Javier Barroso y otros agricultores afectados por la DANA: "Hemos perdido el trabajo de todo un año"

Fueron dos oleadas. Tras la primera descarga, sobre las 20 horas volvió a diluviar. Suficiente para que los tomates que Javier tiene en la Puebla se anegaran. “Llevábamos recogida la mitad de la cosecha en estos días. Me quedaban 3 millones de kilos o, lo que es lo mismo, cerca de 500.000 euros que ya tenía comprometidos. Cuando el tomate está en su punto hay que cogerlo en 10 o 12 días y con lo que ha llovido es que ni puedes entrar en la tierra en más de una semana. Todo el trabajo de un año, en balde por unas cuantas horas de agua”, lamenta. 

El tomate crece pegado al campo, por lo que hay que recogerlo con tractores y maquinaria, que ahora mismo no pueden acceder a la superficie cultivable. Los 11 motores de riego con los que cuenta en su parcela también han quedado anegados e inservibles, por lo que da por perdida lo que resta de cosecha. “Es igual que si hubiera pasado un río por aquí. Todavía tengo que hablar con el seguro, pero te cubren muy poco. Te pagan por debajo del precio al que nosotros vendemos los tomates y si consigues que se hagan cargo de la mitad de los daños te puedes dar con un canto en los dientes”, asegura. 

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Zona en la que Javier cultiva sus tomates

Javier tiene 58 hectáreas cultivables. Para quienes tienen unas extensiones relativamente importantes, es el momento de negociar con las aseguradoras. José Berrio, sin embargo, ni siquiera tiene sus 6 hectáreas aseguradas. Afirma que ya lo ha vivido otras veces y que “con el coste de las primas y lo poco que cubren, hasta los propios peritos te recomiendan no asegurar. Cuando te llega una de estas, cada cinco o seis años, pues te la comes y ya está”. 

A él le ha tocado ahora. En su parcela, en el municipio de Mocejón, también en Toledo, cultiva pimientos. La diferencia entre esta hortaliza y el tomate es que el pimiento se puede recoger a mano, por lo que es más fácil entrar antes en el campo e intentar salvar parte de la cosecha. “Ahora mismo es imposible, porque los pimientos tienen 30 o 40 centímetros de agua, pero cuando se seque hay que cogerlo lo más rápido posible. El problema es que si empieza a hacer calor, el pimiento se cuece y no sirve de nada, hay que tirarlo”. 

Son 400.000 kilos de pimientos los que tiene en sus campos. Se empieza a plantar a primeros de junio y se recoge aproximadamente la última semana de septiembre. “Estábamos a punto de empezar a recoger, porque este año se ha adelantado todo, pero no sé si podremos salvar algo. Cada hectárea tiene un coste de unos 10.000 o 12.000 euros, por lo que estaríamos perdiendo más de 60.000 euros”. En su casa, en Mocejón, el agua también ha superado el metro de altura. “El pueblo entero está lleno de barro, esto es como una guerra, todo el mundo achicando agua como puede”, relata. 

Campos de pimientos de José Berrio Cedida

Sin efecto en los precios

Javier y José subrayan que su producción es relativamente pequeña y que no tendrá impacto en los precios finales de los productos frescos. “Los que perdemos vamos a ser nosotros”, coinciden ambos. A pesar de todo, las organizaciones agrarias no han reportado grandes pérdidas. Desde la Agrupación de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) en Toledo aseguran que el balance es de “pocos daños”. “Había tanta necesidad de agua, que en algunos casos ha venido hasta bien”, aseguran por teléfono desde el sindicato. 

Paradójicamente, el sector olivarero se puede ver beneficiado por la DANA. Los olivos han recibido de golpe un agua que les faltaba desde hace meses, por lo que los árboles se cargan de nutrientes y la aceituna engorda con más rapidez si ya había salido. El ministro de Agricultura, Luis Planas, aseguró hace unos días que el precio del aceite bajará “si llueve de forma intensa durante cuatro semanas", aunque desde el sector insisten en que aún es pronto para valorar el efecto que pueda tener esta DANA en el coste al consumidor. 

