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Reportajes

Beatriz Pablos, la ganadera extremeña que compite con Rosalía o Quevedo en la lista Forbes

Su propuesta sobre la ganadería regenerativa ha llamado la atención de la revista, que la pone al nivel de la artista catalana o de Quevedo. 

24 septiembre, 2022 03:03

Uno nunca sabe hasta dónde va a llegar. O junto a quién. El 2 de septiembre, la revista Forbes publicó su nueva edición. En ella, la reconocida firma de negocios e innovación sacó una de las listas más reconocibles del mundo del dinero, la lista “Los cien más creativos en el mundo de los negocios”. 

La lista, que en esta edición lleva en portada al productor argentino Bizarrap –coautor, junto a Quevedo, de Quédate, la canción más reproducida en plataformas digitales en lo que llevamos de año– menciona a algunas de las mentes más novedosas, disruptivas u originales haciendo dinero, ya sea por sus locas ideas a la hora de incrementar la facturación o por haber montado un proyecto original y, sobre todo, rentable.

Escritores bestsellers, directores de cine, creadores de startups o directores de I+D son algunos de los nombres que aparecen en sus páginas, además de cantantes, como la catalana Rosalía, o chefs de alta gama, como el cocinero Quique Dacosta. Sin embargo, ¿quién dijo que no era posible llegar hasta la Forbes dedicándose al infravalorado sector primario español?

Beatriz Pablos pasa mucho tiempo en el campo. A veces, sola. “Cuando estás tanto tiempo arriba y abajo con los animales es normal que pienses mucho”, asegura. Aunque, por mucho que pensara, asegura también que nunca se imaginó que saldría en las páginas de la Forbes. Beatriz es una trujillana de 38 primaveras que se ha convertido en la primera mujer propietaria de la Ganadería Pablos, una empresa familiar con 120 años de trayectoria que vive arraigada a la provincia de Cáceres.

Hace dos años, poco antes de la pandemia, cogió el timón de la ganadería y decidió seguir con el negocio familiar. Ahora, ha llegado hasta las páginas de la publicación de negocios más importante del planeta por su ganadería regenerativa. Un proyecto en el que utilizan el ganado herbívoro, el suelo y el pastizal. "Moviendo estos tres elementos, mejoramos nuestros suelos en retención de agua y captura de carbono", apunta. De este modo, se consiguen más pastos y de más calidad para sus vacas, lo que provoca un impacto económico favorable"

Beatriz Pablos junto a sus vacas.

Beatriz Pablos junto a sus vacas. Cedida

Beatriz, tras terminar de estudiar cocina en Sevilla –corría el año 2014–, se mudó a Madrid a trabajar en los fogones de algunos de los restaurantes más reconocidos de la capital, como el famoso Zalacaín. Después, estuvo trabajando un tiempo a bordo del donostiarra Mirador de Ulía, desde el cual pegó el brinco nuevamente a la capital en busca de montar su nuevo proyecto. Sin embargo, todo dio un giro en su vida.

“A finales de 2019, estaba en Madrid buscando locales para montar mi propio restaurante. La cocina es algo que me apasiona y a la que, no sé en qué forma, volveré”, relata para EL ESPAÑOL en conversación telefónica.

“Sin embargo, todo cambió cuando mi padre se puso muy malito y falleció. Nuestra familia ha estado siempre muy ligada al campo, así que volví a Trujillo a tomarme un año para mí, de reflexión. Pero no al pueblo propiamente dicho, sino a una casa que la familia tiene en medio del campo”.

Para la mayoría, cambiar el rumor constante de las aceras de la ciudad por el silencio frío del campo puede ser una decisión complicada, casi impensable; de hecho, muchos de los que lo intentan, tras poco tiempo transcurrido, deciden volver a las ciudades. Pero Beatriz no.

“En mi caso, la transición de la ciudad al campo no fue muy complicada. La verdad es que ya estaba cansada del estrés de la ciudad y de la gastronomía. Aunque muchas veces echo de menos el bullicio de una cocina, es un mundo muy estresante”.

