Vista general de la Central Nuclear de Almaraz, infraestructura clave en la soberanía energética de España.

Vista general de la Central Nuclear de Almaraz, infraestructura clave en la soberanía energética de España. Cedida

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Sociedad

Extremadura desafía el cierre nuclear y baja la ecotasa para salvar Almaraz

Extremadura, durante décadas, ha sostenido buena parte del suministro eléctrico de España con discreción y eficacia, sin pedir protagonismo, pero con la convicción de estar haciendo una labor esencial.

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Las claves

Extremadura ha anunciado una reducción de la ecotasa en 15,4 millones de euros para mantener operativa la Central Nuclear de Almaraz más allá de 2027.

La Central Nuclear de Almaraz es esencial para la economía local, generando más de 3.000 empleos directos en Extremadura y 15.000 en toda España, y evitando emisiones de CO₂.

La presidenta de Extremadura, María Guardiola, critica la política energética del Gobierno central, que según ella castiga a las regiones productoras y favorece un cierre injustificado de Almaraz.

Extremadura se ha cansado de ser el territorio que produce la energía que otros consumen sin recibir a cambio el reconocimiento que merece. No en vano es la región que aporta más del 10% de la electricidad nacional y que genera el 24% de la energía solar fotovoltaica del país.

“No estamos pidiendo privilegios, lo único que pedimos es que impere la lógica. Estamos en un momento delicado donde nos tenemos que unir para exigir sensatez y no tener que renunciar a ninguna ambición”, ha afirmado recientemente la presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, en un foro de energía nuclear celebrado en Madrid.

Una planta nuclear es mucho más que un conjunto de reactores: es tecnología, empleo y riqueza para toda España. Es soberanía energética para un país. Y la comunidad extremeña cuenta con una de ellas: Almaraz.

Una decisión valiente: Extremadura baja la ecotasa

Guardiola anunció una medida histórica: la reducción del Impuesto sobre Instalaciones que Inciden en el Medio Ambiente, conocido como ecotasa, en 15,4 millones de euros, condicionada a que la Central de Almaraz continúe operativa a partir de 2027.

Una medida que convierte a Extremadura en una comunidad autónoma que utiliza la fiscalidad ambiental para proteger una instalación estratégica para el país. “Si nosotros damos el paso, Moncloa no puede seguir mirando hacia otro lado”, subrayó la presidenta.

Con esta medida, la Junta envía un mensaje político y económico contundente: Extremadura no va a aceptar que la transición energética se convierta en un castigo a las regiones que más han contribuido al progreso común. También es un mensaje al Gobierno central: Extremadura está dispuesta a hacer su parte para mantener abierta una instalación estratégica para toda España.

María Guardiola, presidenta de Extremadura, durante su intervención en un acto de apoyo a la continuidad de la Central Nuclear de Almaraz.

María Guardiola, presidenta de Extremadura, durante su intervención en un acto de apoyo a la continuidad de la Central Nuclear de Almaraz. Cedida

Almaraz, símbolo de la España que trabaja y produce

La Central Nuclear de Almaraz es el corazón de la economía de la comarca del Campo Arañuelo, en Cáceres, y un pilar de la industria española.

Su funcionamiento evita cada año seis millones de toneladas de emisiones de CO₂, mantiene más de 3.000 empleos directos en Extremadura y 15.000 en toda España, y ha recibido más de 50 millones de euros en inversiones de mantenimiento recientes.

“Cerrar Almaraz —advirtió Guardiola— supone condenar a toda una comarca a la incertidumbre laboral, perder riqueza, perder empleo de calidad”

La presidenta recordó que el cierre de la central, previsto para 2027, no tiene justificación técnica ni medioambiental. “Por lo visto, hay ciudadanos de primera y hay ciudadanos de segunda. Y quieren también que haya centrales nucleares que se salvan y centrales nucleares que están instaladas en el medio rural, que están condenadas de manera prioritaria al desmantelamiento. Almaraz tiene que cerrar porque así lo ha planificado y lo ha diseñado el Gobierno de Sánchez”.

