, no se registraron robos ni actos vandálicos durante la jornada. Las únicas incidencias fueron personas atrapadas en ascensores o viviendas, lo que refleja el comportamiento ejemplar de los vigueses.

En lugar de caos, la ciudad respondió con compañerismo. Muchos comercios y bares confiaron en la buena voluntad de sus clientes y optaron por fiar pagos. Es el caso de la clínica podológica Pousa o Pé, en la calle Couto Piñeiro, donde una paciente se encontraba en plena consulta cuando se produjo el apagón. "Se fue la luz y no tenía efectivo para pagar, así que simplemente la dejé marchar", explica la doctora Débora Pousa. 

Y no solo tuvieron que fiar los negocios que fueron sorprendidos en plena faena. Los comercios que abrieron por la tarde también mostraron su solidaridad con los vecinos. Así sucedió en Central Dietética de Vigo, en Gregorio Espino, donde Carmen dejó marchar sin pagar a una clienta que, como de costumbre, no llevaba dinero en metálico y necesitaba el producto.

"La señora vino a pagarme a primerísima hora", destaca la dependienta, que recuerda: "Luego también vino otra y también se lo iba a fiar, pero me dijo que se pasaba hoy". Muchos vigueses se acercaron a sus tiendas de confianza, pero pospusieron sus compras a este martes al no disponer de efectivo.

Gestos de solidaridad entre vecinos

La solidaridad también se extendió entre vecinos. Desde linternas hasta latas de conservas, en los barrios se compartió lo que se tenía. Ana, vecina de Teis, cuenta que, al caer la tarde, las baterías de los teléfonos estaban prácticamente agotadas. Ante la desesperación de un vecino que necesitaba contactar con su esposa, le permitió cargar el móvil en su coche. "Era una situación inédita y nos ayudamos un poco entre todos", explica.

En Coia, el apagón sorprendió a los residentes de un edificio de la calle Caldas de Reis con los rellanos a medio fregar. Como el ascensor no funcionaba, los vecinos decidieron dejar cubos de agua en sus puertas para facilitar el trabajo de la mujer encargada de la limpieza. "A nosotros no nos costaba nada, y le hacíamos el trabajo mucho más sencillo", comenta uno de ellos.

Tampoco faltaron los gestos hacia los mayores. En el barrio del Calvario, Susana recuerda cómo ayudó a su vecino octogenario a subir la compra. "Entré en el portal y lo vi intentando subir las bolsas hasta el sexto piso. No dudé en echarle una mano".

Es esta solidaridad -la de Débora, Ana, Susana y muchos otros vigueses- la que mantuvo a Vigo brillando incluso en la oscuridad. Una muestra del carácter de una ciudad que, en medio del miedo y la incertidumbre, eligió cuidarse unos a otros.