Cruceiro do Hío

Cruceiro do Hío Shutterstock Cangas do Morrazo

Cultura

El cruceiro de las Rías Baixas convertido en un símbolo eterno de la cultura popular

Esculpido en 1872, el famoso cruceiro de O Hío muestra más de 30 figuras que narran algunos de los momentos más significativos de la humanidad, desde la creación con Adán y Eva hasta la redención de Cristo

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Los cruceiros se han convertido en uno de los emblemas más representativos de la cultura, el patrimonio y el paisaje gallego. Estos monumentos religiosos, cuya primera representación conservada data del siglo XIV en Melide (A Coruña), salpican el grueso del territorio gallego con su singular presencia. Símbolos de devoción popular y religiosa, los cruceiros fueron concebidos en su origen para santificar espacios y alejar a los malos espíritus de ellos. Con el tiempo, estos curiosos estandartes de piedra fueron ganando usos más prácticos, marcando límites territoriales, anunciando lugares sagrados y sepulturas, e incluso sirviendo como guía para los peregrinos del Camino de Santiago. En definitiva: los cruceiros son, hoy por hoy, el testimonio vivo de la riqueza espiritual y cultural de Galicia. 

De los más de 12.000 cruceiros que se conservan en toda Galicia, las Rías Baixas pueden presumir de albergar uno de los icónicos y deslumbrantes de la región: el famoso cruceiro de O Hío. Situado en la plaza frente a la iglesia de San Andrés, en la localidad pontevedresa de Cangas do Morrazo, esta joya del arte barroco destaca por su extraordinaria ornamentación. Su elaborada y curiosa estructura, considerada una muestra de lo más especial dentro de su género, muestra más de 30 figuras que narran el ciclo completo desde Adán y Eva hasta la Redención. Sin duda, una obra maestra de la arquitectura popular que combina devoción y simbolismo en un enclave de extraordinaria belleza. 

Breve historia

Detalles del crucero de Hío

Detalles del crucero de Hío Wikipedia Cnagas do Morrazo

El famoso cruceiro de O Hío se localiza en el atrio de la iglesia románica de San Andrés, construida en el siglo XII en un rincón privilegiado con vistas a la majestuosa ría de Aldán. Los orígenes del monumento religioso se remontan hasta finales del siglo XIX, concretamente al año 1872. Según la cultura popular, la pieza habría sido esculpida por el cantero y escultor gallego Xosé Cerviño García (Cotobade, 1843- Aguasantas, 1922), más conocido como Mestre Cerviño o Pepe da Pena. Sin embargo, la realidad es que a día de hoy su autoría es todavía un misterio y son muchas las voces que adjudican dicho trabajo a Ignacio Cerviño Quinteiro, también escultor originario de Aguasantas. 

Más allá de las dudas sobre su origen, el cruceiro de O Hío se ha convertido en una de las grandes joyas del arte popular en Galicia. Esculpido casi en su totalidad en un único bloque de granito, a excepción de algunas figuras añadidas, destaca por su detallada ornamentación. El conjunto en cuestión reposa sobre una escalinata de tres niveles con base octogonal redondeada, coronada por una pequeña mesa que sostiene el fuste del cruceiro. En el presente, una reja metálica rodea a esta obra maestra para garantizar su conservación, protegiendo un tesoro del patrimonio gallego que consigue fascinar a todo aquel que descubre su silueta por primera vez. 

Las escenas del cruceiro

Escenas del crucerio de O Hío

Escenas del crucerio de O Hío Wikipedia Cangas do Morrazo

El cruceiro cangués ofrece una representación, dramatizada y cargada de simbolismo iconográfico del barroco, de los momentos más significativos de la humanidad, desde la creación a la redención. En la cúspide del monumento destaca la escena del Descendimiento de Cristo: en el centro, Jesús yace inerte, descendido de la cruz con una tela que lo sostiene por debajo de los brazos. Dos hombres ascienden por una escalera hasta los brazos de la cruz: Xosé de Arimatea, propietario del sepulcro donde se enterraría a Jesús, y Nicodemo, un fariseo cercano al Salvador. Ambos descienden el cuerpo de Cristo para entregarlo a San Xoán, quien, al pie de la cruz, lo recoge por las piernas. A él le acompañan la Virgen María y María Magdalena. La composición se completa con la presencia de dos ángeles

En el fuste, de sección circular, recoge tres escenas diferentes cargadas de simbolismo. En la parte superior, dos arcángeles destacan por su dramatismo: uno pisando la cabeza de una cobra mientras el otro trata de proteger a una criatura o un alma. Justo debajo, la Virgen aparece pisando una especie de dragón o cobra, símbolos clásicos que referencian al demonio y, en este caso, la salvación. Un poco más abajo, se distinguen las figuras de Adán y Eva expulsados del paraíso, desnudos y ocultando sus cuerpos, avergonzados tras el pecado original. Además, en el fuste, una inscripción casi ilegible descifra la fecha de construcción del cruceiro. 

En la base del cruceiro alberga cuatro hornacinas en donde se encuentran representados tres destacados pasajes bíblicos: el Pecado Original, con las figuras de Adán y Eva bajo el árbol, Cristo Resucitado descendiendo al limbo de los justos y la Virgen, posiblemente la del Carmen, actuando como intercesora de las almas del Purgatorio.