Las 10 corridas sorteadas de San Isideo

Las 10 corridas sorteadas de San Isideo Las Ventas

Toros FERIA DE SAN ISIDRO

Simón Casas hace historia en Las Ventas sorteando San Isidro: Roca Rey lidiará la corrida de Adolfo

El empresario francés sortea 10 corridas entre 10 toreros, la primera vez que se hace en la principal feria del mundo.

21 febrero, 2019 13:14

Simón Casas ha cumplido la promesa que hizo en octubre. Dijo que habría “100%” bombo en San Isidro, y a esta hora la suerte, por primera vez en la historia de la feria más importante del mundo, ha emparejado a 10 toreros con 10 ganaderías, un asunto del que se ha hablado mucho en las últimas semanas pero sobre el que conviene poner un poco de perspectiva: sólo supone un tercio del total de corridas que se celebrarán durante el mes de mayo. A partir de ahora Casas y su equipo deben completar más de 30 carteles, lo que deja en el aire muchas incógnitas.

Roca Rey lidiará la corrida de Adolfo Martín. Fue la primera combinación que salió del bombo, por lo que el morbo del sorteo se agotó rápido. Dos presidentes de la plaza sacaron, ante notario, bolas azules –toreros– y bolas rojas –ganaderías– de dos cajas transparentes y descubiertas. Hubo ciertos problemas técnicos: no desenroscaban.

Tras partir los cascarones de plástico a golpes, fueron apareciendo el resto de combinaciones, una imagen nítida del sector taurino: brutos a los que de vez en cuando se les ocurre alguna idea. El resto de ganaderías se reparte así: Castella lidiará la corrida de Jandilla; Perera, Fuente Ymbro; Ponce; Juan Pedro Domecq; Urdiales y Ureña, las de Alcurrucén; Ginés Marín, Montalvo; López Simón, Parladé; Ferrera, El Puerto de San Lorenzo y Álvaro Lorenzo, Garcigrande.

Roca Rey mata al padre 

Según explica la empresa en su página web, y recordó el “señor notario”, los carteles se pueden completar, en orden de preferencia, “con toreros que hayan sorteado y quieran torear más de una corrida”, con “confirmaciones de alternativa”, con “toreros emergentes”, con “habituales de corridas duras” o con “otros toreros que tengan legitimidad para torear en San Isidro”.

La presencia de Roca Rey –al que le podrían haber pagado un millón de euros por tres tardes– legitima el pulso de Simón Casas a las figuras del toreo, Morante, Juli y Manzanares, dejando el abono descubierto para que lo arrope el torero peruano. El mensaje lo mandó Roca Rey utilizando sus redes sociales horas antes del sorteo: "Decido yo", vistiendo su decisión de rebeldía, saliéndose del camino marcado por las figuras de siempre, alejándose de las posiciones marcadas por El Juli.  Roca Rey mata al padre.

Está por ver qué feria saldrá. Aunque las figuras acudiesen a Madrid sólo una tarde, como han hecho los últimos años eludiendo parte de su responsabilidad, remataban carteles. La jugada es interesante: si Roca no consigue tirar del carro de San Isidro, Simón Casas le habría hecho un favor al resto de empresarios, es decir, a Anoet, la entidad que preside, pinchando esa burbuja.

Golpecito de estado 

El bombo tampoco tiene la importancia de los nombres, salvando a la joven figura peruana, que lo utiliza como trampolín para avanzar posiciones. Compuesto por veteranos, Ponce –que es una categoría aparte–, figuras amortizadas, jóvenes con futuro y un joven olvidado. El resultado del bombo no es, ni de lejos, rompedor. Algunos cabezas de cartel coinciden con ganaderías que ya les han servido para triunfar, como es el caso de Perera o Castella. De ahí se ha salido Emilio de Justo, convencido de que sus logros del año pasado merecen un trato diferente.

Salvo sorpresa de última hora, los diez de hoy serán los matadores importantes de San Isidro matando corridas normales, por hablar en el idioma del torismo. Quitando Roca y Adolfo, ¿dónde está lo extraodinario? Simón Casas ha llegado al mismo sitio dando un rodeo enorme. ¿Cambiar el sistema, tener visión de futuro, traspasar parte del poder de las figuras a los empresarios, ayudar a la superviviencia del sector o simplemente reducir San Isidro? Ya veremos cuál es el objetivo.

La empresa agradeció a los toreros “salirse del sota, caballo y rey”, como si no hubiera contribuido a construir lo que ahora quiere derribar. Este San Isidro es histórico también por ver a Casas, el empresario que mejor ha entendido a los toreros, el romántico que se arruinó sacando brillo de un espectáculo manejado por mediocres, alinearse con parte de la afición en el argumento de que es mejor si se prescinde de los mejores. Las figuras podrían haber puesto en aprieto al francés, no sólo negarse a entrar en su invento. Simón Casas ya tiene su golpecito de estado.