La tauromaquia surgió de carreras, arreones, encuentros fortuitos. El toro, un tótem salvaje, era -es- un imán. La gente lo buscaba para esquivarlo, sentir la llamarada de las puntas, el aliento húmedo, el desagradable y humeante olor a animal, esa esquina llena de yonkis. A través de los siglos se ha mantenido la forma de torear con el cuerpo, tan mediterránea, paralela a las corridas de toros hasta esta edición de San Isidro: los festejos populares llegan a la feria más importante del mundo, encontrándose con su evolución, en tres mañanas durante el maratón de toros.

"Es la primera vez que se programan festejos de recortadores en San Isidro", explica Carlos Bernabé, responsable de comunicación de Toropasión, empresa dedicada a la organización de este tipo de festejos por toda España, que ha acudido a la llamada de Plaza 1. "Desde 2005 estamos colaborando con Las Ventas organizando estas actividades para el 2 de mayo". 

Recortadores de élite en Las Ventas 2017 - Feria de San Isidro

Para San Isidro el concurso de recortes, que arranca este domingo, será diferente. "Es un certamen de élite en el que van a participar los 24 mejores especialistas del mundo". Divididos en dos fases, los dos primeros domingos eliminarán a seis recortadores cada día. "A la final del 11 de junio llegarán los 12 mejores". Tendrán que superar el veredicto del jurado. "Está compuesto por aficionados y recortadores retirados que evalúan las acciones de 0 a 10". Carlos insiste en que este formato es inédito. "Nuestro objetivo es convertirlo en uno de los concursos de referencia, igualarlo con el campeonato de España".

Cada participante debe ejecutar, al menos, un recorte. "Es la base fundamental. Lo ortodoxo. Como un natural para un torero. Se trata de citar al toro, aguantar el galope y vaciar la embestida lo más cerca posible arqueando la espalda. Hay que salir andando". La teoría, siempre fácil. Existe también el quiebro. "Está muy en auge. Hay que permanecer inmóvil hasta el último instante". Los saltos completan las tres suertes. "Son acrobáticos, vuelan por encima del toro, hacen el salto del ángel, tirabuzones, mortales...". 

La edad dorada del festejo popular

¿Por qué son los mejores? "Son los recortadores que más títulos han conseguido en los últimos años. La élite". El valor como hecho diferencial. "Es lo que les hace mejores o peores". Y no son profesionales. "Son especialistas, pero amateurs, no están profesionalizados". ¿Cobran? "Sí". 

Por cada festejo en el que participan el caché puede rondar entre los 200 y los 300 euros. "Tienen dietas también. En realidad participan por conseguir el premio". Es en metálico y si ganan, depende de cada certamen, "se pueden llevar incluso 6.000 euros". "También", continua Carlos, "hay premios de 3.000". 

La presencia de los festejos populares en San Isidro ha causado controversia entre los aficionados. "Este espectáculo tiene algo que la tauromaquia tradicional está perdiendo: la emoción". En realidad lo tradicional es el recorte. Lo primitivo. Quizá en ese cambio de percepción está la clave. "Salvando la distancia con las corridas de toros, es emocionante de principio a fin. Es más fácil de entender y abierto". Una puerta abierta para llevar gente a las corridas de toros. "Totalmente. Todos los que van a este tipo de festejos lo hacen por el toro. Tiene atractivo. Y es un festejo cercano y asequible, con precios populares". "Puede aportar mucho", señala, "al público de Madrid. Está en auge y aporta valores igual que la tauromaquia".

Es la tormenta perfecta. La crisis ha echado a la gente de los tendidos. Los precios altos, un espectáculo sin garantías de triunfo -es la esencia del toreo- y que exige concentración y observación es difícil de digerir. Mucho más que ver a un hombre recortar un toro a cuerpo limpio, algo cercano al populismo, lejos de las construcciones, que rompe con el sistema, síntoma inequívoco de esta época: en los festejos populares siempre da el sol.

Se ha vendido, además, muy bien, algo que no ha sabido hacer el sector taurino. "Soy publicista y eso lo veo con claridad. Desde Toropasión hemos trabajado mucho la imagen de marca, algo potente, con spots, publicidad. Somos un modelo a seguir en materia de comunicación. Eso nos ha hecho llegar hasta donde estamos". Señala a las empresas tradicionales. Ellos, con ese aire de Red Bull, han ido más allá. "No invierten en comunicación. Tampoco los toreros. Hay que poner en valor lo que se hace: jugarse la vida cada tarde. No se pueden vender ferias con carteles de hace 100 años. No hay público objetivo. No se hacen las cosas bien", resume Carlos. 

Todo eso explica el éxito del espectáculo menor. ¿Es esta la edad dorada del festejo popular? "Sin duda, se empieza a reconocer lo que se hace, que se juegan la vida sin trampa ni cartón". 

Entre los 24 hombres hay, claro, algunos favoritos. "Cualquiera puede ganar. Pero Eusebio Sacristán, Estévanez, dos veces campeón de España, o Dani Alonso, muy puro, son favoritos". Recuerda a cuando Canal Sur nombraba a Edgar Torronteras, aquel motorista de saltos extraterrestres. "Todos están muy preparados. Son especialistas, tienen un mente muy fuerte, y humildes. Sufren lesiones y cornadas y reaparecen como los toreros". 

La finca de Toropasión

Toropasión es la empresa especializada en este tipo de espectáculos. "Empezamos en 2003. Surgió por afición al mundo del toro y al festejo popular fundamentalmente. Empezamos a hacer festejos en nuestra zona, en La Rioja, y vimos que había tirón". Hay que darle importancia. "Apostamos por el verdadero valor del espectáculo, el toro, y con contar con los mejores". De 20 festejos anuales han pasado a 140. "Hemos comprado una finca". Allí recrían los ejemplares. "Como damos tantos toros, de 350 a 400 cada año, la utilizamos para tener más control sobre ellos. Compramos muchos erales y becerros".

"Buscamos ganaderías que funcionen como Valdefresno, La Campana, Cebada Gago, San Miguel, Talavante, Mari Carmen Camacho, Trinidad...". "Solemos comprar pocos toros, sólo en casos excepcionales", explica, "cuando les sobran o son muy aparatosos". También tienen un hierro. "Adquirimos el de José Manuel Pereira Lupi y contamos con 60 vacas de vientre de encaste Murube" fundamentalmente para rejones.

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¿Qué ocurre con los toros cuando acaban el festejo? "Mueren". "Algunas veces", aclara, "vuelven al campo y se utilizan para encierros y otras actividades. La mayoría de comunidades exigen que el toro muera una vez sale de la plaza y para que el espectáculo sea mejor debe ser cerril". Es decir, vírgen, nuevo, que nunca haya embestido a nadie. 

Las desencajonadas de este San Isidro, soltar a los toros en la plaza antes de ser lidiados para que la gente los vea, también corren de su parte. En la primera plaza del mundo es forzar un poco, ¿no? "Bueno, soy partidario de hacerlas. Es verdad que no es lo mejor para el toro: se aquerencia y eso influye en la corrida. Pero creo que estando tan acosados hay que apostar por cosas diferentes, renovar, remar". 

¿Los antitaurinos también se ponen raros con los recortes? "En el festejo popular al no haber muerte en el ruedo es diferente, pero sí. Luego se mata aunque no lo saben. No tenemos tantos problemas". 







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