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Elena Gazapo tiene más de 35 años de experiencia profesional. Licenciada en Medicina, la actual rectora de la Universidad Europea de Madrid (UEM) ha sido elegida como una de las 25 personas de España más influyentes en la Educación, según el ranking de la Fundación Marqués de Oliva.

Referente en las dos grandes pasiones que ha convertido en su profesión, la Medicina y la Academia, la rectora inició su carrera licenciándose en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid, en la que también se doctoró en Inmunología. A nivel educativo, Gazapo lleva vinculada a la Educación desde hace más de 15 años y desde 2019 es la rectora de la Universidad Europea de Madrid, un centro de referencia en la Educación Superior que este año cumple 30 años de vida.

EL ESPAÑOL ha contactado con Elena Gazapo con motivo de la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), la actual Selectividad, para que la rectora proporcione algunas opiniones sobre la prueba en sí, además de abordar cuestiones del mundo universitario tanto a nivel general como en la institución que dirige.

Elena Gazapo, rectora de la Universidad Europea de Madrid, durante una entrevista con EL ESPAÑOL.

Elena Gazapo, rectora de la Universidad Europea de Madrid, durante una entrevista con EL ESPAÑOL. Sara Fernández EL ESPAÑOL

Pregunta.– Más de 300.000 estudiantes de segundo de Bachillerato acaban de enfrentarse a la PAU, ¿qué consejo les daría ahora?

Respuesta.– Que no dejen que la presión se apodere de ellos. La gran mayoría va a superar con éxito esta prueba para la que llevan mucho tiempo preparándose. Ahora se abre ante ellos un mundo lleno de posibilidades, y eso es algo que deberían vivir con ilusión.

Además, les diría que la decisión que tomen no es inamovible. Es importante que no sientan que esta elección marcará su futuro de forma definitiva. Equivocarse es parte del proceso, y siempre habrá margen para redirigir el camino, ya sea cambiando de grado o eligiendo más adelante un posgrado que encaje mejor con sus intereses reales.

Nosotros, en la Universidad Europea, además de hacer simulaciones de la PAU con diferentes colegios, orientamos a los estudiantes en la elección del grado y los acompañamos durante todo el proceso. A menudo recibimos estudiantes que llegan con una idea predefinida (muchas veces influenciados por su entorno) y descubren con nosotros cuál es su verdadera vocación. Ese es, en el fondo, el mejor consejo que puedo darles: que elijan aquello que realmente les apasione. Y, sobre todo, que no teman equivocarse.

P.– A la hora de elegir, padres y estudiantes miran cuáles son las carreras con mayores salidas profesionales y las universidades con mayor tasa de empleabilidad…

R.– Es lógico. La universidad es el paso previo a la inserción en el mundo laboral y todos queremos que ésta sea lo más exitosa posible. Para eso en la Universidad Europea vinculamos cada titulación a la realidad profesional. Nuestro modelo de aprendizaje experiencial pone al estudiante en el centro: primero, en escenarios simulados; y después, en prácticas reales gracias a más de 30.000 convenios con empresas que tenemos firmados.

Además, contamos con una figura absolutamente novedosa, el Job hunter, que se encarga de ayudar a los estudiantes a acercarse a las empresas, buscar las mejores oportunidades y ayudarles en la preparación de su currículum y las entrevistas de trabajo. El resultado es una tasa de empleabilidad superior al 92 % a los 15 meses de la graduación. Y, más importante aún, en la disciplina para la que el estudiante se ha estado formando en la Universidad.

P.– La PAU, la antigua Selectividad, llega al final de un curso académico, sin duda, convulso… ¿qué balance hacen desde la Universidad Europea de Madrid?

R.– Ha sido un curso académico en el que han sucedido muchas cosas. Estamos viviendo un momento muy especial a nivel mundial, y la universidad, como institución educativa, no es ajena a ello. Baste como ejemplo la situación actual de Harvard en Estados Unidos.

Pero si me centro en nuestra Universidad tenemos que hablar de un curso apasionante. Ha sido el curso en el que hemos abierto nuestro Campus Creativo en el centro de Madrid y también la primera Escuela Universitaria de Sostenibilidad de España. Celebramos el aniversario de la apertura de nuestro Hospital Clínico Veterinario e inauguramos el i-Shape, un centro de referencia y puente entre la universidad y la industria deportiva.

