Daniel N, este jueves, en un parque de un municipio de Murcia donde pasó la noche en su coche, mostrando una de las amenazas que ha recibido por redes sociales.

Daniel N, este jueves, en un parque de un municipio de Murcia donde pasó la noche en su coche, mostrando una de las amenazas que ha recibido por redes sociales. Badía

Reportajes

En el coche y "amenazado de muerte": así vive Daniel N., el hombre que mató a una perra de una patada

Este chófer concede una entrevista a EL ESPAÑOL para disculparse públicamente por matar a la perrita Lola de una patada en Campos del Río.

9 septiembre, 2022 03:55
Campos del Río

Dani ha pasado la noche durmiendo en un Opel Corsa, estacionado en una calle, a un buen puñado de kilómetros de distancia de Campos del Río. "Temo por mi vida", asegura Dani, mientras se enciende un pitillo, sentado en el banco de un parque en el que atiende a EL ESPAÑOL tras huir del citado pueblo murciano. Allí le arrestó la Guardia Civil, este martes, por matar de una patada a Lola: una perra que orinó en la fachada de su casa.

Tal sensación de inseguridad por su integridad física se debe a que decenas de vecinos han roto los cristales de las ventanas de la casa de Dani, además de distribuir su foto por las redes sociales con mensajes amenazantes y de llenar de carteles y grafitis la fachada de su domicilio: 'Vete ya de Campos', 'Asesino', 'Hijo de puta', 'Justicia para Lola'

[El drama de María tras el "asesinato" de su perra: un vecino le propinó una patada mortal por orinar]

"He cometido el error más grande de toda mi vida", admite este madrileño, camionero de profesión, sin poder reprimir sus lágrimas por cuatro motivos. El primero porque sobre su conciencia recae el enorme peso de haber quitado la vida de un plumazo a Lola, una perrita que llevaba trece años haciendo compañía a María, una auxiliar de enfermería en el Hospital Morales Meseguer de Murcia.

El segundo motivo se debe a que se enfrenta a un juicio por un delito de maltrato animal, que le puede suponer una pena de cárcel de hasta 2 años. El tercero: su empresa le ha despedido, a raíz de que se viralizasen los vídeos de la protesta que decenas de vecinos convocaron frente a su casa, obligando a la Guardia Civil a proteger a Dani para evitar que le agrediesen por haber pateado mortalmente a la perra de María.

El cuarto motivo de su pesar son los destrozos causados a su casa, como advertencia de lo que le espera si regresa a Campos del Río. Prueba de ello es el mensaje que Dani muestra a este diario y que fue publicado este miércoles en Instagram, en cuanto quedó en libertad tras declarar en los juzgados. La publicación que le pone en 'busca y captura vecinal', incluye una foto suya con su novia: "El asesino de Lola sale absuelto. Los vecinos le vieron salir de su casa en un coche distinto. Puedes huir, pero no puedes esconderte. El juez ha decidido dejarlo en manos del pueblo. ¡Cumplamos su voluntad! Que sus caras se vean en todo el país. Tenemos que encontrar a ese asesino".

Daniel, este jueves, en la entrevista que concedió a EL ESPAÑOL para pedir disculpas por matar de una patada a la perrita Lola.

- ¿Cómo ha terminado durmiendo en un coche después de que el Juzgado de Instrucción número 1 de Mula le dejase en libertad con cargos, por un delito de maltrato animal?

- Daniel: Tuve que llamar a un amigo para que me recogiese y cuando regresé de los juzgados a mi casa, en Campos del Río, ya había gente esperándome y grabándome. Me metí al garaje a por mi coche para irme porque era el único medio en el que podía estar, moverme y sentirme más seguro. No entiendo esta persecución.

Le invade una sensación de inseguridad tan grande que solo accede a atender a EL ESPAÑOL con la condición de no desvelar el municipio en el que se produce la entrevista. "Me he marchado de Campos del Río porque me han destrozado la casa entera, me han dicho que me van a prender fuego y han amenazado de muerte a mí y a mi mujer".

De hecho, Daniel N. I., de 38 años, explica que su pareja está alojada en otra localidad murciana, en el domicilio de unos amigos. "Tengo miedo de volver a mi casa hasta para recoger mi ropa y por eso llevo tres días con la misma ropa. No he podido entrar ni a por los dos gatos que tengo y se me van a morir. ¿Y ellos son los que andan protegiendo a los animales? ¡No tienen ni puta idea de lo que es proteger a un animal!"

