
El catalán Alfred García.
Alfred García: "Con Pau Donés tuve una relación preciosa. Me dio un consejo más que en lo profesional, en lo personal"
"Soy una persona muy solitaria. Me gusta estar a mi aire. Me gusta estar solo, ¡soy hijo único! " // "He querido en catalán porque me han querido en catalán, he estudiado, he visto los dibujos animados y mi madre y mi abuela me han hablado en catalán".
Alfred García es un poco como el estuche de cuero de su guitarra, heredada de su tío Pepe: de siempre, aunque habite estos días. Alfred es anacrónico, él mismo lo dice: que ni milenial, ni Z, ni boomer. Que él es de la música. Y a la música le canta, ora en castellano, ora en catalán. Según las musas, sus raptoras, se lo pidan.
Se crio entre ópera, rumba, flamenco y folk americano. Se hizo trombonista, jazzista. Es verdad que fue a OT, es verdad que OT le dio la fama que tiene, pero también que ya entonces escapaba de cualquier rasero, y ahora no digamos.
Ha escrito un disco corto, ocho canciones, y lo ha titulado T’estimo es te quiero (Universal Music) porque en Madrid dijo te quiero en catalán, y se quedaron dudando por un momento del significado. Dice que la otra persona pretendía ganar tiempo, pero, ay, cuánto dura un segundo de duda en algunos momentos.

Alfred García durante la entrevista.
Se le criticó por un primer poemario, a este también poeta. Se le vino encima Twitter cuando aún era Twitter, aupándolo al dudoso honor de ser trending topic. Pero lo cierto es que ahora está escribiendo versos como raras y oscuras catedrales, versos que no son frontales ni imposibles. Está escribiendo poesía, entonces, y hoy nos va a enseñar algo en exclusiva, por volver al periodismo. Conversamos con él en el UMusic de Sol, no tiene prisa y no usa una sola coletilla en toda la entrevista. Cierto: no es de este tiempo.
Pregunta.– ¿He oído que el título del disco tiene origen en un ático de Madrid?
Respuesta.– El título del álbum nace a raíz de una conversación con una persona a la que le digo te quiero por primera vez (y no lo digo mucho porque es una palabra de la que tienes que estar muy seguro, porque tiene una carga emocional muy fuerte tanto para el que la dice como para el que la recibe).
Y siempre he dicho que he querido en catalán porque me han querido en catalán: he estudiado en catalán toda mi vida, he visto los dibujos animados en catalán, mi madre y mi abuela me han hablado en catalán… Y en el momento en el que le digo a esa persona t’estimo, me pregunta ¿qué es t’estimo? Y le digo que t’estimo es te quiero.
P.– Suspendemos un poco catalán en Madrid, porque mira que era intuitivo…
R.– Bueno, tiene ese juego con estimación también, por eso a veces la gente se confunde. Pero supongo que en ese momento fue también una pregunta para ganar tiempo (sonríe con picardía).

