Pablo proviene del latín paulus, que viene a decir 'pequeño' o 'humilde'. Pero Pablo Lafuente, el protagonista de esta historia, es cuanto menos una persona diminuta. Sí destila modestia y sencillez. Bien podría ser, en realidad, sinónimo de perseverancia y mucho esfuerzo. Y es que el joven gallego de 23 años realizó hasta en cuatro ocasiones la Selectividad para dedicarse a lo que realmente le apasionaba: la Medicina. 

Lafuente finalizó Bachillerato con algo más de un seis de media. Una nota con la que era inviable acceder a su carrera de ensueño. Y es que antes de hacer Bachillerato, el joven no sabía cuál era su vocación. "Aquellos años jugaba al fútbol y mi intención era estudiar un grado que me permitiera seguir jugando. Quería que estuviera relacionado con las ciencias de la salud, pero en ningún momento me planteé entrar en Medicina", revela el estudiante a este diario. 

La primera vez que Lafuente se presentó a Selectividad obtuvo una media de un ocho. Muy lejos quedaba el 13 que necesitaba para entrar en Medicina. En aquel momento se le plantearon dos opciones: año sabático, como aquel que dice, con el objetivo de preparar de nuevo la EBAU, o adentrarse, durante dos años, en un ciclo superior de Anatomía Patológica. Y eligió la segunda opción. 

Pablo Lafuente jugando a fútbol. Cedida

Tras finalizar el primer año de dicha FP, Lafuente quiso intentarlo una vez más y presentarse a Selectividad con el fin de obtener una nota superior y poder acceder a Enfermería. Entonces sólo tenía que presentarse a las asignaturas de Biología y Química, que eran las asignaturas específicas de la prueba de acceso a la universidad. Pero, una vez más, no consiguió alcanzar la nota exigida. "Entonces, me vi obligado a realizar el segundo curso del ciclo superior. Ahí comencé con las prácticas y empezó a interesarme todo lo relacionado con la oncología. Fue cuando me planteé estudiar Medicina", cuenta el gallego. 

Lafuente volvió a presentarse, por tercera vez y al acabar Anatomía Patológica, a las asignaturas de Biología y Química de la EBAU con la intención de "sacar una nota más potente". Pero, otra vez, intento fallido. Obtuvo un 12’25 de media. "Aquel año coincidió con el Covid y las notas en las universidades estaban muy altas", lamenta. Con esto, su mejor opción era meterse en el Grado de Enfermería de la Universidad de Santiago de Compostela, ya que "me convalidaban más asignaturas que en la Universidad de Vigo", e intentar, tiempo después, meterse a Medicina.

En ningún momento al joven estudiante se le pasó por la cabeza abandonar. "Me convertí en un meme", expresa entre risas. "Al principio, mi madre me animaba. Estaba acostumbrada a un hijo que se conformaba con sacar cincos. Era consciente del esfuerzo que estaba haciendo para conseguir entrar en Medicina. Me apoyaba mucho. Pero cuando a la tercera no fue la vencida… Siempre era como 'ya va Pablo otra vez a hacer la Selectividad'. Era objeto de risas entre mis amigos, pero aun así recibí mucho apoyo de todo mi entorno", prosigue. 

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Al acabar primero de Enfermería, Lafuente se presentó a la convocatoria de la EBAU de junio y julio. De nuevo, nada. Incluso obtuvo peor nota. En segundo de carrera, y realizando prácticas, el joven gallego sentía aún más la necesidad de hacer Medicina. "En aquel año fui consciente de que lo mío no era la enfermería. Aunque si hubiese tenido que acabar la carrera, la hubiese terminado sin ningún tipo de problema e incluso hubiese ejercido de enfermero", señala. Pero como se ha citado anteriormente, Lafuente es sinónimo de constancia y, por ende, su último pensamiento era darse por vencido. No obstante, en aquel año se vio obligado a dejar el fútbol, puesto que "llegó un momento en que, con las prácticas en el hospital, era incompatible". 

Pablo Lafuente. Cedida

Ese verano, el joven obtuvo el ansiado 13. Le convalidaron hasta ocho asignaturas y actualmente está cursando tercero de carrera de Medicina. Lafuente admite que a día de hoy no sabe hacia dónde va a encaminar su carrera profesional. "Me gusta la oncología. Creo que las situaciones de varios familiares cercanos con el cáncer han hecho que me interese más por esta especialización. Pero también me gusta la cardiología", revela. 

Con esto, Lafuente expresa que "sí es posible entrar en la carrera y estudiar Medicina sin tener notas brillantes". El mayor ejemplo es él. Además, cuenta que el haber tenido la oportunidad de estudiar Enfermería le ha servido para dar importancia a los enfermeros auxiliares y a todo el personal sanitario. "En un hospital todos forman un equipo. Cada uno tiene su función y son igual de importantes", arroja.

El gallego revela que no ha bajado la guardia y que se está esforzando más que nunca: "Me ha costado mucho llegar hasta aquí". Declara que estudia cinco horas diarias, desde las ocho de la mañana hasta la una de la tarde, puesto que después asiste a clase. 

En un futuro, "me veo sacando la carrera sin ningún problema y ejerciendo en unos años, intentando ser un buen médico". Además, admite que su intención es quedarse en Vigo, aunque no descarta hacer la especialidad en un país extranjero.