"Siempre he tenido mascotas"

Este madrileño saca su móvil para enseñar al periodista fotos y vídeos de sus dos gatos para demostrar que no tiene nada en contra de los animales. "Siempre he tenido mascotas desde bien pequeño. Primero mis padres se quedaron con una pastora inglesa, tenía seis años, se llamaba Kyra, después yo adopté en una protectora a dos perros, Troy y Nano, y finalmente, saqué de la calle a Nico", según enumera, antes de proseguir mostrando imágenes donde Daniel aparece acostado con un lindo gatito.

"Desde que me compré una casa en Campos del Río no tengo perros, solo dos gatos: este se llama Debilucho porque me lo encontré en la carretera, a la altura de Cañada Hermosa, y este es Colin, en honor a Colin McRae, piloto de rali, porque soy aficionado al mundo del motor". Y de casta le viene al galgo porque el padre de Daniel fue mecánico. "Antes de ser camionero, yo también trabajé en varios talleres, algunos llevaban el mantenimiento de coches que competían en la Copa Hyundai y en la Copa GT".

Dani, junto a uno de sus dos gatos, en un vídeo que aporta a EL ESPAÑOL para demostrar que no odia a los animales.

Esa labor en la mecánica llevó a este madrileño a pasar una temporada trabajando en Alemania hasta que sufrió un grave accidente de coche en 2014, que le causó secuelas a nivel cervical y lumbar. Algo que acredita mostrando a este diario su última receta electrónica con un cóctel de once medicamentos, entre los que se incluyen la morfina y el orfidal.

"Una colisión me dejó lesiones severas de espalda, el frío me sienta mal, y busqué un clima cálido para los dolores". En 2018 llegó a la Región de Murcia y antes de estallar la pandemia se compró una casa, en la calle Delicias de Campos del Río, por 40.000 euros, con la idea de reformarla junto a su novia. Pero ese sueño asegura que se puso cuesta arriba por dos causas. La primera: su estado de salud mental. "Estuve un año en paro y caí en una depresión". Y la segunda: la convivencia vecinal.

La guerra del pipi perruno

Llegado este punto de la entrevista surge el origen de la injustificable y brutal agresión que este martes sufrió Lola: esta perrita pagó con su vida la guerra con los pipis que Dani denuncia mantener con el vecindario. "Tenía una parte de mi casa anulada porque por culpa del olor de los orines de los perros no se podía estar: se meaban en la fachada y en una puerta lateral metálica, filtrándose dentro de mi domicilio".

El periodista, antes de convencer a Daniel para entrevistarle, se ha desplazado a Campos del Río para conocer el tipo de relación que los residentes de la calle Delicias mantienen con este chófer madrileño. Y solo un parroquiano le dedica buenas palabras. "Es una persona que no socializa con nadie: desde que se instaló ha tenido broncas porque le tiene fobia a los perros", según resume Pedro, mientras arregla una Derbi Star en un garaje. "Lo que pasó el martes con esa perra le podía haber pasado a cualquier otra mascota: es menester que Daniel se vaya".

Puerta a puerta, el comentario se repite como un mantra: "Es una persona problemática". Así lo sostiene Juan, propietario de Coco, un caniche, de 8 años: "Hace dos semanas me amenazó, me dijo que estaba hasta los cojones de mi perro y que le iba a dar una puñalada". Este vecino, de 48 años, afirma que a partir de ese momento cambió la ruta de los paseos con su mascota: "Tenía miedo y ya no iba al descampado de la Vía Verde porque hay que pasar por delante de la casa de Daniel".

Precisamente, este martes, a las 8.50 horas, María Martínez, una auxiliar de enfermería, se adentró por la calle Delicias, para dar un paseo matutino por la Vía Verde con su perrita: Lola. El can pasó por delante de la casa de Daniel, hizo pipi en su fachada y supuestamente murió de una patada que el chófer le propinó, seccionándole la médula espinal.

Daniel, este jueves, en la entrevista que concedió a EL ESPAÑOL, explicando porqué pateó a la perrita Lola.

- ¿Usted odia a los perros?

- Para nada le tengo fobia a los perros.

- Entonces, ¿qué le ocurrió este martes con la perrita Lola?

- Daniel: Saqué el coche del garaje para irme al trabajo. Este martes era mi primer día en una empresa de transportes. Entonces, vi a una vecina que iba con su perro suelto por la calle, ella se dio cuenta de que su mascota se paró a mear en la puerta de mi casa y no le dijo nada. El perro siguió adelante, hasta la esquina de mi fachada, volvió a mear y su dueña tampoco dijo nada.

Yo me bajé del coche porque quería echar de allí al perro y fui a darle una patada para echarlo para que dejase de mear en mi casa, pero llevaba puestas las botas del trabajo que tienen punta de acero porque son de riesgos laborales. Tuve la mala suerte de que el perro murió. Jamás quería matarle.

