El Español
Quincemil
Cultura
|
Educación

Purrusquiños en Vigo: experiencias creativas y novedosas en la mejor ludoteca de España

Este centro infantil dirigido a niños de entre 2 y 6 años basa su proyecto pedagógico en la filosofía Reggio Emilia, un método adaptado al entorno cultural vigués que promueve el aprendizaje a través del juego y que en este caso también fomenta una educación alimentaria saludable
Ludoteca Purrusquiños en Vigo.
Cedida
Ludoteca Purrusquiños en Vigo.
Ofrecido por:

Actividades basadas en la tradición, juegos vivenciales e incluso la preparación de snacks dentro de una alimentación saludable, en el universo educativo de Purrusquiños todo es posible. Esta ludoteca infantil autorizada por la Xunta de Galicia y situada en el número 26 de la Rúa de Pablo Iglesias de la ciudad Olívica viene de proclamarse como la mejor de España ―Premio Excelencia Educativa 2023― gracias a su creativo y novedoso proyecto pedagógico inspirado en la filosofía italiana de Reggio Emilia, un método que en el caso del centro vigués aplican adaptado al entorno cultural de Galicia y promoviendo siempre un aprendizaje didáctico a través del juego. "Mucha gente está equivocada con lo que significa la palabra ludoteca, no es un centro de ocio, no es una escuela infantil… Nosotros lo que hacemos es fomentar el desarrollo mental, lexicomotor y emocional del niño a través del juego", aclaran los responsables del centro. 

Purrusquiños inició su actividad en septiembre de 2019 de la mano Sebastián Castiñeiras (Director) y Nerea González (Coordinadora pedagógica), un ingeniero industrial y una maestra oriundos de Ourense que decidieron entrelazar sus caminos laborales en Vigo y poner en marcha todo un proyecto de vida que girase en torno al mundo de la enseñanza. "Cuando empezamos el proyecto llegamos a analizar hasta 15 métodos distintos y al final nos decantamos por el que más se parecía a nuestra idea, a lo que queríamos transmitir con nuestro negocio dentro de esa mirada hacia la infancia, del respeto y los valores", recuerda Nerea sobre los primeros cimientos de esa ludoteca dirigida a niños de entre 2 y 6 años. "Era lo que más se ajustaba a nuestra manera de entender la infancia, la educación y también lo que nosotros queríamos ofrecerle a Vigo porque veíamos que faltaba en la ciudad", agrega Sebastián. Además del valor educacional, en Purrusquiños la alimentación saludable también conforma una pieza fundamental del puzzle y de hecho, en el propio centro cuentan con una nutricionista que confecciona los snacks de cada día e incluso imparte talleres y atiende a las consultas de las familias. 

Así es una jornada de aprendizaje en Purrusquiños

Las jornadas diarias en Purrusquiños siempre se componen de dos actividades principales (y todos los días hay una diferente), relacionadas entre sí y separadas por el momento del snack, que según aclaran los impulsores y docentes de la ludoteca viguesa: "también es importante porque les transmitimos educación alimentaria y funciona como una actividad más del proceso". Con todo, y para abrir cada mañana o tarde en el centro, los pequeños y sus profesoras se reúnen en una especie de asamblea inicial, con yoga incluido, donde se narra un cuento o una historia relacionada con la segunda actividad del día, que es "la principal y la más espectacular ".Siempre solemos hacer propuestas de juegos vivenciales, reales, con materiales que ellos pueden encontrar en el día a día para que ellos puedan manipular, experimentar y conocer nuestra cultura", apunta Nerea. 

