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Se llama ‘Para eso estamos’, y es una agencia creativa. ‘Apetito’, por su parte, es una charcutería moderna. Y ‘Always Open’ es una cafetería-espacio deportivo. ¿Qué tienen en común estos tres negocios? Que han nacido gracias a Nuria Robleño.

La emprendedora ha estado en el podcast ‘Tómatelo con vino’, donde ha compartido su experiencia acerca de los desafíos económicos y personales a los que tiene que hacer frente quien emprende en España.

“Trabajo 24 horas con el sueldo mínimo para poder pagar a la gente”, ha afirmado Robleño. Y también para poder sacar adelante sus proyectos.

“Montada en el dólar”

La alta carga fiscal, la necesidad de poner como prioridad pagar a sus 18 empleados, y el hecho de tener buenos socios (y personas) también son tratados en la entrevista.

Sin olvidar lo difícil que resulta poner límites como jefa, la dificultad de conciliar la vida personal con la profesional, y cómo las redes sociales han sido una parte importante del éxito de sus tres proyectos.

“Todo el mundo piensa que cuando tienes tres empresas tienes que estar montada en el dólar”, afirma Nuria Robleño. ¿Y qué cree ella? “Yo creo que es cuando más pobre pobre soy”.

¿Por qué esta visión? “Porque la realidad es que al final metes dinero en los proyectos. Y yo os aseguro que antes, de freelance, os aseguro que vivía mucho mejor”.

Nuria también hace un breve recorrido por su trayectoria empresarial, Y todo comenzó muy pronto ya que, de niña, “vendía pulseras como una jabata todos los veranos en el carril bici de mi urbanización”.

Después, estudió la carrera de ‘Liderazgo, emprendimiento e innovación’, ya con 18 años. Y fruto de todo fue su primera empresa, una marca de zapatillas llamada ‘Rollo’. Luego trabajó como freelance en el mundo del marketing hasta que decidió ser empresaria.

“Fue la decisión más arriesgada de mi vida”, reconoce. Como también está convencida de que los tres proyectos actuales que tiene en marcha “son mucho más sólidos que los del principio”.

Respecto al capital necesario, aparte de sus ahorros, también le han ayudado sus socios, a los que denomina como socios capitalistas. “Entre todos hacemos nuestra hucha para, gracias a Dios, no tener que pedir al banco para hacer un proyecto”, reconoce.

Asimismo, subraya lo complejo que es emprender en España, “donde te ponen muchas trabas. Hay que pagar un montón de cosas. Creo que en los primeros años debería haber una serie de facilidades porque, al final, estás generando empleo”.

Y concluye resaltando lo que denomina como “una especie de guerra entre el empresario y el trabajador”. Nuria Robleño está convencida de que ambas partes “somos un equipo, nos necesitamos, y no entiendo tantas bajas que dan la sensación de que quieren quedarse a gusto en su casita”.