El bochorno había abierto unos centímetros la ventana. Corría algo de fresco cuando apareció Escandaloso. La gente estaba encendida. Hervía por tendidos, desde el '7' al '2'. Una algarabía mascullaba por lo bajo y rompía, como marea azuzada por el gris caliente que se cernía sobre Las Ventas. El cuarto montalvo, rabón, con badana y acapachado. Había ambiente de final de curso. El viejo rey sobre toriles. Enseñaba las palas, la expresión torera, Escandaloso, digo. Burraco, la memoria siempre viaja a Juncal. Escandaloso podría haber sido aquel Bocanegra pero salió en Madrid, el día de San Isidro. La feria se asentaba, como si hasta ahora todos hubieran estado expectantes, tanteándose. El 7 se viene arriba cuando aparecen los no habituales, como si temiera contagiarse de algo. Con todos en sus posiciones apareció el toro de público para un torero de Madrid, la combinación perfecta.

Había hecho algún regate Escandaloso, que apretó en el caballo. Por dentro, como algunos de sus hermanos. Intratable pitón derecho. Un trincherazo marcó el camino: intensidad en el izquierdo. Pronto, sorprendía al matador, que ya lo estaba toreando en la segunda raya. Las tandas se sucedieron por esa mano sin redondear. El toro se abría, iba de largo y Curro Díaz toreaba a chispazos. Literal. Le dio 15 metros y a pies juntos lo embarcó. La faena no tuvo nunca ritmo de composición. Se desataba y la volvía a anudar. Algún ole se escapaba. Curro Díaz compone bonito en la verticalidad y hace todo el muletazo con ese instante. El toro iba templado. Quizá el pero de querer salir alguna vez por encima de los vuelos, rebosante otras. Este Curro remató todas las series con un desprecio. Majó la última al fin pero ya era tarde, en el tercio y con Escandaloso embistiendo con los riñones. Hubo la anhelada pausa. A esas alturas la gente se había ido al bando del toro y el bajonazo decantó definitivamente la balanza: se arrastró con las dos orejas bajo una clamorosa ovación y a Curro Díaz, despejados los primeros pitos, le redoblaron algunas palmas tímidas desde el '10'.

El arenal en el que se ha convertido Las Ventas echó al suelo dos veces al primero, zancudo. Todos sacaron sus flamantes pañuelos verdes protestando en realidad que no hubiera querido oler el peto. Tan crudo, arreó en banderillas. El subalterno Manuel Muñoz no se libró en el suelo. Hasta el nervio ciático entró el pitón. Curro Díaz se abrió en cinco o seis verónicas en un palmo, con las bambas. No le sujetaron al toro y el brindis al rey emérito fue tropezado, como todo lo que vendría después. Apuntó un desprecio despacísimo y un derechazo vertical. La espada se hundió en la mantequilla, buscando las dagas el pecho. 

Cornada a Manuel Múñoz Efe

El quinto salió como una exhalación. Un petardo colorado al galope. La mecha centelleó a la altura del '9'. Ureña se encontró con el trolebús, lanzado a velocidad de crucero, directo al cuerpo del murciano. No pudo alcanzar el olivo. Un testarazo lo mandó a la madera, doblada la rodilla sobre las cuerdas. De abajo arriba, como en Tiburón, el hombre esta vez sí salvó la dentellada. Con la carne intacta pero dolorido, no pudo ordenar la lidia, sentado desde el estribo. El fondo del montalvo se agotó desmoronando la calidad en la primera tanda.

El segundo fue un mulo. Apuntaba por dentro. Lanzado el pitón a la hombrera del matador en el primer intercambio. La vuelta de campana lo debilitó y no aguantó las líneas rectas de Ureña.

Quizás sea la tarde en la que peor se ha visto a López Simón en Madrid, uno de sus bastiones. La afisión cayó sobre él, que dio motivos desde las verónicas, por llamar de alguna forma a esos lances descoloridos, átonos, desequilibrados y sin proporción torera. El equilibrio perdido, como si hubiera vuelto a la época de sin caballos. ¡Estaba verde! El tercero, con su chispita, pidió suavidad y compás y claro. Terminó de hundirse con el sexto, que parecía que jugaba al Twist por como apoyaba, descompensado. Al menos le queda su gente. "¡No te merecen!", le gritaban, así, a bulto.













Ficha del festejo



Monumental de las Ventas. Lunes, 15 de mayo de 2017. Quinta de abono. Casi lleno. Toros de Montalvo, 1º deslucido, mulo el 2º, con chispa y a menos el 3º, intenso pitón izquierdo el 4º, desfondado el 5º, 6º descompuesto.

Curro Díaz, de azul cielo y oro. Bajonazo, espadazo caído y contrario. Dos descabellos (silencio). En el cuarto, espadazo en el número (división de opiniones).

Paco Ureña, de azul pavo y oro. Estocada entera que hace guardia. Un descabello (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada que hace guardia (silencio).

López Simón, de tabaco y oro. Media estocada trasera (silencio). En el sexto, espadazo muy tendido (silencio).

Parte médico

Herida por asta de toro en tercio medio de la cara posterior del muslo izquierdo de 20 centímetros: alcanza fémur, contusiona nervio ciático y causa destrozos en músculos isquiotibiales.

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