De hecho, la inmersión de Beatriz en el aislamiento del campo le pilló en un momento en el que todos los demás también debíamos aislarnos: “Empecé muy poco antes de que empezara el Covid. Puedo decir que gané en calidad de vida, pues yo estaba al aire libre”.

“Aprovechando la llegada de la pandemia, me apunté a todos los cursos de ganadería regenerativa que encontré. Me metí de lleno en este mundo con la ayuda de mi encargado Juan Manuel, que sabe un montón del campo, y mi hermano Maxi, que me apoyó muchísimo”.

La ganadera extremeña Beatriz Pablos.

La ganadera extremeña Beatriz Pablos. Cedida

Aunque esta joven extremeña se ha hecho famosa y ha entrado en una de las listas más prestigiosas del mundo gracias a un trabajo tan noble como antiguo, su modelo de negocio se basa en la ganadería regenerativa, una novedosa propuesta basada en la sostenibilidad y la regeneración de los campos gracias a los animales. “Este tipo de ganadería va más allá que la ecológica, es un nivel superior”.

Mientras que, por ejemplo, para mantener y alimentar una granja de vacas se necesita un espacio en el que vivan los animales y otro en el que se cultive lo que será su comida (con el impacto ecológico que esto conlleva), la ganadería regenerativa basa su modelo en el pastoreo y la libertad de los animales.

Esto, además de causar un impacto muchísimo menor en el ecosistema, puede ayudar a la limpieza y el mantenimiento del campo, ya que un pastoreo planificado permite, por ejemplo, que los animales limpien de forma natural un prado. En muchas zonas de España, de hecho, se fomenta el pastoreo trashumante como medida para la prevención de incendios.

Esta novedosa unión, la de una producción de carne tradicional combinada con una conciencia ecológica, es lo que ha hecho que Beatriz pase de llevar discretamente su explotación a salir en la Forbes y coleccionar titulares. Sin embargo, la regente de Pablos no presume de su posición ni ataca a otros métodos de producción de carne cuando se le pregunta por las macrogranjas, los polémicos centros masivos de cría de animales para consumo humano: “Se ha criminalizado mucho a las macrogranjas sin saber”.

“Lo primero que hay que preguntarse es qué son. Una macrogranja no es más que una explotación ganadera muy grande con mucha densidad de ganado. Por supuesto, esto provoca que haya grandes monocultivos con los que crear el cebado que se le va a dar a los animales, sin embargo, en otras explotaciones ganaderas más pequeñas hacen lo mismo”.

“Si el modelo de producción es el mismo, da igual que sea una macrogranja, porque se le va a seguir cebando a los animales de la misma forma. De hecho, en explotaciones intensivas más pequeñas, es posible que se incumplan medidas sanitarias que en las macrogranjas no, pues tienen todo el día la lupa encima. Aunque sea algo que yo no haga, respeto mucho ese negocio, pues es un medio de vida para mucha gente, además de una fuente de proteína asumible para todos”.

A pesar de que no tiene nada que recriminar a las granjas intensivas, Beatriz asegura también que es posible transformar el sistema de producción para que todas las granjas sean sostenibles: “Solo hay que cambiar la perspectiva, concienciarse. Hay que cambiar los grandes campos de cultivo por zonas de ganadería donde los animales estén sueltos y puedan pastorear”.

Se pueda cambiar o no el sistema de producción, el hecho es que Beatriz ha conseguido salir en una de las listas más prestigiosas del mundo gracias a un modelo de negocio basado en la ganadería tradicional, pero desde un punto de vista ecológico y sostenible.

“Cuando me llamaron para contármelo, no me lo podía creer. La verdad es que no te dan ningún trofeo ni nada”, continúa entre risas, “solo es una entrevista. Para muchas de las personas que salen en la lista, esto les dará igual, pero para mí es genial. Ellos tienen mucha visibilidad, pero yo era una desconocida. Salir en algo así le ha dado un montón de credibilidad a lo que hago. Todavía no hemos comercializado el producto, pero ya tenemos a futuros clientes contactándonos”.

Quién sabe cuántos compañeros de la Forbes comerán la carne de Beatriz sin saberlo.