Y recordaba Guardiola “pretenden que los reactores nucleares de Cataluña puedan seguir operando más allá del 2031. Y no porque sean más modernos, no por una cuestión de eficiencia, tampoco de seguridad”, quien aclaró que se necesitan todas las centrales nucleares de España en este momento.

El agravio fiscal y la “transición tramposa”

La Junta de Extremadura denuncia que la actual política energética del Gobierno de España castiga a las regiones productoras y asfixia fiscalmente a las empresas del sector. Según un informe de Price Waterhouse Coopers, la carga impositiva sobre la energía nuclear ha crecido un 70% en los últimos cinco años, con tributos “injustificados” que amenazan su viabilidad.

La presidenta reclama una revisión integral del sistema de impuestos sobre la energía, para que las regiones que generan electricidad —como Extremadura— reciban una compensación justa. “La mayoría de los recursos los recauda la Hacienda estatal. Y esto hace que regiones productoras como Extremadura no reciban los recursos que realmente le deberían corresponder”, afirmó.

Soberanía energética

El mensaje de Extremadura trasciende lo regional. Tiene que ver con el modelo de país. Con si España quiere ser dueña de su energía o dependiente de otros.

“España está arriesgando su seguridad energética y su competitividad industrial. Sin energía nuclear, el país dependería mucho más de las renovables intermitentes”, recordó Guardiola.

La presidenta citó el informe del expresidente del BCE y Premio Carlos V, Mario Draghi, que advierte de que la energía y la tecnología serán los factores que definan la competitividad europea.

“La única manera que tenemos de salir adelante sin apagones es integrando la nuclear y la renovable y es respaldando a territorios como Extremadura que producimos energía limpia y que además mostramos nuestra solidaridad energética con el resto del país”.

Campo Arañuelo: el rostro humano de Almaraz

En torno a Almaraz late una comarca entera. Talleres, pequeñas empresas, hoteles, transportistas, ingenieros, técnicos, familias que han construido su vida alrededor de una central que no solo produce electricidad, sino también orgullo y estabilidad. Que garantiza la permanencia de quienes han hecho de esa comarca su hogar.

Apoyo ciudadano a la continuidad de Almaraz.

Apoyo ciudadano a la continuidad de Almaraz. Cedida

Más de 150 empresas de servicios y casi 300 suministradores dependen directa o indirectamente de su actividad.

“Cerrar la Central Nuclear de Almaraz —insiste la presidenta— sería una irresponsabilidad histórica. No nos podemos rendir, no podemos bajar los brazos, no lo podemos permitir”.

En Almaraz trabajan generaciones enteras de profesionales que han hecho de la seguridad y la excelencia técnica una forma de vida. Son ingenieros, técnicos, operadores y proveedores que entienden la energía como un compromiso con su tierra y con España.

Por eso la Junta defiende que mantener Almaraz abierta no es una cuestión técnica, sino social. Es proteger a la gente que trabaja, que produce, que sostiene este país.

Extremadura pide respeto institucional

Extremadura quiere un trato justo. No más excepciones, no más territorios de primera y de segunda. “Pedimos respeto para Extremadura. Nosotros no estamos pidiendo privilegios, lo único que pedimos es que impere la lógica”, señaló la presidenta.

Con esa reivindicación, la Junta ha puesto en marcha una estrategia energética integral que combina renovables, almacenamiento, hidrógeno verde y energía nuclear, en una apuesta por una transición realista y sostenible. Porque para Extremadura, la energía no es un dogma, es una oportunidad de país.

“Hoy el futuro es la energía nuclear y Almaraz sigue siendo ese futuro”, apuntó Guardiola.

Extremadura se define por su luz, su paisaje y su capacidad de reinventarse. La energía, aquí, no es solo una cuestión económica: es una forma de garantizar la vida en los pueblos, de sostener la actividad empresarial. Y de ofrecer oportunidades a los jóvenes que quieren quedarse.