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El fascinante mundo de la biodiversidad marina de Galicia desde el BDRI de O Grove

Hablamos con Bruno Díaz, director del Instituto de Investigación del Delfín Mular, sobre la labor del centro en el estudio y conservación de las diferentes especies marinas y costeras, y su importante papel en la formación de cientos de estudiantes de todo el mundo
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En las Rías Baixas, concretamente en el municipio de O Grove, se encuentra uno de los centros de investigación del medio marino más importantes de toda España, el Bottlenose Dolphin Research Institute (BDRI), o Instituto de Investigación del Delfín Mular en su traducción al castellano. A la cabeza de este gran proyecto se encuentra Bruno Díaz López, un científico gallego con más de 20 años de experiencia en el campo de la investigación de cetáceos. 

La andadura de Díaz comenzó ya en el año 1995, estudiando mamíferos marinos en el Océano Atlántico, el Golfo Pérsico y el Mar Mediterráneo, "sobre todo al inicio en el sur de Italia, isla de Cerdeña", tal y como nos recuerda. Actualmente, el BDRI dedica su labor al estudio y conservación de la biodiversidad marina, haciendo especial hincapié en los cetáceos (ballenas, delfines, marsopas…), nutrias y aves marinas; y al mismo tiempo lleva a cabo la formación académica de jóvenes investigadores de todo el mundo.

Los inicios del BDRI y su traslado a O Grove

No se puede hablar de los inicios del BDRI sin conocer un poco más a fondo la trayectoria de su fundador. Bruno Díaz aterrizó en Cerdeña (Italia) gracias al "Dolphin-project" de la Accademia del Leviatano. A partir del año 2000, y consciente de la carencia en la formación académica de este mundillo, Díaz decidió poner en marcha su propia entidad dedicada al mundo de la investigación, y que "al mismo tiempo ofreciera una formación académica". El proyecto del BDRI se creó en el 2005 y a lo largo de estos años, "el centro ha ido creciendo desde el punto de vista científico, con un elevado número de trabajos de alto rango y la formación de cientos de estudiantes", recalca Bruno. El BDRI pasó a también abarcar una mayor área de investigación, estudiando no sólo a delfines mulares sino a diferentes especies en varias partes del mundo. 

Bruno Díaz López, fundador del BDRI. Foto: Cedida

En el año 2013, el Gobierno de los Emiratos Árabes (el ministerio de medioambiente) contactó con Díaz "porque quería que formase a su personal científico y al mismo tiempo dirigiese una serie de proyectos de investigación y conservación de cetáceos en el Golfo Pérsico. La oportunidad supuso un empujón personal y profesional para el gallego, y para el centro, lo que le permitió "empezar a planificar un salto (...) y desplazar el Instituto de lo que era la Costa Esmeralda en Cerdeña". Así fue como en el año 2014 la sede del BDRI se trasladó a las costas gallegas para iniciar sus nuevos proyectos en el Océano Atlántico. 

La opción de traer el BDRI a Galicia se sustentaba en un minucioso estudio preliminar y el propio conocimiento de Bruno sobre el entorno. "Conocía la realidad de que esta es posiblemente unas de las costas más ricas del planeta en biodiversidad marina, pero también de las menos estudiadas", afirma Díaz. "Decidí escoger O Grove simplemente por un aspecto geográfico. Está ubicado en el centro de lo que es la ría de Arousa, la más grande de Galicia y la más productiva en términos biológicos", añade. 

Una jornada en el BDRI: estudios, proyectos y formación

Instantánea de unos arroaces en la ría de Arousa. Foto: Cedida

La gran diversidad de especies marinas, especialmente cetáceos, que se encuentra en el área de estudio del Centro en Galicia, permite al BDRI tener en marcha varios proyectos de investigación, muchos de ellos centrados en el estudio de la ecología y el comportamiento del delfín mular, la marsopa común el calderón gris o la ballena azul, entre otros; sin dejar de lado a la gran variedad de especies de aves marinas y nutrias europeas presentes en la costa gallega. 

"En una jornada típica, si las condiciones climatológicas son buenas, tenemos tres equipos de trabajo en el campo y otro equipo trabajando en laboratorio", comenta Bruno. Y es que el BDRI lleva a cabo de forma sistemática un muestreo que permite el seguimiento de estas especies residentes en las aguas atlánticas del noroeste de España. Estas salidas de investigación se llevan a cabo desde las embarcaciones del centro o los puntos de observación desde costa. "Tratamos de ser lo más multidisciplinares posible. Tenemos múltiples proyectos que intentamos ampliar cada año. Ahora mismo estamos supervisando in situ, unos 14 o 15 trabajos de estudiantes de máster de universidades de toda Europa", relata Díaz.

Nutrias costeras. Foto: Cedida

Uno de los estudios más importantes actualmente en el BDRI es el del proyecto Balaenatur, que sigue de cerca los pasos del rorcual azul dentro de la red Natura 2000 y apoyado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. "Estamos analizando y estudiando todos los datos recogidos sobre ballenas e intentando ligarlos con aspectos del impacto del cambio climático", comenta Bruno. El seguimiento de estas especies permite recabar información sobre sus pautas migratorias, su comportamiento y su distribución en las costas gallegas y contribuir de esta manera a la conservación de las mismas.

