Del éxito al olvido: ¿Por qué no funcionaron en Vigo los gastromercados?

Del éxito al olvido: ¿Por qué no funcionaron en Vigo los gastromercados?

Comercio

Del éxito al olvido: ¿Por qué no funcionaron en Vigo los gastromercados?

En 2016 se inauguró el primer mercado gastro de la ciudad olívica, el Urban Market Progreso 41, y dos años después, un remozado Mercado del Berbés, pero en ambos casos tras unas aperturas a bombo y platillo no lograron alcanzar el éxito esperado

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En 2009, el Mercado de San Miguel de Madrid se convirtió en el primer gastromercado de España, un mercado de abastos transformado en un espacio enfocado a la experiencia culinaria, con pequeños locales que ofrecían comida y bebida.

El éxito del negocio capitalino llevó a que el modelo se replicase en muchas ciudades, Vigo entre ellas. En este caso, fueron dos los que se lanzaron, en un espacio de dos años y ambos compartieron unas aperturas mediáticas y con el favor de los clientes y una progresiva decadencia que los terminó condenando al olvido.

¿Por qué en Vigo no funcionaron este tipo de mercados gastro? La respuesta no es sencilla, y el resultado final se debe a múltiples variables, aunque la principal es que no consiguió el apoyo del público, un elemento imprescindible para que cualquier negocio salga adelante.

Progreso41, el pionero

El primer gastromercado de Vigo se abrió en junio de 2016: el Urban Market Progreso 41. Esta iniciativa aprovechaba uno de los espacios del Mercado del Progreso para ofrecer todo tipo de negocios, temporales y permanentes, desde locales gastronómicos y de exposiciones hasta de moda.

Ser un pionero significó tener el favor del público. La prueba es que en sus primeros 5 meses, logró el 100% de ocupación de los alrededor de 30 puestos, además de ofrecer una agenda con eventos culturales. Entre los negocios que pasaron por él, encontramos restaurantes con nombres tan reconocidos como el Rokuseki, el Bendito Nopal o La Martinesa.

Urban Market Progreso 41.

Urban Market Progreso 41. @mercadoprogreso41

Para entender el por qué del fracaso del gastromercado, en Treintayseis hemos consultado con algunos de los que pasaron por Progreso 41, dueños de los locales que apostaron por este modelo. Lo que apuntaba como "una idea estupenda", pronto mostró sus primeras grietas.

Dos elementos claves fueron la falta de aire acondicionado y de salidas de humos, imprescindibles en un espacio cerrado donde, además, se cocinan alimentos, algunos de ellos al carbón. "Eso fue lo principal que empezó a fallar allí", comenta uno de los antiguos dueños. Aunque, reconoce, el aire acondicionado fue uno de los primeros fallos que se corrigieron.

Otro de los que señalan es el aumento de precio del alquiler de los locales de un año a otro. Mientras el público rompía esa fidelidad inicial, algunos de los negocios comenzaban a facturar menos, por lo que aquel aumento del alquiler provocó también varios cierres. Además, aquellos que sí que tenían éxito, incluso ocupando dos locales, terminaban saliendo en busca de un local "propio" donde desarrollar su negocio.

También, tras el impulso inicial, la poca visibilidad, achacada a un mal plan de marketing por parte de los administradores del gastromercado, pudo tener que ver en que el espacio se quedase cada vez más vacío de clientes y, por tanto, de negocios que no lograban subsistir.

Urban Market Progreso 41.

Urban Market Progreso 41. @mercadoprogreso41

Reconocen, también, que el cierre del otro gastromercado que abrió en la ciudad, con un éxito más fugaz, hizo que muchos le viesen "las orejas al lobo" y comenzasen a ver que había "algo" que no funcionaba.

Entre finales de 2019 y principios de 2020, el proyecto se fue desmantelando, con sólo cinco locales operativos, y, aunque no se puede hablar de un "cierre" oficial, la simple ausencia de vida en el lugar refrendó el fracaso del proyecto, marcado también por la llegada de la pandemia.

Hoy, en las instalaciones, apenas queda la sala Urban Market Mahou, destinada a celebraciones privadas.

Berbés, un éxito (muy) fugaz

El segundo gastromercado que se abrió en Vigo fue en el Mercado del Berbés. También en junio, pero de 2018, apareció como una apuesta en paralelo a su contemporáneo, que todavía vivía días de vino y rosas. El del Berbés fue realmente una reapertura, tras siete meses de reforma y un segundo piso totalmente cambiado y dedicado a la gastronomía.

Arrancó con 7 puestos, con negocios de empanadas gourmet, quesos, croquetas, pizza al corte, La Pepita y Hei Wok, entre otros; una barra-escenario y un horario de apertura ininterrumpida de 12:00 a 00:00 horas los 365 días del año. Además, era año de Mundial, así que se presentaba como el lugar perfecto para combinar fútbol y comida. Y así fue, al menos durante los primeros meses.

Pero también se detectaron pronto los fallos. Según relatan a Treintayseis antiguos propietarios de negocios del mercado, hubo una "mala gestión", ya que no era un lugar de paso, a pesar de estar en el Casco Vello, por lo que había que "atraer" al público hasta allí.

En un principio, se les vendió que se iban a hacer múltiples eventos, como lugar de referencia de los congresos en Vigo, catas, conciertos y monólogos, todo centrado en jueves y domingo, ya que "viernes y sábado se sobreentendía que iba a funcionar bien sí o sí".

"Esto nunca fue así", sentencian. Se hicieron actividades al principio, "puntualmente", pero "se fue muriendo". Mientras los viernes y los sábados funcionaba a la perfección, el resto de la semana apenas había clientes, por lo que "no compensaba". Y es que al ser negocios pequeños, hacían tickets pequeños, y eso es inviable si el flujo de gente es constante.

Y cuando se juntaba mucha gente era "un poco desagradable, sobre todo en verano", tanto por el calor como por el ruido porque, igual que en Progreso41, no había aire acondicionado. Además, destaca uno de los antiguos empresarios, la cultura de Vigo de salir entre semana a "tomar algo" o a cenar, está "muy acotada" a determinadas zonas, por lo que un espacio nuevo y en un lugar como el Casco Vello, que en aquella época todavía estaba resurgiendo, no ayudaba.

"No era nada agradable; eran espacios con techos bajos, estabas como encerrado", resumen sobre la disposición del espacio, que tenía una zona central con una combinación de mesas altas y bajas y rodeado de los diferentes puestos gastro. 

El cierre, en este caso, también fue algo progresivo aunque mucho más veloz que el de Progreso. Apenas un año después de su apertura, a finales de agosto de 2019, la actividad del gastromercado desapareció. Se anunció una reapertura el 30 de ese mes que nunca llegó.

Seis años después del cierre de los dos gastromercados, este modelo ha quedado excluido de la ciudad; la doble experiencia parece que cavó la tumba de este tipo de apuestas en Vigo.