Moisés Belloch, rescatador en Turquía.

Moisés Belloch, rescatador en Turquía.

Reportajes

El rescatador Moisés Belloch ha ido a 12 terremotos y ya está en Turquía: "Cada 12 horas hay la mitad de supervivientes"

Un equipo de 13 rescatadores valencianos junto a dos perros se han desplazada a la zona cero del terremoto de Turquía en menos de 24 horas: "Es un caos".

8 febrero, 2023 02:08
Valencia

Las cifras de muertos y heridos no paran de crecer. La madrugada del lunes, un seísmo de magnitud 7,8 en la escala de Richter hizo temblar el centro de Turquía y el norte de Siria, una región castigada por el conflicto bélico y el desplazamiento masivo de personas refugiadas. Durante las siguientes horas se produjeron varias réplicas, la más intensa, este lunes por la mañana, de 7,6 grados.

A la misma hora, a unos 3.000 kilómetros de distancia en línea recta, Moisés Belloch, un bombero valenciano que preside una ONG de rescate, seguía con atención desde Algemesí (Valencia) las consecuencias devastadoras del terremoto. En apenas un par de horas organizó un equipo de rescate de urgencia compuesto por 13 rescatadores voluntarios y 2 perros para viajar a la zona cero de la tragedia.

"Estamos conectados con Naciones Unidas y, cuando nos dimos cuenta de la magnitud del terremoto, nos pusimos en contacto con la embajada para que autorizara nuestra entrada a Turquía", explica a EL ESPAÑOL desde el aeropuerto de Adana, convertido ahora en la gran puerta de entrada de la ayuda internacional a Turquía.

Un equipo de rescate valenciano llega a Turquía Sara Fernández

El área afectada se encuentra en una zona especialmente conflictiva desde el punto de vista geológico, ya que en este país confluyen tres placas tectónicas: la de Anatolia, la de Arabia y la de África. Moisés conoce bien los movimientos bruscos de esta parte del planeta porque ya fue rescatador en el seísmo que se produjo en este mismo país en 1999: dejó 17.000 muertos

"He estado en 12 terremotos y el primero fue precisamente en Turquía. Era agosto y estábamos con temperaturas de 40 grados desde que salía el sol hasta que se ponía. Es duro, muy duro trabajar en este tipo de situaciones, pero también es gratificante ver cómo te trata la gente a la que intentas ayudar", recuerda. 

[Rescates dramáticos en Turquía y Siria 12 horas después del seísmo: sin luz y bajo la nieve]

El terremoto de Izmit de 1999 fue un seísmo de magnitud 7.6 grados en la escala Richter que sacudió el noroeste de Turquía el 17 de agosto, a las 3:02 am hora local. Duró 37 segundos, matando a 17.000 personas y aproximadamente un millón de turcos se quedaron sin hogar. En esta ocasión, sin embargo, el área afectada es mucho mayor y el frío del invierno está suponiendo un gran problema para rescatar a los supervivientes que se encuentran atrapados bajo el polvo y los cascotes.

El equipo de Moisés con 13 rescatadores forma parte de la ONG Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE) de Algemesí. Está compuesto por especialistas en rescate y sanitarios, guías caninos junto a dos perros, y además lleva hasta la zona de la catástrofe material de localización electrónica, de rescate y sanitario.

El grupo emprendió el lunes su viaje rumbo a Madrid, donde llegó a tiempo para poder embarcar en un vuelo hasta Estambul y dirigirse más tarde a la zona de la catástrofe. Los miembros de la ONG permanecerán en la zona "todo el tiempo que sea necesario" para poder colaborar en las labores de la emergencia.

"Es todo un caos. El aeropuerto está saturado porque también ha sufrido daños. Su capacidad está limitada y se están utilizando aviones más pequeños porque la pista está en mal estado".

Los compañeros de Moisés preparan el viaje.

Los compañeros de Moisés preparan el viaje.

Cada minuto cuenta, sobre todo las primeras 48 horas. "Hay estudios sobre estas catástrofes que nos dicen que cada 12 horas la supervivencia se reduce a la mitad y muere el 50% de las víctimas atrapadas. Es una cantidad importante que se repite en ciclos de 12 horas". Aún así, esperan poder localizar a personas con vida atrapadas entre los escombros desde el lunes.

"En el terremoto de Turquía de 1999 rescatamos a una persona que estuvo siete días atrapada. Es mucho tiempo, pero estaba en buenas condiciones y podía beber agua. Logramos salvar su vida una semana después", cuenta Moisés.

24 años de rescates

Intervención, Ayuda y Emergencias (IAE) es una asociación sin ánimo de lucro fundada en Valencia hace 24 años. En la actualidad, cuenta con más de 600 socios en España, con delegaciones en las provincias de Valencia, Albacete, Navarra o Melilla. Sus miembros, todos ellos voluntarios, tienen en común "el amor por los perros" y su vocación de ayuda a los demás.

Durante todos estos años, se han dedicado a entrenar y preparar perros y guías para poder desarrollar actividades tan importantes, como es la de hacer posible que el olfato del perro pueda ser utilizado para localizar a los supervivientes sepultados en una catástrofe o realizar terapia con personas enfermas de Alzheimer o niños autistas.

El equipo valenciano trabajando en las inmediaciones del aeropuerto.

El equipo valenciano trabajando en las inmediaciones del aeropuerto.

"Nuestros perros trabajan con el olfato y registran la zona para detectar dónde está atrapada la gente. Solo se centran en el olor característico de los seres humanos. A partir de ahí, utilizamos medios electrónicos de localización para poder situar el punto exacto en el que se encuentra la víctima. A continuación, empezamos la perforación con una microcámara para ver cómo se encuentra y nos ponemos a trabajar", explica.

Además de la intervención directa en rescates, la ONG de Moisés destina su ayuda humanitaria a aquellos pueblos que han sido afectados por algún tipo de desastres naturales como sequías, terremotos o inundaciones. En menos de 48 horas envían recursos humanos y materiales que "satisfagan las necesidades más inmediatas". Más tarde, desarrollan una planificación del trabajo que se prolonga mientras persistan situaciones de debilidad social y económica.

"Hay gente que sigue saliendo de la zona afectada y estas situaciones cuestan mucho de gestionar", reconoce Moisés. En este momento, las autoridades intentan "gestionar el caos de las primeras horas hasta que las zonas estén más controladas y los equipos internacionales trabajando". Tras llegar al aeropuerto de Adana y recibir el material de rescate, viajaron otras cuatro horas en coche para llegar a la zona de trabajo asignada por las autoridades.

"Hemos pasado por la mesa de crisis del aeropuerto. Ahí gestionan todos los equipos en diferentes áreas de trabajo para que no pasemos por las mismas zonas y se queden edificios en ruinas sin revisar porque el tiempo juega en contra de las víctimas", afirma. Pese al impacto psicológico que supone trabajar en una catástrofe como la de Turquía y Siria, Moisés asegura que seguirá formando parte de los equipos internacionales de rescate.

"La gente está desesperada y necesita nuestra ayuda. Te lo agradecen mucho aunque no puedas rescatar a su familiar con vida. Eso es lo peor, no encontrar a un desaparecido y decirle a la familia que ha muerto, solo puedes acompañarlos en ese momento y ya está", reconoce.

Moisés todavía no ha olvidado su primer rescate en Turquía en 1999. "La poca agua que tienen se la daban a los perros porque decían que era la única manera que tenían de pagarle al animal por lo que hicieron por ellos y me marcó mucho. Todo esto compensa el desgaste psicológico que supone una intervención de este tipo".