A la izquierda, la casa en la que mató a las niñas. A la derecha, Cristian con una de ellas en las manos.

A la izquierda, la casa en la que mató a las niñas. A la derecha, Cristian con una de ellas en las manos. D. D. | Cedida

Reportajes Sucesos

Cristian, el 'envenenador ermitaño' de Almería que atemorizaba a todos: "Era violento y peligroso"

El hombre que mató a sus hijas y se suicidó el pasado domingo era conocido en la zona donde vivía. "Cuando bebía era un peligro para cualquiera".

20 marzo, 2024 02:21
Las Alcubillas

Un vecino de Las Alcubillas (Almería) se sube al coche y comienza a narrar. "Este hombre ahora estaba viviendo en una finca que está camino de Alboloduy, pero antes vivió también en la zona de la estación. Allí fue donde me enteré yo por primera vez que le pegaba a la mujer. Vi un coche de la Guardia Civil en la puerta y otro vecino me contó qué había pasado. Era cuando ella estaba embarazada de la pequeña. Luego lo dejaron y él se mudó allí. Cuando bebía, se ponía violento. Se llamaba Cristian".

Concretamente, el nombre del hombre al que describe era Ionel Cristian Rapu (35 años). Este ciudadano rumano vivía desde hacía unos meses en una casa de piedra en medio del monte. De vez en cuando bajaba andando a comprar hasta la antigua Venta del Pino. En la gasolinera se hacía con algunas cervezas. "Era violento y peligroso. Se veía venir que podía hacer algo así", dicen en la zona.

Tampoco se le conocía mucho más por estos lares. Todo el mundo sabía lo justo de un hombre al que otros vecinos tildan de "muy callado", incluso "tímido".

[Cristian mató a sus hijas en una 'visita': las tenía 12 horas pese a su ficha de maltratador en Almería]

La alcaldesa de Albodoluy, Sonia María Guil, confirma que este rumano, de 35 años, “vino al pueblo hace poco, después de separarse. Pero no es un hombre que se haya integrado con los vecinos, más bien ha mantenido una vida bastante aislada. Él se ganaba la vida cuidando las tierras del cortijo donde vivía y echando jornales por la zona”.

Rapu era una especie de ermitaño cuya guarida era una casita de piedras en medio del monte. Cuando uno la ve de cerca se percata que las dimensiones son mínimas, no solo de espacio, sino también de altura. "Dime tú qué condiciones de salubridad tiene esto", dice el vecino que viaja en el coche del reportero.

¿El agua? Supuestamente de un pozo cercano. Unos metros más adelante hay un aljibe. ¿La luz? Si llega, parece hacerlo de unas placas solares colocadas junto al pozo, atisba el vecino. 

El interior de la casa, de escasos metros cuadrados, es deconocido. Solo se sabe que tiene colindante un cobertizo lleno de aperos de labranza. Detrás de la puerta de madera no se adivina nada más.

Entrada de la casa de Ionel Cristian.

Entrada de la casa de Ionel Cristian. D. D.

A este lugar venían las hijas de Cristian, de dos y cuatro años, cada fin de semana para estar con él. Lo hacían desde que un juez había dictado el régimen de visitas por la denuncia de malos tratos que ejercía sobre la madre de los menores. Él, en teoría, no podía acercarse a 500 metros de ella, pero gozaba de la compañía de las niñas 12 horas cada fin de semana, al menos teóricamente. En los últimos tiempos se había eliminado también la entrega de las menores en un Punto de Encuentro Familiar.

La situación era tal que fue él quien consiguió la casa para su expareja y las niñas en Abla, una localidad cercana a donde trabajaba. Entre la casa de la madre y donde vivía el padre hay unos 20 minutos de trayecto por carretera. A eso se le suma un pequeño camino de tierra. 

Este pasado domingo, Cristian envenenó a sus hijas y se suicidó. Fue la madre de las niñas y su experaje, Alina (23 años), quien las encontró sin vida junto a él, que yacía aún inconsciente. 

Autopsia

Este martes se conoció el resultado preliminar de las autopsias realizadas a Cristian y sus hijas. "La muerte se debió a una intoxicación por pesticida", apuntó el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía

Según los resultados del examen forense, la muerte de las menores se produjo por la mañana. "Aproximadamente, en torno a las 9.30 horas". Sin embargo, el padre estuvo con vida hasta las 12 de la noche. Se desconoce por el momento qué hizo durante ese tiempo.

De hecho, cuando la madre de las pequeñas llegó junto a otros dos hombres a la casa de Cristian, él aún tenía vida. También continuaba vivo cuando alcanzaron el lugar la comisión judicial y los servicios de emergencia. Los sanitarios no pudieron hacer nada por salvarle la vida.

El Juzgado de Instrucción número 6 de Almería continúa con la causa, al haber sido el que se encontraba de guardia y el que llevó a cabo el levantamiento del cadáver. Sin embargo, el caso tendrá que pasar al Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Almería.

Violencia Vicaria

La principal hipótesis que maneja la Guardia Civil es que se trate de un nuevo caso de violencia vicaria. El padre acabó con la vida de las niñas después de que la madre rehiciera su vida con otro hombre de la localidad en la que residía.

Los ayuntamientos de Abla y Alboloduy decretaron este pasado lunes tres días de luto por lo sucedido. El consistorio del primero de estos pueblos sufragará los gastos del sepelio de las pequeñas ante la situación de vulnerabilidad que vive la madre desde su llegada a España.

Este martes por la tarde se vivió el momento más duro en el pueblo de Abla. La joven Alina, de 23 años, recibió junto a una decena de amigos y una patrulla de la Guardia Civil los cuerpos sin vida de las pequeñas, de dos y cuatro años, en el tanatorio de la localidad almeriense.