- Hay otros métodos sin necesidad de recurrir a la violencia. ¿Se arrepiente de haber espantado a una perrita de una patada?

- Me arrepiento cada minuto. Yo no voy haciendo daño a los animales.

- ¿Hablará con María para pedirle disculpas por haber matado a Lola de una patada?

- Me gustaría hablar con ella porque creo que se merece unas disculpas por mi parte. No para lavar mi imagen, ni muchísimo menos, sino porque de verdad se merece que me disculpe con ella.

- Vecinos de la calle Delicias aseguran que usted les ha amenazado por sacar a sus mascotas a hacer sus necesidades. ¿Es cierto?

- No. Yo lo que les he dicho es que si no les da vergüenza dejar que su perro orine en la puerta de mi casa. De hecho, a una vecina le dije: 'mañana voy a ir yo, a mear a la puerta de tu casa, a ver qué te parece'. Ella me contestó que no era para ponerse así. Claro, como no es en su puerta, pues no le molesta.

Puso cámaras de seguridad

La guerra de los pipis caninos que libraba Daniel le empujó a instalar dos cámaras de seguridad en su casa. Una en la puerta y otra en la fachada lateral. También denunció la situación en el Ayuntamiento y en Facebook.

"Puse quejas por escrito y ponía los comentarios por redes sociales de que un día iba a haber problemas. Por eso puse las cámaras en mi casa: para saber el dueño que era y poder denunciar a ese dueño porque es un irresponsable. Para empezar, a un perro hay que sacarlo atado, ir con una botella con agua y vinagre para el pipi y controlar que no dañe la propiedad de otra persona, si no haces eso, eres el primero que lo está haciendo mal", argumenta este madrileño -cargado de razones-.

La alcaldesa, María José Cerón, aclara que las cámaras de seguridad que puso en su casa eran ilegales porque enfocaban a la calle. "La Policía Local le pidió que las retirase y su respuesta fue presentar un escrito de queja contra el cabo", apunta la regidora. "Este señor, a través del Messenger del Ayuntamiento se quejaba, una y mil veces, diciendo que somos unos sin vergüenzas y unos marranos, diciendo que tuviésemos más cuidado con los pipis y las defecaciones de los perros, pero lo hacía en general y nunca tramitó un escrito oficial de denuncia sobre su vivienda".

La casa de Daniel amaneció este jueves llena de pintadas amenazantes y con los cristales rotos de las ventanas.

Este jueves se celebró una concentración pacífica, a las puertas del Ayuntamiento, a la que asistieron decenas de vecinos para mostrar su rechazo a este terrible caso de maltrato animal y para apoyar a María Martínez. La auxiliar de enfermería no pudo reprimir las lágrimas al ver a algunos asistentes sujetando fotos de su perrita: Lola. "Este señor es la peor versión del ser humano", sostiene la alcaldesa. "Como Administración hemos hecho lo que debíamos, personándonos en la causa judicial para que este caso no caiga en saco roto para la Justicia".

Daniel no asistió a la concentración para disculparse con María porque teme sufrir represalias, a pesar de que por delante de su casa ya no pasa nadie. Está todo lleno de pintadas, cristales rotos, pancartas tiradas, fotos de la perrita Lola y mensajes del tipo: 'El pis se limpia, tu actitud no'. 

- ¿Cómo definiría su situación actual?

- ¡No tengo vida, no tengo vida! La empresa para la que empecé a trabajar me ha despedido. Al segundo día les llamé para decirles que no había ido porque me arrestó la Guardia Civil y es lógico, yo tampoco quiero a un empleado así. ¿Ahora q? ¿Eso quién me lo va a pagar? ¿Quién va a reparar mi casa? ¿Dónde puedo vivir? En un coche puedes pasar un día o dos, pero no es manera de poder vivir.

- ¿Piensa ejercer acciones legales contra los que han causado desperfectos en su casa y están induciendo al odio contra su persona en redes sociales?

- Haré lo que me recomiende mi abogado.

Pasadas las dos de la tarde concluye la entrevista con Dani, no le gusta que le llamen Daniel porque su nombre completo se lo decían sus padres cuando le regañaban. Este treintañero se dispone a marcharse de vuelta a su coche, para aislarse del calor sofocante con el aire acondicionado, mientras piensa a qué sitio ir a comer, que sea poco concurrido para que no le reconozcan, y barato, ya que está en paro. "He perdido un salario de 1.550 euros, a cambio de hacer rutas de nacional para una plataforma logística".

- Dani, ¿piensa volver a su casa de Campos del Río?

- No. ¿Para qué? Si voy allí me estoy jugando la vida.