A la izquierda, Mariano España; en el centro, el obispo Javier Salinas; a la derecha, Sonia Valenzuela.

A la izquierda, Mariano España; en el centro, el obispo Javier Salinas; a la derecha, Sonia Valenzuela.

Grandes Historias ESCÁNDALO EN LA IGLESIA CATÓLICA

El marido celoso gana la partida y echa de Mallorca al obispo

El prelado abandona hoy la diócesis bajo la sospecha de haber mantenido una relación sentimental con su secretaria, casada con un terrateniente mallorquín. El marido contrató a un equipo de detectives.

10 septiembre, 2016 04:23
Palma de Mallorca

Noticias relacionadas

Hoy sábado monseñor Salinas dejará de ser, oficialmente, el obispo de Mallorca y se convertirá en obispo auxiliar de Valencia. Para comprender su destitución, disfrazada de renuncia, hay que remontarse nueve meses atrás. El martes 8 de diciembre de 2015, día de la Inmaculada Concepción, Diario de Mallorca publicó en portada y a cuatro columnas que "El Vaticano llama al obispo de Mallorca y sopesa su traslado". En páginas interiores añadía que "el impás en el cargo que afronta Javier Salinas tiene conexión laica y su origen se remonta a finales de verano".

Pocos intuían entonces el desenlace de la historia. El vendaval de informaciones durante los cuatro días siguientes obligó al obispo a desmentir su enamoramiento con una noble sevillana que, en esos momentos, ejercía como secretaria del obispado.

Javier Salinas nació en Valencia en 1948 y en 2012 llegó a Mallorca después de cinco años como obispo de Ibiza y otros cinco como obispo de Tortosa (Tarragona) en sustitución de Lluís Martínez Sistach. Cuando Salinas aterrizó en la capital balear, su afición por la buena vida era algo más que un secreto, pero la imposibilidad del entonces prelado, Jesús Murgui, de hacerse con el dividido clero mallorquín, hizo que la mitra recayera en el cercano y afable Javier Salinas.

El obispo Javier Salinas saludando a Sofía de Borbón en marzo de 2016.

El obispo Javier Salinas saludando a Sofía de Borbón en marzo de 2016. Gtres

Para entonces, Sonia Valenzuela Van Moock-Chaves (53) y Mariano España llevaban años unidos en santo matrimonio. La hija de la Condesa de Albercón es una mujer conservadora, votante del Partido Popular y madre de tres hijos. Antes de que el obispo Salinas requiriera sus servicios como su ayudante, Valenzuela fue Directora General en el ayuntamiento de Palma con Mateu Isern como alcalde. Una mujer licenciada en Ciencias Económicas, a pesar de tener la luz pagada de cuna, que todavía conserva la tradición familiar de ayudarse de un confesor espiritual. Cuenta la leyenda que Sonia Valenzuela y Mariano España se conocieron en Sevilla, en uno de los viajes que el mallorquín hizo con su grupo de amigos buscando la privacidad de la que carecía en la isla. Mariano España procede de una familia de terratenientes mallorquines y su patrimonio inmobiliario es incalculable. 

Sonia Valenzuela es una mujer, además de conservadora, profundamente religiosa, inclinación que ha podido ser motivo de diferencias con su marido. Algunas amistades de la pareja han indicado que una amiga de ambos que ejerce de magistrada de lo social en Palma de Mallorca dirigió una carta personal a la nunciatura apostólica de Madrid a finales de 2015, afirmando que Mariano España mostraba desde hace muchos años una "patente animadversión contra la Iglesia", y que derivaba todas sus conversaciones hacia el ataque verbal contra la misma. 

Según afirman las personas que han podido conocer esta carta de la magistrada, Mariano España mostró hace tiempo unos "celos enfermizos" hacia el director espiritual de sus hijos. "Su odio era visceral y su mente estaba obcecada", parece ser que indicaba la amiga en la citada misiva. Describe a Sonia Valenzuela como una persona que con "santa paciencia" hacía lo posible para que, a regañadientes, Mariano España permitiera "que sus hijos pudieran practicar la fe católica y formarse en ella".

Por lo visto, esta persona dejó de frecuentar al matrimonio por causa de la violencia verbal de Mariano España hacia la Iglesia y los sacerdotes, no deseando, según parece indicar al final de su carta a la nunciatura, seguir tratándole por considerarle "una compañía muy poco grata".

Portada del Diario de Mallorca.

Portada del Diario de Mallorca.

Sonia Valenzuela y Javier Salinas iniciaron su amistad cuando la sevillana empezó a estudiar un máster en Teología en la Universidad de Murcia que tutelaba el entonces obispo. Nada hacía presagiar el escándalo mediático y social que se desencadenó meses después cuando el marido de la noble denunció al obispo de Mallorca, a finales de 2015 presumiblemente, ante en Nuncio apostólico en Madrid, Renzo Fratini. Mariano España acusaba a Javier Salinas de romper su matrimonio, con los trámites de separación iniciados.

