Rincones de Galicia: Castillo de Soutomaior, esplendor medieval y aroma de camelias
El castillo de Soutomaior se encuentra en O Rial, en el centro geográfico del ayuntamiento pontevedrés del mismo nombre. Desde lo alto observamos por el norte el río Verdugo y al fondo se abre la Ría de Vigo con la ensenada de San Simón, donde desemboca el río Verdugo.
Esta noble fortaleza medieval fue un punto clave en el control de las comunicaciones entre el suroeste y el centro de Galicia. Su origen se debate entre leyendas populares que lo sitúan en época anterior a la invasión musulmana y los años del s. XII en que se dice que pudo haberlo construido Paio Méndez Sorrelle, aunque no hay ningún documento que lo atestigüe.
Es con la figura de Pedro Álvarez de Soutomaior, apodado "Pedro Madruga", con quien el castillo alcanza sus mejores épocas de esplendor, pues la Casa de Soutomaior siempre estuvo en el centro de conflictos, como las Revueltas Irmandiñas, las disputas con los prelados de Tui y Santiago y las guerras con Portugal.
Con la muerte de Pedro Madruga se abre un período de litigios entre los herederos de la familia Soutomaior, que tardan nada más y nada menos que tres siglos en resolverse con la sentencia favorable al marqués de Mos. Cien años después, en 1869, se restauró y amplió el edificio por parte de los herederos del marqués, los también marqueses de la Vega Armijo, que levantaron la capilla y construyeron la galería volada o “de las damas” y comenzaron a cultivar un espléndido jardín botánico de corte oriental. Vivió entonces una temporada en auge, siendo visitado por el mismo Alfonso XII.
Años más tarde cayó en el abandono hasta que pasó a manos de la Diputación de Pontevedra en 1982. Lo que vemos en la actualidad del Castillo de Soutomaior es el resultado de una completa restauración que finalizó en 1987.
En la imagen del castillo destaca su imponente Torre del Homenaje, defendida por una sola muralla, con casi 150 metros cuadrados de planta y 15 metros de altura en sus muros, de 3 metros y medio de espesor. Contrasta con la delicadeza neogótica de la llamada “Galería de las Damas”, que da al patio de armas cerrado por un doble muro. Adosada a la torre, la zona palaciega se extiende hacia el norte, hacia una segunda torre, levantada en el siglo XV, no muy alta, de la que se conservan sus sillares más primitivos.
La finca en la que se ubica la fortaleza tiene 29 hectáreas y dispone de un amplio jardín botánico en el que se encuentran 175 especies arbóreas diferentes, algunas de ellas con más de 800 años de antigüedad. En 1905, cuando la marquesa de Ayerbe publicó su obra “El castillo del marqués de Mos”, en Soutomaior ya había cedros del Líbano, abetos, eucaliptos, naranjos, palmeras, castaños, helechos arborescentes, grandes magnolios, césped inglés y coloridos rosales. Y muchas camelias.
De hecho es la camelia una de sus flores destacadas, con más de 300 ejemplares de árbol de camelia de 22 tipos diferentes. Es por este motivo que el Castillo de Soutomaior está incluido en la Ruta de la Camelia, que recorre Galicia en busca de las ubicaciones más sobresalientes en las que se cultiva esta delicada flor.
Es tal la importancia de los jardines de Soutomaior que en 2012 fue declarado Jardín de Excelencia Internacional por la Sociedad Internacional de la Camelia, el único jardín de España en conseguir este reconocimiento. En él también hallaremos secuoyas, plantaciones de frutales y grandes bancales de viñedos dispuestos de forma escalonada sobre la colina.
El acceso al exterior del castillo es libre y gratuito, aunque conviene visitar su página oficial para confirmar horarios , tarifas de entrada al interior y aforos. Una visita imprescindible son las estancias de Pedro Madruga, el habitante más famoso de la fortaleza y figura clave de la historia medieval gallega.
Emma Sexto