El magosto, la tomateira (hacen su propia salsa de tomate), el mercados, el huerto, la feria de abril, el día del Orgullo, convertirse en apicultores por un día o las salidas  al parque para sumergirse en un entorno de naturaleza son sólo algunas de las experiencias que a lo largo de todo el curso los alumnos de Purrusquiños pueden disfrutar mientras aprenden. Pero sin lugar a dudas, una de las actividades de mayor éxito dentro y fuera de la ludoteca viguesa tiene que ver con la vendimia, y en ello también coinciden tanto Sebastián como Nerea y Patri Méndez (docente del centro junto con Carla Fontán): "es la actividad estrella por la que todo el mundo nos conoce". Una viña lo más realista posible en mitad de la sala de juegos, los más pequeños ataviados con sus trajes de viticultores y dos horas por delante en las que en Purrusquiños se cargan "kilos" de uvas, se pisa el fruto de la vid con los pies, se hace el zumo y hasta se mide el grado del mosto. "Nerea es Castrelo de Miño y allí tenemos unos viñedos. Traemos las uvas de allí, montamos la parra y hablamos con la Cooperativa del Ribeiro para que nos mande una carta como que nos convocan para ir a vendimiar (...) a través de juegos como estos van aprendiendo también nuestras tradiciones y es una manera de que respeten la cultura y las diferentes culturas", apunta Sebastián.  

La filosofía Reggio Emilia también es denominada como pedagogía de la escucha o pedagogía de la luz, otros dos de los pilares fundamentales dentro del proyecto educativo de Sebastián y Nerea: "escuchamos mucho los intereses de los niños, trabajamos también un poco partiendo de sus centros de interés (...) además también quisimos ofrecer un espacio lo más transparente posible, donde la luz natural fuese la protagonista y que Purrusquiños fuese en definitiva una continuidad del hogar", aclaran ambos emprendedores. Y es que en esta ludoteca infantil cada elemento es una pieza del engranaje para el buen funcionamiento del centro y las actividades diarias: desde los grandes ventanales y los diferentes rincones de juego, hasta los baños y cocina adaptados para niños, los juguetes artesanos y nacionales en su mayoría o los retroproyectores para los talleres de luz. 

Tal y como adelantamos unas líneas más arriba, en cada jornada la alimentación saludable conforma un nexo de unión y aprendizaje entre las actividades del día. Los alumnos de Purrusquiños también se convierten en pequeños cocineros para elaborar a diario los snacks que más tarde podrán degustar. "Empezamos siempre con un snack muy básico, pero esto al final de curso es como masterchef, algunos cocinan mejor que yo", bromea Sebas. Lo cierto es que para este apartado relacionado con la alimentación, Lola Poza es la nutricionista que guía al equipo y confecciona los tentempiés saludables adaptando cada menú a las posibles alergías e intolerancias de cada niño. "Al final es una actividad de educación alimentaria donde se aprenden colores, olores, sabores, texturas… probamos y también montamos los platos. Es todo un aprendizaje", señala Nerea. Además, desde el centro también realizan un seguimiento diario y personalizado de los pequeños y todas las actividades y el aprendizaje queda inmortalizado en numerosas fotos y vídeos que son enviadas cada fin de semana a las familias. 

Ser parte de la familia Purrusquiños

La ludoteca infantil de Purrusquiños divide su proyecto en jornadas de mañana y tarde, dirigidas en el primero de los casos a aquellos pequeños de entre 2 y 3 años y en el segundo, a niños de 3 a 6 años de edad. Después, cada jornada en el centro se inicia a las 9:30 y se extiende hasta las 12:30 horas, con un margen de media hora de entrada y salida para dar cierta flexibilidad a las familias. Lo mismo sucede con el horario de tarde, que arranca con sus actividades de lunes a viernes a las 16:30 horas. 

Además, el proceso para solicitar plaza en Purrusquiños se encuentra en plena fase de digitalización, con una nueva web a punto de ser lanzada y que permitirá a las familias realizar un tour virtual por las instalaciones para conocer en primera persona los entresijos y la filosofía de la mejor ludoteca de España si bien también organizan jornadas de puertas abiertas. Para aquellas familias interesadas en formar parte de la familia Purrusquiños el proceso resulta de lo más sencillo a través de un formulario de admisión que también se encontrará en la página web del centro, que tiene 20 plazas asignadas en el grupo de mañana y otras 30 para el de tarde. 

TEMAS:
Cultura