Todo este esfuerzo ha ido encaminado, como siempre, a mejorar la experiencia de aprendizaje de nuestros estudiantes, pero además hemos tenido la satisfacción de ver cómo se veía reconocido no sólo por ellos, que nos han confiado su educación, sino por prestigiosos ratings y rankings. Alcanzamos la puntuación máxima de 5 estrellas en el Rating QS y nuestra Facultad de Medicina, Salud y Deportes, ha vuelto a avanzar posiciones hasta situarse en el puesto 25 del mundo en el prestigioso ranking de Shanghái.

P.– Y sin olvidar que este año la Universidad Europea de Madrid cumple 30 años.

R.– Sí. 30 años cargados de momentos memorables y en los que más de 100.000 estudiantes han egresado de nuestras aulas y se han incorporado con éxito al mundo laboral.

Tres décadas que nos han permitido evolucionar sin perder nuestra esencia: un aprendizaje práctico, internacional y personalizado. Hemos pasado de un solo campus a tres (Villaviciosa de Odón, Alcobendas y Madrid capital) y de unos 5.000 estudiantes a más de 26.000.

De un grupo de investigación a casi 70, con investigadores que son referentes mundiales en su área de conocimiento. Cada generación ha aportado una visión nueva, y hoy combinamos experiencia y creatividad para anticiparnos a las demandas del mercado y la sociedad.

Elena Gazapo, en conversación con EL ESPAÑOL.

Elena Gazapo, en conversación con EL ESPAÑOL. Sara Fernández EL ESPAÑOL

P.– Ha hablado usted de investigación, uno de los grandes caballos de batalla de la universidad privada frente a la pública, ¿qué tiene que decir al respecto?

R.– La investigación que se puede hacer y se hace en la universidad privada es similar a la universidad pública, en cuanto a calidad y temática. Nosotros, en concreto, colaboramos activamente con otras entidades públicas, como son los centros de investigación, hospitales u otras universidades. Muchas de estas colaboraciones se establecieron hace décadas y siguen vigentes, lo que demuestra que, más allá del debate político, la colaboración público-privada es una realidad.

Si tuviera que indicar alguna diferencia, diría que la universidad privada, con respecto a la pública, tiene una mayor flexibilidad en sus procesos, lo que hace que las colaboraciones con entidades privadas (empresas tecnológicas, biotecnológicas, farmacéuticas, empresas con base jurídica, etc.) sean más ágiles y versátiles. Esta también es la razón para que la transferencia de conocimiento a la sociedad sea más rápida. De hecho, la flexibilidad de nuestra Universidad ha permitido una apuesta valiente y fuerte por varias áreas de investigación estratégicas que han permitido que la universidad sea un referente en áreas como las ciencias del deporte, la Inteligencia Artificial o la Sostenibilidad.

P.– ¿Y cómo se afronta esa investigación en el caso concreto de la Universidad Europea?

R.– Con una clara vocación internacional y un enfoque multidisciplinar, orientado a generar un impacto real en la sociedad y a ofrecer soluciones creativas y sostenibles a los grandes desafíos globales. Las líneas de investigación de la Universidad Europea se centran especialmente en áreas de alto impacto social como la Salud, las Ciencias del Deporte, las Tecnologías Emergentes —incluida la Inteligencia Artificial—, la Sostenibilidad y la Innovación Social. Estas áreas están lideradas por investigadores de reconocido prestigio, tanto a nivel nacional como internacional, como por ejemplo los profesores Alejandro Lucía y Vicente Javier Clemente, que se han posicionado entre el 2% con más puntuación en Ciencias del Deporte según el ranking de Stanford.

Además de contar con financiación pública competitiva, la Universidad Europea establece alianzas estratégicas con entidades clave mediante cátedras y convenios, lo que facilita una transferencia de conocimiento eficaz hacia la sociedad. Gracias a estas colaboraciones, sus investigadores participan en centros de referencia como IdiPaz o el Instituto i+12, y desarrollan proyectos innovadores como IASalud, centrado en el desarrollo de soluciones de Inteligencia Artificial aplicadas a la medicina.

