No, lo que cubre el cielo no es niebla.

No, lo que cubre el cielo no es niebla.

La Jungla / Social

Así se ve desde el aire un atasco de 50 carriles en la ciudad de Pekín

En la Jungla. Un atasco monumental durante un festivo nacional en China, lleva a millones de ciudadanos a pasar entre tres y cuatro horas encerrados en sus coches para recorrer apenas unos metros. 

4 enero, 2017 12:28

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Si crees que una ‘operación salida’ puede ser un auténtico infierno en España, eso es que no has visto nada. Ciudades como Pekín, con un crecimiento desmedido y 21 millones de habitantes, sufren auténticos embotellamientos, con hasta 100 kilómetros de retenciones, que han llegado a durar más de una semana en algunos casos.

La última imagen que está dando la vuelta al mundo fue captada el pasado lunes por un drone en un peaje de la autopista G4, que une las ciudades de Pekín y Hong Kong a través de sus más de 2.200 kilómetros de longitud, por el regreso de millones de chinos a sus hogares -de hecho se calcula que se desplazaron cerca de 750 millones de ciudadanos, la mitad de la población de todo el país- tras tres días de vacaciones.

Drone footage captures jaw-dropping traffic jam at the expressway toll stations in Beijing & Hebei

La altísima concentración de tráfico captada por la cámara del avión no tripulado, que llegó a ocupar hasta cincuenta carriles, tuvo su punto álgido a las tres de la tarde. Según medios locales, algunos automovilistas tardaron hasta tres horas en poder cruzar de un lado a otro del peaje.

La capa de neblina grisácea que vemos cubriendo el impresionante atasco no es niebla, es polución. De hecho, la ciudad de Pekín está en alerta naranja por la fuerte contaminación del aire. Situación que se ha extendido más allá de la capital afectando al menos a otras 20 ciudades habiéndose declarado la alerta amarilla –un nivel menos que la de la capital– en 16 ciudades más.

Ojo, porque si vemos cruda la situación en estas áreas, desde ayer hay otras 25 ciudades del norte, centro y este de China en alerta roja por extrema contaminación. Según las autoridades, un total de 72 ciudades viven en estos momentos bajo un cielo que numerosos medios internacionales han tildado de apocalíptico por engullir a su paso cada área metropolitana.  

Para que nos hagamos una idea de la situación: si la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que no se superen los 25 microgramos por metro cúbico en el aire de partículas PM 2.5 (las más dañinas), en las regiones chinas declaradas en alerta roja estas concentraciones han llegado a superar los 300 microgramos por metro cúbico. Hasta 12 veces más el límite de la OMS.

Si lo Manuela Carmena y las matrículas pares o impares abrió un debate encarnizados sobre la libertades de los conductores para hacer uso de sus vehículos independientemente de la situación de alerta por contaminación, en China no se andan con chiquitas. Así, el pasado domingo 25 ciudades emitieron la máxima advertencia por polución, o lo que es lo mismo, restricciones para el tráfico y el cierre obligatorio de fábricas, escuelas e industrias contaminantes o de la construcción que fue supervisado por la Secretaría de Protección Ambiental.

Se prevé que la alerta se mantenga vigente hasta el fin de semana confiando en que el domingo un frente de aire frío disperse la contaminación y acabe con la inmensa boina visible en ciudades como Pekín desde las alturas.

Del cielo de China a Los Ángeles

Viendo estas imágenes, es bastante probable que a muchos les haya venido a la memoria aquel gigante atasco que colapsó la ciudad de Los Ángeles durante la celebración del pasado Día de Acción de Gracias, momento del año en el que se producen alrededor de 48 millones de desplazamientos en todo EEUU.

Thanksgiving traffic in Los Angeles - Aerial footage bumper-to-bumper Helicopter View

Las impactantes imágenes aéreas que dieron la vuelta al mundo nos mostraban como la autopista 405, que dispone de casi ocho carriles para cada dirección, estaba completamente saturada a lo largo de kilómetros y kilómetros de extensión. Eso sí, la claridad y nitidez con la que vimos aquella congestión automovilística, deja claro que lo de China excede la problemática del uso masivo del coche.