José Elías (49) en el podcast 'Un café incapto'

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Sociedad

José Elías (49), alto y claro sobre los jóvenes: “Hemos criado una generación que llama esclavitud a trabajar 8 horas al día”

Te contamos los argumentos que disgustan al millonario por la actitud de muchos jóvenes cuando les ofrecen “un horario de toda la vida”.

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Las claves

José Elías critica que parte de la juventud actual considera que trabajar 8 horas al día es una forma de esclavitud.

El empresario señala que la queja se ha normalizado y que muchos jóvenes rechazan horarios laborales tradicionales.

Para Elías, esta mentalidad genera consecuencias graves como la creencia de derechos sin obligaciones y una futura carga económica para las próximas generaciones.

Elías advierte que la actitud actual puede llevar a problemas económicos y sociales que terminarán afectando a los hijos de la generación actual.

Hace ya unos cuantos años, hubo un anuncio en televisión que triunfó. Hablaba de JASP (Jóvenes Aunque Sobradamente Preparados). Con el paso de los años, se hizo popular una acepción sobre este colectivo: nini (ni estudia ni trabaja). ¿Qué predomina hoy?

El millonario José Elías lo tiene claro: “Hemos criado una generación que llama esclavitud a trabajar 8 horas al día”.

Y el propietario de la cadena de congelados La Sirena y participante en otras firmas como Atrys Health, Ezentis o Healthline Food añade: “Últimamente veo gente que se indigna por tener un horario comercial de toda la vida”.

Esclavos

En la red social X (antes Twitter), el empresario se muestra indignado por la actitud de los jóvenes: “Les ofrecen trabajar de lunes a viernes, parando para comer, y dicen que la sociedad los quiere esclavizar”.

Por esta circunstancia, se hace la siguiente pregunta: “¿Qué nos pasa en la cabeza?”. Sobre todo cuando le vienen a la memoria momentos de cuando era un niño.

“Mi padre hizo ese horario toda su vida y sacó a su familia adelante sin creerse una víctima del sistema”, rememora Elías. ¿Dónde está el problema?

Desde su punto de vista, el mismo radica en que “estamos normalizando la queja. Estamos dándole voz a discursos que nos van a llevar a la mierda”.

Una situación que no sólo afecta al presente, sino que tendrá consecuencias en el futuro: “Esta mentalidad de todo me ofende y todo es mucho esfuerzo tiene consecuencias graves”, apunta. ¿Cuáles son?

A su entender, tres. La primera, ”creer que tenemos derechos infinitos sin obligaciones”; la segunda, “dilapidar dinero público que no tenemos”; y, la tercera, “generar una deuda que no vamos a pagar nosotros”.

Fruto de toda esta situación, hay una doble vertiente. Por un lado, “es muy fácil vivir así”. Pero, por otro lado, “la factura la van a pagar nuestros hijos”.

Ante esta tesitura, muestra su descontento. “Lo triste es que, además de dejarles la deuda económica, les estamos enseñando que esforzarse 8 horas al día es una tortura”, concluye.