Situando al estudiante en el centro, la universidad impulsa la investigación e innovación docente como parte esencial de su modelo académico, integrando los avances científicos en el aula a través del Centro de Investigación e Innovación Educativa (CIIE-UE), para ofrecer una formación más actualizada y orientada al futuro.

P.– Pasando a la tecnología, ¿cómo deberá afrontar la universidad el auge de las Inteligencias Artificiales?

R.– Con una mirada estratégica y sin miedo. La IA transformará los entornos de aprendizaje, la evaluación y los perfiles profesionales. Las universidades debemos liderar este cambio, formando a nuestros estudiantes para un mundo que aún está en construcción.

P.– En su universidad, ¿cómo gestionan el reto de la incorporación de la IA tanto los profesores como los alumnos?

R.– Desde un enfoque formativo, ético y práctico. Ofrecemos formación continua al profesorado, promovemos un uso responsable entre los estudiantes y adaptamos nuestros programas para incluir competencias digitales e inteligencia artificial en distintas titulaciones. Si lo tuviese que resumir en una sola frase, te diría que nos enfocamos en enseñar en y con Inteligencia Artificial.

Tenemos Programas específicos en el ámbito de la ingeniería que enseñan esta nueva disciplina. Pero, tan importante como eso, es enseñar un uso responsable y eficiente de esta herramienta en el resto de los programas y áreas de conocimiento. Se trata de que los futuros abogados, periodistas o médicos, por citar algunas profesiones, sepan desenvolverse con éxito en sus respectivos campos sacando el máximo partido de esta tecnología que está transformando nuestra forma de entender el mundo.

P.– Hablemos de sostenibilidad, ¿moda pasajera o cambio profundo que impactará en la educación y el empleo?

R.– Sin duda es un cambio profundo que ya está transformando la forma en que producimos, trabajamos y nos relacionamos con el entorno.

En la Universidad Europea lo vivimos como un compromiso transversal y estratégico, que marca una hoja de ruta común para toda la institución en materia de impacto ambiental, inclusión social, buen gobierno y rendición de cuentas. Un enfoque que se traduce en acciones concretas, como la integración curricular de los ODS en todos los programas académicos y una apuesta clara por la formación con impacto.

En este contexto, este curso hemos puesto en marcha la primera Escuela Universitaria de Sostenibilidad en España, como un espacio de referencia para preparar a los profesionales que liderarán esta transformación. Conectamos la formación con los retos reales de la industria, impulsamos la investigación aplicada y fomentamos las nuevas competencias que demanda el mercado laboral.

P.– La Universidad Europea ha crecido exponencialmente estos años en estudiantes que se forman online, ¿cómo ve esta evolución?, ¿a qué la achaca y cómo conviven ambos modelos (presencial y virtual) en su universidad?

R.– La evolución hacia un mayor número de estudiantes formándose online es una transformación que venimos observando con atención en los últimos años. Este crecimiento responde a múltiples factores: por un lado, el avance de la tecnología ha facilitado plataformas más robustas, accesibles y eficaces; y por otro, los propios estudiantes valoran cada vez más la flexibilidad, que les permite compaginar sus estudios con otras responsabilidades personales o profesionales.

Elena Gazapo, rectora de la Universidad Europea de Madrid.

Elena Gazapo, rectora de la Universidad Europea de Madrid. Cedida

En nuestra universidad, hemos apostado por una convivencia equilibrada entre los modelos presencial y online. Entendemos que ambos tienen fortalezas complementarias y por eso, promovemos ambos escenarios para que cada estudiante pueda elegir la modalidad que mejor se adapte a sus necesidades, sin comprometer la calidad. Aseguramos que nuestro modelo académico impregna ambos modelos, adaptándonos a las particularidades de cada uno de ellos.

Así, por ejemplo, nuestros estudiantes de programas online aprenden gracias a entornos de simulación virtual, con recursos digitales interactivos e innovadores y en entornos de aprendizaje colaborativo. Todo ello es posible gracias a un claustro altamente capacitado en competencias digitales, que asegura un acompañamiento cercano, continuo y de calidad a lo largo de toda la experiencia formativa.

P.– En este momento ¿cuál es su percepción de la calidad de la enseñanza universitaria en España?