Alfred.
P.– El disco se compone de cinco canciones en catalán y tres en castellano, ¿cómo es su proceso de composición? ¿Siempre escribe en un idioma y luego traduce, o el sentimiento que quiere expresar le demanda una u otra lengua?
R.– Es un poco como me viene. Las canciones son cosas raras, vienen y van como quieren, tienen vida propia. Los compositores somos un canal, las canciones vienen de arriba y un buen día las musas te raptan y te hacen preso del dios o la diosa de la composición. Depende del momento que esté viviendo y del contexto salen en un idioma o en otro. Y creo que tiene que ver también con la honestidad componer en catalán, porque es la lengua en la que me he criado y tiene que ver con algo íntimo.
P.– ¿En qué lugares lo ha escrito, y con qué vivencias de telón de fondo?
R.– Mi imaginario creativo es el Prat de Llobregat, entre el río Llobregat, su playa y los espacios naturales: juncos, riachuelos, aiguamolls (humedales), estanques… Digamos que tanto el Prat como otros rincones donde he vivido, una masía en el campo en la que también he estado mucho tiempo viviendo… Es la naturaleza la que te lleva a ese estado de trance en el que compone uno.
P.– Vamos a su tierra, pero durante su infancia. Incluso gestándose debió de sentir algunas vibraciones musicales: operísticas, para ser exactos, ¿no?
R.- ¡Sí! Mi madre es una gran amante de la ópera, una abonada al Liceo de Barcelona. Y eso ha calado mucho en mí, yo soy trombonista clásico desde los 7 años; luego en el taller de música me especialicé más en música moderna y jazz, pero la parte más clásica me viene de mi madre.
La ópera no es el género que más he escuchado, pero reconozco una buena ópera cuando la oigo y cuando la veo. Y en mi tierra tenemos a una grande que es Montserrat Caballé, que hizo aquel disco mítico con Freddie Mercury, que además él estaba tan guapo en aquella época, tan diferente sin el bigote…
P.– ¿Y su madre le ponía ópera cuando estaba en su barriga?
R.– Bueno, yo no me acuerdo. ¡Eso dice!
P.– La música también era muy importante para todos los miembros de su familia, ¿no?
R.– Claro, cuando era pequeño se escuchaba el Club Súper 3, que eran los dibujos animados de Cataluña, se escuchaba ópera, pero también se escuchaba mucha música folclórica americana. Se escuchaba el trío Los Panchos, rumba, también música tradicional catalana como la de los gigantes y cabezudos o la sardana. El himno de mi pueblo es una sardana, y yo tengo una versión que se llama Himno del Prat. Sobre todo, mucha música tradicional.
P.– ¿Su tío tenía un grupo?
R.– Exacto, mi tío Pepe y mi tío Toni tuvieron una banda en los 80 que se llamaba Rumba brava. Se codearon con Triana, con Rumba Tres, con Peret… Mi tío Pepe es además quien me enseñó la música a través de su guitarra, que es la que tengo detrás de mí ahora. Y mi tío Toni, por otro lado, se dedicó a representar a esos artistas de la rumba catalana y el flamenco de este país, a Peret, a Maite Martín, a Moncho, a Arcángel…
Eso sumado a la cultura musical de mi madre, a su voz, que también canta muy bien, y a mi padre que ha sido un actor de teatro y de doblaje catalán que ha trabajado con grandes cineastas catalanes, pues todo esto me ha llevado a que yo haya tomado nota, supongo.
P.– Eso era el big bang, y Alfred explotó. Hay dos personas que no han sido familia directa, pero sí muy importantes para usted: Pau Donés y Albert Espinosa. ¿Recuerda algún consejo, alguna frase que Pau Donés le dijera y que hoy quiera compartir?
R.– Mira, yo con Pau Donés tuve una relación preciosa. Es de las pocas personas que no tiene recuerdos malos. Era una persona con tanta luz, con una mirada tan limpia… Lo conocí ya con la enfermedad, y una de las grandes lecciones que me llevo de Pau es su naturalidad y su cercanía: la última vez que lo vi, después de habernos comido una paella en el Escrivá, se iba a comprar unos clavos a una ferretería porque se estaba montando un mueble en casa: ese era Pau Donés.
Ahora volví a ir al Escrivá, no había vuelto a ir desde entonces, y el camarero me dijo que siempre me veía allí con él… Le dije 'uf, me has destrozado', porque tengo un recuerdo tan bonito… Y Pau sí que me dio un consejo, no voy a especificarlo, pero me dio muchos atajos: me dijo 'si vas por aquí, si te puedes saltar esto, mejor'. Consejos de un tío que había vivido la vida, y el gran ejemplo de Pau es que hay que vivir la vida con urgencia.

El cantante y poeta catalán.
P.– Vivir es urgente. ¿En qué terreno se lo dio, el consejo?
R.– En lo personal. Más que en lo profesional, en lo personal.
P.– Son duros los libros de Albert Espinosa, pero supongo que habrán sido un bastón importante: perdió a un primo suyo precisamente por un cáncer infantil…
R.– Son libros que yo encuentro… balsámicos. Me los leí cuando era adolescente, luego pasé de Albert Espinosa a Emil Cioran. Ambos hablan de la vida y de la muerte, Cioran es el gran divulgador de la vida y de la muerte. A Albert lo conocí antes de ir a OT, le pedí un consejo por si entraba, y le dije que, si algún día necesitaba a alguien para componerle una banda sonora, ahí estaba yo. Y tres o cuatro años después me llamó para hacer la banda sonora de Los Espabilados. Un regalo. Él siempre dice que las pérdidas son ganancias, y es una de las frases que siempre me han ayudado más.
P.– Si sabes cómo convertirlas en ganancias…
R.– Sí, porque cuando pierdes algo, algo nuevo está por llegar. Si no la vida acabaría ahí.
P.– Pero cuando pierdes a una persona, siempre va a estar ahí el dolor. O el recuerdo.
R.– El recuerdo.
P.– Cuando entra a OT, acababa de sufrir la pérdida de su primo.
R.– Sí, pero fue toda una lección de vida. Hay que buscar siempre la enseñanza, porque lo único que sabemos cuando nacemos es que vamos a morir. Si lo aceptas… Y yo en ese momento lo acepté, fue difícil, hay que pasar por eso, y volveremos a pasar una y otra vez, pero hay que saber vivir con eso. Y no hay que tenerle miedo.
P.– Yo tengo mucho miedo a la muerte.
R.– Pero tienes que afrontarlo… Yo soy vulnerable, igual que todo el mundo. Pero esto es como cuando te atracan por la calle. A veces les das la cartera y a veces les das un puñetazo. En la vida pasa igual.
P.– ¿Le ha pasado, le han atracado?
R.– ¡No hablemos de esas cosas! ¿Y sabes también con qué pasa? Con el éxito, que es como subir una montaña. A mí me encanta hacer trekking, y me encanta subir y escalar, pero cuando estás subiendo una montaña lo que tienes que hacer es pensar qué vas a hacer cuando bajes. Porque cuando estás muy arriba en la montaña pierdes oxígeno, tienes mal de altura, te mareas… No puedes estar mucho arriba, tienes que pensar cuál va a ser el sendero que vas a coger para bajarla, y para subir la próxima.

