Mari Carmen posa para EL ESPAÑOL mientras sujeta la sentencia del TSJ de Murcia.

Mari Carmen posa para EL ESPAÑOL mientras sujeta la sentencia del TSJ de Murcia. Cedida

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Mari Carmen perdió a su bebé tras la picada de un abejorro y la echaron del invernadero en el que trabajaba por "ineptitud"

Llevaba seis semanas de gestación; el fallo del tribunal murciano señala que si sigue en ese ámbito laboral está en "situación de muerte potencial".

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A María del Carmen Aibar, de 39 años en aquel momento, le picó un abejorro mientras trabajaba y perdió a su bebé de seis semanas. Conocía su alergia a este insecto, pero continuó con sus labores en su empresa de toda la vida.

Desempeñaba el cargo de peón agroalimentario en un invernadero de Águilas, municipio ubicado en la Región de Murcia. Se ha dado en cuerpo y alma a la empresa durante 20 años de su vida. Pero cuando cogió la baja, fue despedida.

Su principal función era la de plantar tomates. Le han picado bichos de todos los tipos y tamaños, pero el invertebrado que le atacó en 2019 marcó un antes y un después en su vida.

Comunicó a su empresa lo sucedido. Trató de solicitar la baja con la aseguradora en numerosas ocasiones. Llevaba seis semanas de gestación, y le dijeron que si no llevaba 20, no podía coger la baja.

En el momento de la picadura, con unos dolores insoportables en el cuerpo de Mari Carmen, su responsable le dijo: "Pues coge el coche y vete al hospital". El tiempo corría en su contra y necesitaba asistencia sanitaria urgente.

El brazo de Mari Carmen, tras la picadura del abejorro.

El brazo de Mari Carmen, tras la picadura del abejorro. Cedida

Ella no daba crédito. Los compañeros, ante la incapacidad de esta mujer de prácticamente moverse, pidieron que la llevasen de inmediato al hospital.

Tirada en el suelo

Suerte que su marido estaba de vacaciones y pudo llevarla. "Me tiré al suelo para que alguien viera que me pasaba algo. Afortunadamente, vino él y me llevó corriendo al hospital", comenta esta mujer, indignada, a EL ESPAÑOL.

En su lugar de trabajo, a ojo, Aibar calcula que habrá 50 abejorros cada 20 metros. Son una pieza fundamental en su invernadero, debido a la polinización.

"Llevo toda la vida trabajando ahí. Me han picado muchas veces. El médico me dijo que de tantas picaduras, al final, me volví alérgica", comenta.

"Si no me vais a dar la baja, ponedme un traje de protección o algo", les espetó Mari Carmen a sus jefes ante la situación que vivía diariamente.

Obtuvo la incapacidad total, gracias a la defensa de su letrado, Ramón Álvarez, del despacho Simarro & García Abogados.

El fallo del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, al que ha tenido acceso este diario, señala que si continúa trabajando en el campo estaría "en situación de muerte potencial o de muy graves consecuencias para su salud".

La sentencia del alto tribunal murciano es clara, y precisa que el ataque del abejorro le provocó "una anafilaxia con aborto, estando presente una hipersensibilidad a la picadura".

Recuerda el fallo, además, que la empresa tampoco procedió a la recolocación de la trabajadora, sino que optó por la extinción del contrato de trabajo por "ineptitud sobrevenida" ante la imposibilidad de cambio de puesto.

Mari Carmen, además de plantar tomates, es la delegada de prevención de riesgos laborales de la empresa. Achaca a esta posición la negativa de la mutua de darle la baja.

"Como soy la delegada, yo creo que me tenían en el punto de mira. Si llega a ser otra persona, se la dan enseguida", considera Aibar, quien cobra una pensión de 800 euros por la incapacidad.

Actualmente, Mari Carmen no trabaja. Su incapacidad no le permite trabajar en el campo, pero sí en otros lugares: "Si me tengo que poner a trabajar de cara al público en una tienda o en un bar, lo hago, o a limpiar en una casa".

"Al campo no vuelvo ni loca. Lo que realmente me dolió es que me abandonara la empresa, como una mierda. Haber perdido a un bebé no se me va a olvidar nunca", concluye.