El peculiar belén talaverano instalado en el escaparate del sex shop.

El peculiar belén talaverano instalado en el escaparate del sex shop.

La Jungla / Social

'El Lancero', el consolador que se convirtió en belén y que tiene revuelto un pueblo

En la jungla. Una parafarmacia erótica de Talavera denuncia una campaña de acoso y amenazas por un nacimiento hecho con 'dildos' de cerámica.

24 noviembre, 2016 17:47

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La cerámica de Talavera de la Reina es conocida en el mundo entero por sus azulejos, sus botijos, sus platos y, desde hace poco, por 'El Lancero de Talavera', un consolador de 21 centímetros de altura y 10 de diámetro, comercializado por una parafarmacia erótica de la localidad que ahora está siendo sometida a una campaña de acoso, insultos y amenazas. El motivo no es otro que haber aprovechado este juguete erótico para pintar sobre él las imágenes de San José, la Virgen María y el niño Jesús y montar un belén en el escaparate. 

Non Sit Peccatum ("No es un pecado", en castellano) es un pequeño sex shop que hace un par de años, gracias a la templada mano del escultor Ernesto Yáñez, decidió darle una vuelta de tuerca a la fama de la cerámica de la localidad castellano-manchega y crear un 'dildo' que "aúna tradición y modernidad". "Creamos esta edición de coleccionista y cuando llegó la Navidad pasada, Yáñez nos dijo que podíamos hacer un belén con él", cuenta Héctor Valdivieso, gerente del establecimiento. 

Así, un artista especializado cogió los moldes y pintó sobre ellos un peculiar nacimiento navideño. "El año pasado fue la pieza central de nuestro escaparate. La gente venía a hacerse fotos que luego compartían por WhatsApp y llegó a salir en distintos medios regionales", reconoce Valdivieso. 

Este año, después de cambiar el escaparate de Halloween, el castellano-manchego decidió adelantar la campaña navideña y montar de nuevo el singular belén. Sin embargo, la cosa no ha tenido tan buena acogida. "El día 15 vino un señor a la tienda y, de forma muy educada, nos dijo que no estaba de acuerdo. Que iba a rezar unas plegarias para pedir perdón. Se plantó en la puerta y estuvo como 20 minutos rezando oraciones en voz alta. La gente entraba y, claro, flipaba en colores", relata Valdivieso, que asegura que, "como no le estaba haciendo daño a nadie", no le dio mayor importancia.

El principio de la campaña

Lo que podría haberse quedado en una simple anécdota fue sólo el principio de una campaña de hostigamiento que ha ido 'in crescendo'. El pasado día 18, un matrimonio se personó de nuevo en el establecimiento y, "de muy malas formas", exigió la inmediata retirada del belén pagano del escaparate. "El hombre me dijo que si no lo quitaba ahora mismo, lo quitaría él. Ante mi negativa, comenzó a empujarme y a insultarme y tuvimos que llamar a la Policía Nacional", cuenta este joven, que ya ha interpuesto una denuncia ante las autoridades.

Sin embargo, la cosa no quedó ahí. Tras las amenazas, el sujeto en cuestión ha montado una campaña a través de Facebook para "que todo el que se sienta ofendido y rabioso como me siento yo" vaya a la tienda a exigir que quiten "la Sagrada Familia pintada en cerámica y con forma de pene". En el post, además, pide "no dejarse avasallar por esta gentuza que empieza a rodearnos".

La petición ha surtido efecto porque, tras la publicación del 19 de noviembre, el Non Sit Peccatum se ha convertido casi en sitio de peregrinaje. "El otro día se presentó un grupo con 12 señores y 12 señoras aquí, en una tienda de 40 metros cuadrados y esto parecía una procesión. Y ayer volvió este señor otra vez, 'hijo de María', golpeando la puerta y diciéndome: '¡Baboso, que eres un baboso! ¡Tú no sabes lo que es el acoso, te vas a cagar!'", relata.

La campaña ha tenido su efecto, porque donde antes estaba el belén de 'El Lancero', ahora hay una foto del mismo en la que se puede leer cómo el establecimiento invita a sus clientes a votar en una encuesta creada por Valdivieso para que sean los clientes quienes decidan si el nacimiento se queda o desaparece del escaparate para siempre. Por el momento, el belén se queda.