El exconcursante de OT durante la entrevista.
P.– Lo pensaba preparando la entrevista. No había visto su actuación en Eurovisión junto a Amaia, porque no soy seguidora del formato, y al verla ahora me ha parecido bastante impresionante enfrentarse a algo así siendo tan jovencito, y hacerlo tan bien. ¿Cómo se prepara para esos momentos tan potentes, y para su bajada?
R.– Sólo estás devolviendo el amor que te dan, sólo estás dando. No hay nada más allá de eso, dar porque recibes. Hay mucha gente en ese estadio en ese momento, sólo estás dando lo que te están dando.
P.– Lo canaliza.
R.– Eso es. Soy una persona muy espiritual. Sólo hay agradecimiento.
P.– Pero con sentido del humor. En OT ya era un gran imitador, ¿ha seguido con ello?
R.– Bueno, ¡fui a Tu cara me suena y fui finalista!
P.– Sí, me refería más bien a si está imitando a alguien en concreto en su círculo, con sus amigos.
R.– Ah, no sé, a nadie. Soy una persona muy solitaria, yo.
P.– ¿Sí? No lo parece.
R.– Sí, sí, soy una persona muy solitaria, ¿eh?
P.– ¿Pero tiene amigos?
R.– Sí, pero soy una persona muy solitaria. Me gusta estar a mi aire. Me gusta estar solo, ¡soy hijo único! Estoy acostumbrado.
P.– Quizá por eso está muy conectado consigo mismo.
R.– Así es.
P.– Este disco es muy luminoso. ¿Diría que está en su mejor momento, psicológicamente?
R.– Diría que es una etapa en la que hay mucha coherencia entre mi vida profesional y mi vida personal.
P.– ¿Qué le pide a la vida y a la música ahora?
R.– Pues seguir viviendo un sueño, seguir viviendo en este estado bucólico de inspiración y de composición. Aunque es lo que dice John Lennon, life is what happens to you while you’re busy making other plans.

Alfred presenta su nuevo disco T’estimo es te quiero.
P.– ¿Nunca le duele componer? Yo estoy escribiendo mucha poesía que está doliéndome.
R.– Es que la poesía duele más. No sé por qué, pero no compongo lo mismo en canciones que en poesía, es otra manera de hablar, otra forma de mirar.
P.– ¿Está escribiendo poesía ahora?
R.– Sí, ya hice un libro hace unos años, y me he puesto otra vez.
P.– ¿Me podría leer algo nuevo?
R.– ¡Sí! (Alfred pide que le acerquen su móvil. Busca en un documento entre muchos poemas uno en castellano. Y lee):
Báilame como un veneno lento en Jamaa el Fna,
la plaza vibra como tripi barato en la rabal de Alá,
el centro de la Medina es un laberinto de versos
que sudan especias y diesel quemado.
Una nana descompuesta suena a lo lejos,
los Beatles con chilaba,
y el "All you need is love" tatuado en árabe
en un mechero de gas,
entre la orla de estrellas de una bandera vendida al peso.
Y la vida te pasa por los pies
como un yonqui buscando su sombra,
mientras la serpiente,
con hambre de fruta prohibida,
se arrastra entre vendedores de falsos Dior,
selfies, y la mugre dorada del bazar.
Jamaa el Fna:
punto cero del delirio,
donde las cobras te lamen los tobillos
como un poema que nunca se acaba de edificar.
Este poema es una obra registrada. Su reproducción se autoriza únicamente para esta entrevista publicada por EL ESPAÑOL, como adelanto de sus próximos poemarios. Todos los derechos pertenecen a Alfred García Castillo. Queda prohibida su reproducción fuera de este contexto sin autorización expresa del autor.