Cada nación se rige por valores y costumbres propios, lo que hace que la visión del mundo pueda variar de forma considerable entre unas y otras. Lo que en España se interpreta de una manera, en países como China puede tener un sentido muy distinto.
En cuanto a la jornada laboral, los enfoques culturales muestran contrastes notables. El empresario Adrián Díaz, invitado en Con P de Podcast, abordó precisamente cómo se entiende este tema en la sociedad china actual.
Durante su intervención, el emprendedor habló con franqueza sobre la percepción que existe hacia los días que se trabajan en la semana. Comparó esa mirada con la que suele predominar en España y los días libres, destacando las diferencias entre ambos países.
El trabajo en China
Hace escasos días, el Gobierno trataba de sacar adelante la reforma de la jornada laboral que prometía disminuir las horas de trabajo a 37,5 horas semanales. Sin embargo, finalmente dicha propuesta no conseguía los votos necesarios y mantenía sus horas actuales.
Así, según el Estatuto de los Trabajadores, la jornada laboral máxima legal en España es de 40 horas de trabajo efectivo semanales.
Por su parte, el Instituto Nacional de Estadística (INE) marcaba que el número medio de horas efectivas trabajadas es de 29,3 para las mujeres y 34,2 para los hombres.
Unas horas que mucho distan del concepto de trabajo que hay en China. El empresario Adrián Díaz, con gran experiencia en el mercado asiático, explicó cómo se enteró de esto cuando contrató a sus primeros trabajadores y la manera en que le chocó culturalmente.
"Recuerdo cuando llegué con mi mentalidad occidental a China y, claro, venía con mis ideas socialdemócratas, ¿no? Yo decía: 'Vamos a tener una empresa china con ideas occidentales, con gestión occidental'", señala Díaz.
El empresario decidió organizar la empresa para que todos los trabajadores tuvieran los fines de semana libres. "Los chinos me miraban, sudaban y me decían: 'Adrián, esto no te va a funcionar'", rememora.
De hecho, Adrián Díaz trató de mantener este sistema, pero tuvo un cambio de pensamiento después de una experiencia con uno de sus trabajadores.
"A mi primera secretaria le dije: “Oye, no te voy a pedir nunca que trabajes un fin de semana, porque quiero que trabajemos de lunes a viernes, ¿vale? Pero si viene un cliente a China durante nueve días, y uno o dos de esos días son fin de semana, quizás te necesite. Entonces trabajas ese día y te doy fiesta otro”. Ella respondió: “Sí, sí, no hay problema”", recuerda el empresario.
La situación se torció seis meses después: "Nunca le pedí trabajar hasta que un día llega un cliente para dos semanas y le digo: “Oye, tienes que trabajar estos dos días”. Y me contesta: “No puedo”. Yo le digo: “¿Cómo puede ser? Ese era el pacto”".
En ese momento el empresario entendió la situación. "Ella me respondió: 'No, tú me dijiste que nunca me ibas a molestar los fines de semana, así que me busqué otro trabajo' y me explicó que no podía quedarse en su casa mientras su madre trabajaba de lunes a domingo", indica Díaz.
La trabajadora le explicó que esa idea de horario funcionaba en España pero no en China. "Me siento mal en mi familia estando sin hacer nada mientras todos trabajan de lunes a domingo”, le dijo al empresario.
Eso no fue la única vez que pasó eso, dado que cuando montó una empresa con su mujer, de origen chino, tuvo una vez más ese choque cultural.
"Propuse dar fines de semana libres y me dijo, literalmente: 'Tú eres tonto. Se te irán todos los trabajadores'. Le pregunté por qué y me explicó que nadie en su sano juicio en China puede entender por qué un empresario que monta una fábrica para ganar dinero decide voluntariamente tener las máquinas paradas dos de cada siete días”, cuenta el empresario.
Díaz explicó cómo allí se percibe como "incomprensible o antieconómico" trabajar cinco días a la semana. "Nadie pensará que eres una buena persona; lo que pensarán es que no tienes suficiente negocio", señala.
