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En España viven hoy más de 230.000 personas de origen chino, y sus negocios ya forman parte de nuestro día a día. Y es que basta con dar una pequeña vuelta por cualquier barrio para encontrar un bazar, un restaurante o una tiendita de barrio que está regentada por familias chinas.

Sin embargo, muchos españoles se preguntan cómo han conseguido crecer tanto en tan poco tiempo, pasando tan desapercibidos.

Alejandro Zuhang, empresario chino afincado en España desde hace años, lo resume sin rodeos: "Al final es un negocio que los chinos supimos aprovechar, porque los españoles son unos vagos".

En su intervención en Sísifo Podcast, Zuhang recuerda que hace unas décadas la situación en China era muy distinta a la de ahora. Hoy es una de las potencias económicas del mundo, pero entonces era un país muy pobre y con poco trabajo. Por eso, miles de familias decidieron emigrar.

Fue en ese momento, que España parecía un lugar ideal, un sitio "muy lujoso, con mucho dinero", donde la mayoría quería venir.

La familia de Zuhang aterrizó aquí con lo justo y empezó en la hostelería, como casi todos. Pero el éxito de los restaurantes con arroz tres delicias o pollo al limón, no duró para siempre.

Poco a poco fueron perdiendo fuerza porque los woks eran "más fuertes, más grandes, más baratos...". Y fue entonces cuando las familias chinas apostaron por otro modelo: las pequeñas tiendas de barrio.

La idea, cuenta Zuhang, salió de un "iluminado" que abrió la primera. A partir de ahí, el resto copió la fórmula y triunfó.

A día de hoy, más de 66.500 trabajadores chinos están afiliados al Régimen Especial de Trabajadores Autónomos y estas tiendecitas parecen ser el único negocio chino que verdaderamente "sigue funcionando muy bien y que cada vez hay más".

El secreto está en la cercanía y la comodidad. Así lo explica Zuhang, quien asegura que la mentalidad de los chinos es: "Los hispanos son vagos, pues lo que vamos a hacer es abrir una tienda donde haya muchos edificios, muchas viviendas, porque como son vagos, a por una lata de cerveza no se van a ir al supermercado. Entonces abro un negocio ahí y hago dinero".

Una capacidad de adaptación que sorprende a muchos empresarios. Pues, es el verdadero truco para el éxito.

Y Zuhang lo ha vivido muy de cerca. Cuando su madre vio que la hostelería empezaba "a bajar", cerró su local, cambió de rumbo y abrió una pequeña tienda, con la que da de comer a su familia.

Su padre, sin embargo, fue más ambicioso. Se dio cuenta de que había muchísimas tiendas, pero "muy muy pocos distribuidores". Así nació su empresa mayorista, que funcionó casi siete años.

El truco, confiesa, estuvo en trasladar la "clientela de un lado al otro", lo que permitió consolidar un negocio de distribución propio y rentable.

Un ejemplo claro de cómo la comunidad china sabe observar, copiar lo que funciona y aprovechar las costumbres, con una visión directa con la que ofrecer lo que la gente necesita justo donde lo necesita.