R.– No puedo hacer más que romper una lanza en favor de la calidad de la enseñanza universitaria en nuestro país. Aunque la capacidad de mejora es permanente, nuestro sistema universitario es plural y diverso, y en él conviven instituciones públicas y privadas, con modelos pedagógicos que ofrecen a los estudiantes distintas opciones y perspectivas. Esta pluralidad enriquece claramente el sistema y hace que se miren en él sistemas de otros países que buscan un ejemplo en el nuestro.

P.– ¿Qué opina del debate actual y de las reformas legislativas que se están planteando en el ámbito universitario?

R.– Considero que cualquier propuesta de reforma legislativa debe buscar un equilibrio entre la continuidad de nuestras fortalezas y la adaptación a nuevos desafíos. El sistema universitario ha vivido numerosos cambios en un corto periodo, sin tiempo para asimilar ni consolidar los anteriores. Esto impide avanzar hacia un modelo basado en el consenso, como sucede en otros países europeos.

Creo en un marco regulatorio que exija estándares comunes de calidad y equidad, pero que también respete la identidad de cada institución. Porque cuanto más se fomente la autonomía junto a sistemas fiables de evaluación por parte de las agencias de calidad, mejor podrán las universidades adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad.

P.– Usted es la rectora de la Universidad Europea de Madrid. ¿Cómo afectarán estas modificaciones a su institución?

R.– En la Universidad Europea de Madrid llevamos tres décadas apostando por la excelencia académica y por la mejora continua. Somos muy autoexigentes y no hay nada mejor que eso. Trabajamos por y para nuestros estudiantes, centrándonos en su empleabilidad, su conexión con el mundo profesional y las necesidades sociales. Nuestro modelo académico, basado en la simulación de escenarios reales que traemos al aula, supone un elemento diferencial único que es por lo que muchos nos eligen en su proceso formativo.

Hay que ver en qué se plasma finalmente la reforma, pero por lo que conocemos hasta ahora nuestra institución está en disposición de cumplir estas nuevas exigencias y de superarlas en algunos aspectos. En cualquier caso, una vez tengamos el texto final, si se requiere alguna adaptación, la abordaremos como siempre, con diálogo y colaboración con las administraciones.

P.– ¿Cuál es su opinión sobre vincular la calidad universitaria al tamaño de la institución o a que sea pública o privada?

R.– No creemos que tenga sentido medir la calidad en función de etiquetas cuantitativas. Tampoco en función de si una institución es pública o privada. Las universidades privadas formamos parte del sistema universitario español, se nos evalúa con los mismos criterios que a las universidades públicas y prestamos igualmente un servicio público que aporta valor a la sociedad.

Es la calidad del proyecto educativo lo que importa. Si vinculamos esa calidad únicamente al número de estudiantes o al carácter público/privado, corremos el riesgo de dejar fuera instituciones pequeñas o más flexibles que aportan innovación, empleabilidad o internacionalización. Por el contrario, un sistema plural enriquece la oferta. Las universidades de distinta naturaleza se complementan y ofrecen oportunidades diversas.

P.– Más allá de la reforma de la Ley, a nivel general, dígame los principales retos de la universidad en España.

R.– Los retos son múltiples y están muy interconectados. Por un lado, vivimos una época de transformación digital y tecnológica sin precedentes; en la Universidad Europea trabajamos para integrar la Inteligencia Artificial y las herramientas digitales de forma responsable en el aprendizaje, de manera que los estudiantes adquieran un fuerte sentido crítico y sepan usar estas tecnologías al servicio de su formación.

Por otro lado, la internacionalización es clave: debemos seguir fomentando los intercambios de estudiantes y profesores, atraer talento extranjero y colaborar con universidades de otros países para enriquecer nuestras aulas. En materia de investigación e innovación, es urgente fortalecer los vínculos con el mundo empresarial y asegurar la inversión necesaria: queremos que los conocimientos generados en las universidades lleguen al tejido productivo y contribuyan al progreso social. Finalmente, aspectos como la sostenibilidad y la inclusión también son prioritarios: las universidades deben liderar prácticas respetuosas con el medio ambiente y promover la igualdad de oportunidades.

En resumen, más allá de la legislación, el sistema universitario debe avanzar en digitalización, calidad investigadora, conexión con la sociedad y equidad social para preparar mejor a los futuros profesionales.