Gregorio Juárez junto a sus vides Cedida

Las tormentas son, en cualquier caso, positivas para el olivar; no tienen efecto en los cereales, ya que están casi todos recogidos; y apenas han sufrido los productos hortícolas, la fruta o los frutos secos, según UPA. “Si es sólo agua los daños son limitados, lo peor es si esa lluvia viene acompañada de viento o en forma de granizo”, recalcan. La peor parte se la llevan el pimiento -con unas 90 hectáreas afectadas en Toledo, según Efe-, el tomate y, en menor medida, la cebolla. 

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También afectan las inundaciones a la uva, debido a que habrá que retrasar la vendimia hasta que se pueda entrar en los campos de cultivo. Gregorio Juárez conoce bien toda esta situación, porque él tiene olivar, cereal y viñas. “Lo peor para mí, sin duda, es lo de las vides. El terreno está anegado, lo que no quiere decir necesariamente que haya que tirar esa uva, que no es para mesa, sino para vino. Habrá que hacerle tratamientos específicos, pero sí que con tanta agua la uva se raja, por lo que es fácil que le entren bacterias y se pudra.”. 

Viñedos de Gregorio Juárez Cedida

Sus 30 hectáreas de viñas y sus naves están en la localidad de Lillo, también en la provincia de Toledo. “Habíamos vendimiado ya un 20% de tempranillo y, aunque tengo el 80% de la producción afectada, aún es pronto para valorar los daños”. Todo depende de cuándo pueda acceder a sus campos, aunque en este caso el sol sí que juega a su favor para secar cuanto antes la superficie. Define su explotación como “mediana” y, como el resto de sus compañeros, remarca que lo sucedido estos días “no va a afectar en los precios”. Más si cabe en el caso del vino, porque “la uva necesita sol y este año hay producción de sobra”. 

Otras pérdidas

Ninguna organización agraria se ha atrevido todavía a hacer un balance de pérdidas, si bien se espera que sean contenidas. Sí que son más cuantiosas en otros aspectos. El saldo de destrucción de las lluvias torrenciales suma decenas de calles y carreteras anegadas, pueblos declarados como 'zona catastrófica', estaciones de Metro inundadas, líneas ferroviarias cortadas, partidos de fútbol cancelados y, al menos, tres personas muertas en la provincia de Toledo y otras tres desaparecidas entre la Comunidad de Madrid y Castilla La-Mancha.

Las precipitaciones han afectado a todo el país, salvo a las islas Canarias. A lo largo del lunes la DANA se ha ido desplazando hacia el oeste peninsular hasta llegar a Portugal, por lo que este martes y miércoles el agua cesará en gran parte de la Península, especialmente en la mitad oriental. 

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En Castilla-La Mancha han fallecido tres personas: un hombre en Casarrubios del Monte, que había quedado atrapado en un ascensor; otro mientras iba conduciendo por la A-40, en el término municipal de Bargas; y un tercero, un varón de 50 años, en el arroyo Gadea, del municipio de Camarena (Toledo).

Eduardo Cañadas, un guarda de Aldea del Fresno, con el pequeño Izan en brazos durante el rescate este lunes.

Mientras, en la Comunidad de Madrid los sucesos más graves ocurrieron en el municipio de Aldea del Fresno y sus alrededores, donde cayeron tres puentes por la crecida del río. El Gobierno regional ha solicitado que se declare esta zona como catastrófica. Se busca en esta área al padre de un menor que protagonizó el milagro de la DANA, al pequeño Izan, un niño de 10 años que sobrevivió encaramado a un árbol durante más de ocho horas, después de que la corriente se llevara el coche en el que viajaba su familia. 

La DANA también afectó a las líneas ferroviarias, especialmente a los trenes de Larga y Media distancia de la línea AVE Madrid-Andalucía y Madrid-Toledo, que se suspendieron este domingo. El lunes se reestablecieron las líneas, aunque la alta velocidad entre Madrid y Andalucía se redujo a dos trenes por sentido y hora. Cientos de usuarios de tren se han visto afectados este lunes, así como el tráfico en vías secundarias de Madrid y Toledo.