Los cambios en casi una década

Especies de grandes cetáceos en las costas gallegas. Foto: Cedida

Tras más de ocho años de investigaciones y seguimiento de los cetáceos en las costas gallegas, el BDRI ha podido obtener y recabar datos muy valiosos sobre la biodiversidad marina y sus cambios. "Una de las cosas más interesantes fue que a partir del año 2017 comenzamos a encontrarnos especies como la gran ballena azul fuera de las aguas, digamos de las rías al exterior. Eso hasta el momento no se tenía casi constancia", aclara el fundador. Y es que hacía por lo menos 30 años que no se veían estos ejemplares, "desde antes del final de la caza ballenera en el 85", añade. "Estamos viendo como puede que se esté dando una pequeña recuperación de estas grandes especies, que son distribución oceánica mundial, evidentemente ellas no tienen fronteras". 

En cuanto a otras especies, la población de nutrias costeras y sus pequeños también les están dando buenas alegrías a los investigaciones del BDRI. Díaz nos explica que en el caso de "los delfines mulares, arroaces que están en nuestras rías, la población se mantiene estable" y su seguimiento les ha permitido conocer mejor su vida diaria. De hecho, una de las líneas de investigación que el propio Díaz ha seguido más a fondo, también a nivel internacional, es el hecho de los individuos. "He publicado un trabajo, de los más importantes de mi carrera sobre eso, la personalidad de los delfines", asegura Bruno. "A nivel mundial, por primera vez pudimos mostrar cómo los delfines tienen diferentes personalidades", agrega. 

Muescas de un rorcual común de 16 metros. Foto: Cedida

Para poder conocer este complejo mundo marino y apreciar los cambios de los últimos años, el BDRI utiliza diferentes técnicas de tipo no invasivo. "Nosotros realizamos fotografías de esas partes del cuerpo que pueden contener información individual. Es decir, en un delfín mular, las aletas mulares en general, tanto la forma como sobre todo las muescas que van apareciendo con el tiempo. Las cicatrices de la vida social son generales y características de cada individuo", revela el científico. "Otro ejemplo son las grandes ballenas azules, que tienen un patrón de coloración único de cada ejemplar". 

Las especies de las costas gallegas

Las costas gallegas son muy particulares, y especialmente las características de sus rías, por lo que no es de extrañar encontrarse grandes poblaciones de cetáceos. "El delfín mular es una especie que se ha sabido asentar muy bien y vivir en las rías gallegas. Hay poblaciones residentes todo el año. Es la especie más fácil de ver en nuestra ría, pero no quiere decir que sea la más abundante", explica Bruno. En ese sentido, el delfín común es la especie en número más abundante de la costa gallega, aunque "no suelen entrar en la ría, sino que más bien se sitúan fuera de la costa". En la cara opuesta se encuentra la marsopa común, conocida como toniña, "una especie recientemente declarada en peligro de extinción en todo territorio nacional, de las que quedan muy pocas y el último reducto, digamos, es aquí en Galicia", expresa Bruno. En el caso de las ballenas, desde el BDRI han podido constatar que especies como la ballena blanca (la más pequeña de ellas) "está todo el año muy cerca de nuestras costas". Después, durante algunos períodos del año existen especies migratorias que llegan en busca de alimento como la gran ballena azul, el rorcual común o los calderones. 

La importancia de la formación

Clase formativa en el BDRI de O Grove. Foto: Cedida

Al principio de la entrevista, Bruno Díaz nos hablaba de la carencia formativa en el mundo de la biología marina. "Una carencia que yo mismo viví. No había quien me explicase, quien me enseñase o quien me guiase a la hora de realizar trabajos de investigación de estos animales", comenta. Otro de los aspectos limitadores a la hora de formarse pasan por la dificultad de "desplazarse a los lugares para aprender, así como el coste económico que supone", añade Bruno.

Aprovechando que "ahora todo el mundo es familiar con las videoconferencias y las actividades online" desde el BDRI han querido abrir las puertas a todo el mundo, no sólo a nivel nacional, para poder formarse en sus diferentes ámbitos de estudio. Para ello han lanzado cursos online a bajo costo, y accesibles para toda la gente que quiera "animarse y aprender algo nuevo" sin necesariamente ser un experto. "Comenzamos con un curso en castellano sobre la acústica de los cetáceos y la comunicación, y tuvo un éxito realmente grande", aclara Bruno. "Acabamos de sacar la versión en inglés que te puedo decir que es toda una avalancha. Nos agrada ver que gente desde Tailandia, Australia o Japón, quieren unirse y participar", recalca.

Sin duda, Galicia tiene una enorme riqueza por descubrir y conservar, aunque tal y como aclara Bruno "biológicamente todavía nos queda mucho por aprender". Desde el BDRI continúan día a día en su labor divulgativa, formativa y de conservación, para que toda esta valiosa información llegue, no sólo a los científicos, sino también a la gente de a pie. "Tenemos esta filosofía que es la educación. Nosotros queremos aportar conocimiento y que la gente saque sus propias conclusiones", y de ese modo, pueda contribuir a la conservación de estas especies y su hábitat.  

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