Contrató a detectives

En ese impás, el 5 de septiembre de 2015 monseñor Salinas ofició la ceremonia en la que el matrimonio España-Valenzuela renovó sus votos sacramentales. Con motivo de esa celebración el obispo de Mallorca se alojó unos días en la inmensa finca que la pareja compartía en Pastorix, en la zona de Valldemossa. Tan solo dos meses antes, en julio de 2015, Mariano España había contratado a un equipo de detectives presuntamente para vigilar las acciones de Sonia Valenzuela. Un trabajo que el equipo de detectives finalizó en octubre. De ello se podría deducir que para cuando el matrimonio renovó sus votos, él ya sospechaba de la relación entre su esposa y Javier Salinas.

Fuentes cercanas al Vaticano consultadas por EL ESPAÑOL aseguran que en Roma conocían los detalles de la historia y la estancia de Salinas en el hogar conyugal: "¿Qué hace un obispo a las 9 de la mañana en una casa ajena y sin haberse costado todavía?", preguntan las mismas fuentes, que además tachan a Salinas de una frivolidad sin límites que le llevó a intercambiarse con su secretaria unas alianzas con las iniciales de sus nombres grabados en la parte interna del anillo.

El obispo, Javier Salinas, en el centro de la imagen, firmando con el anillo episcopal y la alianza que se intercambió con Sonia Valenzuela, que aparece de pie, a la derecha.

El obispo, Javier Salinas, en el centro de la imagen, firmando con el anillo episcopal y la alianza que se intercambió con Sonia Valenzuela, que aparece de pie, a la derecha. Imagen del Bisbat de Mallorca

Otras personas que frecuentaron con asiduidad en Palma de Mallorca al matrimonio formado por Mariano España y Sonia Valenzuela afirman tener noticias de la existencia de un informe pericial psiquiátrico emitido por un especialista en psiquiatría legal de la capital palmesana, cuyo nombre pudiera corresponder a las iniciales JMP. Este empezó a tratar sus problemas de pareja hace unos diez años, mostrando ya Mariano España una personalidad muy "celotípica y posesiva", según parece señalar el citado informe. Presuntamente este documento menciona la existencia de actitudes agresivas por parte del marido hacia su mujer.

En este último contexto podría quizás situarse una carta autógrafa de Mariano España dirigida a Sonia Valenzuela de septiembre de 2015, la cual ha manifestado conocer una amiga del matrimonio, en la que presuntamente se compromete "a respetar el trabajo de mi esposa en el Obispado, así como su vida espiritual", y también "a no contactar con Don Javier Salinas ni acudir a su casa, ni amenazar con carta alguna".

La presión mediática en un asunto que ni el obispo ni el Obispado podían frenar llevó a monseñor Salinas a reunir a los suyos para darles explicaciones y convencerles de que todo se debía a una interpretación errónea de los hechos. A las puertas del Seminario Nuevo la prensa esperaba la llegada del hombre más buscado de la isla. El obispo, que llegó con semblante sereno, se paró ante los micrófonos y respondió a todas las preguntas que los informadores le formularon: "¿Está usted enamorado?", a lo que el obispo respondió con un "no". Monseñor Salinas confirmó que se había intercambiado alianzas con la que hasta hace poco había ejercido de Secretaria de Relaciones Institucionales del Obispado de Mallorca. Sin embargo, explicó que los anillos no estaban grabados con sus nombres, sino con la palabra "caminantes", nombre del grupo de oración que compartían. "¿Cuántas personas formaban parte de ese equipo de rezo?", le preguntaron. "Dos", respondió, "ella y yo". Los periodistas insistieron: "¿Quién cree que está detrás de esto?", a lo que el obispo respondió: "él".

Las respuestas del obispo corrieron como la pólvora por las redacciones de los medios locales mientras el obispo se explicaba ante la primera plana de los sacerdotes de Mallorca. Cuando salió de la reunión en el Seminario Nuevo, consciente de la repercusión que estaban teniendo sus palabras, sólo quiso dejar claro un mensaje: "Sigo siendo el obispo de Mallorca".

Las declaraciones de monseñor Salinas en las que negaba mantener una relación sentimental con Sonia Valenzuela se desinflaron al día siguiente, cuando Diario de Mallorca publicó unas fotos del obispo abriendo el portón del Palacio Episcolas a Sonia Valenzuela entrada la noche.

Llamadas de madrugada

Mariano España había contratado a una agencia de detectives con la intención de recabar el testimonio gráfico que acreditase que la relación entre su mujer y el obispo era algo más que amistad. Los detectives, tras cuatro meses de seguimiento (de julio a octubre de 2015, ambos meses incluidos), aportaron al marido material audiovisual que incluyeron en un informe de 79 páginas y en el que figuraban los SMS que Sonia Valenzuela enviaba al obispo, algunas veces de madrugada. También constaban las llamadas telefónicas entre Sonia Valenzuela y el obispo. En total, más de 140 horas de conversación. El obispo no negó las llamadas, pero insistió en que siempre era ella la que llamaba. El informe llegó al Vaticano a instancias de Mariano España.

El pasado jueves a las 12:06 horas del mediodía en Obispado de Mallorca anunció la destitución, en forma de renuncia, de Javier Salinas como obispo de la isla. Minutos después publicaba una carta de despedida del prelado: "Quiero pedir disculpas si con algún defecto mío he ofendido a alguien o le he dado motivos de preocupación", reza uno de los párrafos.