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Sociedad

Vidas que vuelven a sonreír

Gracias a ‘Historias de Superación’, una iniciativa de Clece para reconocer el trabajo de personas de colectivos desfavorecidos, cuatro mujeres y dos hombres pudieron vivir una experiencia inolvidable.

9 mayo, 2017 04:16

Vidas reconstruidas cuando apenas quedaba un hilo de esperanza. Sonrisas que vuelven a iluminar unos rostros que prácticamente habían olvidado la sensación de felicidad. Una familia que se acaba de conocer, aunque simule llevar junta una eternidad. A los seis —Nicoleta, Rocío L., Isaac, José Manuel, Purificación y Rocío M.— les une un nexo común: todos han superado situaciones personales muy complicadas gracias al apoyo de Clece en forma de oferta laboral. Pulsar el botón de reinicio y empezar de cero.

Son víctimas de violencia machista, personas con discapacidad física, personas de colectivos desfavorecidos... las suyas son 'Historias de Superación', título con el que Clece, una empresa multiservicios para la integración laboral, ha organizado una experiencia inolvidable para ellos. Se trata de un viaje de tres días para conocer Madrid, al presidente de la compañía y asistir a un musical, cuyo propósito no es tan solo otorgarles una recompensa o un premio, sino también una inyección de autoestima para seguir luchando. Esta iniciativa es un reconocimiento a su trabajo y al de media docena más de compañeros que se acercarán hasta Madrid en las próximas fechas.

El Paseo de la Castellana, Gran Vía o la Plaza de España eran un paisaje nuevo para la mayoría del grupo. La monumentalidad del Palacio Real reunió todos los calificativos posibles. Y es que EL ESPAÑOL quiso acompañar a estas personas en una mañana de turismo por los enclaves más representativos de la capital de España. Pero entre ‘selfie’ y ‘selfie’ también hubo lugar para palabras de agradecimiento y de emoción, y para relatos de gran dureza narrados con una entereza no al alcance de cualquiera.

Selfies por Madrid.

Selfies por Madrid.

Es el caso de Nicoleta, víctima de violencia machista durante años y madre de cinco hijos. Ahora vive en un pequeño pueblo de Almería y, gracias a Clece, ha conseguido un contrato como auxiliar de ayuda a domicilio. No prorrumpe más que muestras de gratitud: “Han sido mi barquita de salvación, lo mejor que me ha podido pasar después de una experiencia tan dura. Ahora soy yo, he recuperado mi vida, mi persona, mi libertad”.

Mientras cuenta que sus niños han sido el motor para no rendirse, envía fotos de la Cibeles y del Círculo de las Bellas Artes por WhatsApp. En la pantalla del móvil, enseña un mensaje donde se lee: “Recuerda que es la primera vez que puedes tomarte un respiro desde que tienes cinco hijos”, le escribe la mayor. Cuando Nicoleta regrese a casa, no le llegará el tiempo para describir lo bonito que le ha parecido Madrid.

“Un trabajo titánico”

A veces, el agradecimiento no se puede reflejar en palabras. “Clece ha hecho tanto por mí, es una empresa tan humana, con tanto corazón, que me cuesta expresarlo… A mí me ha dado la vida”, dice Purificación. “Me ha sacado de un pozo del que no pensé que podría salir. No trabajaba, no cobraba nada, estaba en la calle… y ahora, gracias a ellos, tengo independencia, una vida y libertad”.

Purificación, una de las protagonistas de estas Historias de Superación.

Purificación, una de las protagonistas de estas Historias de Superación.

Al igual que Nicoleta, Purificación, con tres hijas, también ha sido víctima de violencia machista. Se ha tenido que mudar de Barcelona a Sevilla por culpa de los malos tratos, pero le han conseguido un contrato de trabajo en labores de limpieza con el que está encantada. Paseando a unos metros de la Plaza Mayor, reflexiona: “Jamás pensé que fuera a pisar Madrid, y menos de esta manera”.

Isaac sí había estado en Madrid. De hecho, pese a un marcado acento canario, nació aquí. Su vida cambió con 24 años cuando, enrolado en el Ejército, sufrió un accidente en Turquía. Decidió abandonar el servicio militar para buscar otros empleos, pero la situación económica fue tan insostenible que se vio obligado a dormir durante casi un año en un furgón.

Cuando le concedieron la discapacidad, dice, le salieron cinco entrevistas de trabajo en una semana. “Lo que pensaba que iba a ser una ruina, una tara para el resto de mi vida, al final se convirtió en un beneficio”. Clece le ha conseguido un contrato en un taller de mantenimiento de marquesinas. “Cómo describirlo con palabras… El esfuerzo que hacen es inmenso, el trabajo que hacen es titánico. Me sorprende ver cómo una empresa se puede interesar así por nosotros”, asegura.

Nunca rendirse

De este viaje, Isaac se lleva el aprendizaje de todo un ejemplo de superación: el de José Manuel. Una discapacidad en la pierna le ha obligado a enfrentarse a 16 operaciones. Además, tiene un hijo de seis años sordo. Sin embargo, gracias a Clece ha encontrado un empleo como conductor de barredora adaptado a sus necesidades. José Manuel transmite una energía extraordinaria en todo lo que dice, dejando advertencias como esta: “Las personas como nosotros nunca tenemos que rendirnos porque, a pesar de las limitaciones que podamos tener, seguimos siendo muy válidos”.

José Manuel, en un momento de su visita a Madrid.

José Manuel, en un momento de su visita a Madrid.

De no tirar la toalla también habla Rocío M. A los 16 años se quedó embarazada y dejó de estudiar; luego vino otro hijo y se casó, pero en casa no entraba dinero: su marido, que trabaja en la construcción, está en paro desde hace años. Sin experiencia profesional ni la ESO, pensó que sería imposible encontrar un trabajo. No obstante, Clece le consiguió unas prácticas de limpieza en el hospital de Jaén a través de una asociación. Después, tuvo que retomar los estudios secundarios como requisito imprescindible para recibir un contrato. Y lo logró. En la actualidad, no puede estar más orgullosa de ser el pilar que mantiene su familia.

“No hay que rendirse nunca”, dice Rocío. “Hay que ser persistente y dar siempre gracias por lo que uno tiene, y también por lo que no tiene. En mi casa hemos sufrido el maltrato de mi padre y hemos crecido con falta de autoestima, de seguridad en uno mismo. Pero hay que ser fuerte, inmunizarse y tirar para delante”.

En su compromiso por la integración al mercado laboral de los colectivos desfavorecidos, Clece ya ha logrado contratos de trabajo a cerca de 7.000 de estas personas; personas, cuyo esfuerzo diario y humildad demuestran que los límites están para ser derribados… Ellos, como ejemplo. Ellos, como historias de superación.