Es inevitable que, con la llegada de un nuevo año, nos planteemos hitos y desafíos personales para los próximos 12 meses. No obstante, entre aquellos propósitos más recurridos y publicitados, como el aprendizaje de idiomas o el gimnasio, hay decisiones menos evidentes pero seguramente más importantes -y realistas- en lo que atañe tanto a nuestra calidad de vida como a las finanzas domésticas.

En este sentido, contar con una conexión a internet que ofrezca velocidad, calidad y un precio competitivo es algo que puede marcar la diferencia en nuestro día a día. Empezar el año buscando la mejor opción para ello es una de estas decisiones relevantes pero, al mismo tiempo, muy fáciles a la luz de lo que ofrece una compañía como O2. La firma, proveedor de fibra y móvil, incluye entre sus tarifas opciones adaptadas a cada necesidad que, aparte de las características técnicas, ofrece a sus clientes elementos intangibles que le aportan a su propuesta un valor añadido. Es el caso, por ejemplo, de una mayor sencillez; el compromiso de limitar al máximo las comunicaciones comerciales, tan habituales en el sector; o, entre otros, la ausencia de permanencias o penalizaciones al abandonar la compañía.

Por eso, entre otras cosas, O2 es diferente. Coloca a la persona en el rol que le corresponde, el de protagonista absoluto de sus servicios, manteniendo su presencia de una manera discreta y sin intrusiones. Desde su irrupción en el mercado español, en 2018, centra sus miras en ofrecer a sus clientes una conexión de alta calidad en todos sus productos, todo ello con tecnología 5G y apoyándose en la mayor red de fibra y de cobertura móvil de España, la de Telefónica. Además, le concede a sus usuarios ventajas que redundan en su tranquilidad en varias facetas. La más evidente es la del precio “sin sorpresas” que garantiza la compañía.

Se trata de ponerlo fácil: el precio contratado es el precio final, ni más ni menos, sin asteriscos o letra pequeña que condicione las cuotas. Además, O2 también se pone del lado de sus clientes al garantizarles que cualquier mejora de tarifa que exista se les aplique primero a los que ya venían disfrutando del servicio, y sin necesidad de solicitarlo. En definitiva, tranquilidad para que, incluso sin necesidad de estar atento a estas cuestiones, alguien juegue a nuestro favor en las facturas: lo que no podíamos imaginar es que fuera la propia empresa que contratamos.

Son algunos de los argumentos que ayudan a tomar la primera buena decisión del año pero no son los únicos que O2 pone sobre la mesa. De acuerdo a esta concepción ética de la relación con el cliente, también ha enfatizado en la implantación de mecanismos de atención al mismo más humanos, eficientes y con mayor empatía. Su propuesta en este sentido aboga por poner al otro lado de la línea a una persona, sin intervención de robots ni máquinas, realmente dispuesta a ayudar al cliente y que intentará solucionar el problema en una única llamada.

Beneficios añadidos exclusivos

Además, ser cliente de O2 también conlleva la posibilidad de acceder a O2 Cloud. Se trata de la nube exclusiva de la compañía, en la que todos sus usuarios pueden disponer de hasta 500GB de almacenamiento. Es un entorno en el que tener todo organizado y accesible desde cualquier dispositivo con la tranquilidad de que esté seguro en todo momento y permitiendo salvar espacio en el móvil como si fuera una extensión del mismo.

Por otra parte, entre las ventajas de formar parte de O2 también está la de poder combinar la tarifa con la contratación de Movistar Plus + por apenas 12 euros al mes, lo que redunda en la excelente relación entre el precio y la calidad del servicio y los contenidos. Toda la información relativa a tarifas y a la propuesta de valor de la compañía puede encontrarse en su web.