La Jungla / Social
El humor es fundamental en la enfermedad de un familiar y este hilo lo demuestra
En la Jungla. Sobrellevar la enfermedad terminal de un ser querido puede ser una de las experiencias más duras que puede vivir una persona. Son momentos en los que el humor puede ser una gran ayuda.
5 junio, 2018 12:09Uno de los momentos más duros en cualquier vida es cuando un familiar cercano está a punto de fallecer. Esas largas agonías en las que ves a esa persona sufrir y deseando que todo se acabe cuanto antes se hacen excesivamente largas para el que las sufre, pero también para los que están a su alrededor. Son momentos en los que se hace especialmente necesario el humor.
El tuitero @subetealanutria lo sabe bien, después de que su madre muriera tras luchar con el maldito cáncer. Durante estas temporadas, la familia de los enfermos suele pasarlo muy mal, momentos en los que se suele recurrir a un humor tremendamente negro para sobrellevar -más mal que bien- algunos de los episodios más complicados.
Así, ha decidido hacer un recopilatorio de todas las tonterías que han dicho y hecho durante la enfermedad de su madre:
Hoy hace una semana que se murió mi madre. Murió de cáncer y sabiendo con bastante precisión cuándo iba a morir.
— Súbete a la nutria (@subetealanutria) 5 de junio de 2018
Durante estos días durísimos, hemos dicho muchas tonterías y ahí van algunas de ellas:
Mi primo vino a visitarla e hizo el chiste de «Rick y Morty» de pedirle a alguien que cerrará la puerta diciendo «cierra, que se va el cáncer».
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Nos perdimos una reunión familiar porque tuvimos que ir a urgencias. Nos mandaron un vídeo con un paneo de todo el mundo cantando el Cumpleaños feliz al cumpleañero. Mi madre y yo grabamos otro vídeo: paneo del box de urgencias, sin sonido, terminando en ella con la lengua fuera.
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En una revisión oncológica le dijeron que no iban a poder darle quimio esa semana, porque tenía los bronquios muy mal. «No tengo los bronquios para farolillos», me dijo.
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Durante el último mes estuvo sufriendo crisis de ahogos. La primera le dio por reírse de un chiste (ni siquiera chiste!) de Gomaespuma: «puso pies en Pontevedra» (en vez de «en polvorosa»).
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Después comentamos con ella que fue una lastima no haberse muerto ahí, con un chiste de Gomaespuma.
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Una cosa que le ayudaba bastante era sentir aire en la cara y su hermana le trajo de las fiestas de Villalar un abanico con la bandera republicana que, por lo que fuera, abanicaba mejor que otro más neutro que había por casa…
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El día de ese primer ahogo, vinieron los de urgencias y, cuando todo se calmó, estuvimos comentando lo mal que funcionaba la empresa que traía a casa las bombonas de oxígeno: Oxigen Salud.
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Mi madre, tirada, tras una crisis horrorosa, casi sin voz y abanicándose con el abanico republicano sacó fuerzas de no sé muy dónde y dijo: SI ES QUE NO SÉ CÓMO ESTOS SERVICIOS ESTÁN EXTERNALIZADOS!
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En el momento no se dio cuenta de la situación y la pinta que tenía, pero luego lo comentamos y se partía el culo.
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En el momento no se dio cuenta de la situación y la pinta que tenía, pero luego lo comentamos y se partía el culo.
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El primer día que vinieron a casa los de cuidados paliativos empezamos a llamarlos «los de apelativos» e imaginábamos que iban casa por casa llamando a los enfermos «eh, caratonto!» y cosas así.
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Ese día los de paliativos le tomaron la tensión y, como siempre, la tenía baja.
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—La tienes un poco bajita —le dijeron.
—Es un seguro de vida, ¿no? —contestó.
El chiste tardó en calar. ¡Es que estamos todos tan acostumbrados a esa coletilla!
Ella quería un final laico. No tanto porque fuese atea (que también), sino porque no quería que oficiara la misa alguien que no la conociera y la juntara con los otros finados del día.
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—No quiero que me toque un cuarto de diácono —nos dijo.
Así que estuvimos mi hermana y yo pensando barbaridades y obscenidades que hacer en lugar de la misa. Una de las ideas que más le gustaba a mamá era decir solamente «En el portal de Belén, Amén» e irnos todos.
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Aunque como era justo antes de la incineración y su familia es Valenciana, también queríamos decir «Senyor pirotecnic, pot començar la mascletà!».
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No tuvimos los huevos de decir nada de eso.
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No tuvimos los huevos de decir nada de eso.
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Aunque yo sí que dije:
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—Según los deseos de mi madre, he escrito unas palabras: rododendro, arcabuz, conspicuo, alfoz y prístinas.
No tuvimos los huevos de decir nada de eso.
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Aunque yo sí que dije:
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—Según los deseos de mi madre, he escrito unas palabras: rododendro, arcabuz, conspicuo, alfoz y prístinas.
Y mi hermana hizo referencias a «Amanece que no es poco» y a los trastabilleos verbales de Rajoy.
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Mi padre no estaba muy convencido de eso:
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—Es traer a Rajoy a un sitio en el que no me gusta que esté.
A lo que mi hermana le dijo que:
—Es reírse de Rajoy como mamá se ha reído siempre.
Por cierto, que mi padre también tuvo cáncer (menudo historial majo me queda) y nos dio permiso para:
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1. Hacer chistes sobre su cáncer.
2. Ofendernos si alguien hacía chistes sobre cáncer diciendo: «eh, no hagas chistes sobre el cáncer, que mi padre murió riéndose de uno».
Y ahora unos datos vacíos para reflexionar acerca de la futilidad de la existencia:
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Mi madre murió sin ver irse a Rajoy y me da rabia, mira. Podría haberse ido en paz no, lo siguiente.
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Puse a copiar 3,5 TB de datos de un disco duro a otro. Puso «Quedan 73 horas». Mi madre murió antes de que pasaran esas 73 horas.
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Gente que murió antes que mi madre:
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—El niño Gabriel.
—Avicii.
Gente que ha sobrevivido a mi madre:
—George R. R. Martin.
—Tamariz.
Y ya no sé si contar más o no. Tampoco sé si esto es de interés general o si solo me hace gracia y me da ternura a mí.
— Súbete a la nutria (@subetealanutria) 5 de junio de 2018
Espero que puedan comprender que, aunque no sea un hilo para el gran público, es una forma de homenajear a alguien que he querido muchisísimo.
